Si pensamos en el cine de animación, pensamos en Disney y Pixar. A veces también se cuela en nuestros pensamientos algún Studio Laika o un Illumination, pero poco más. Demuestran que se pueden hacer grandes producciones, dirigidas a cuanto más público mejor, sin prescindir de una autoría, una identidad y un alma diferente en cada película. Pero, no lo vamos a negar, esa alma es desbordantemente americana.
Hay mucho cine más allá de las fronteras estadounidenses. Unas animaciones también con alma, con una identidad a años luz de la americana, y que de ser, no serían ni de la misma raza. De cada cultura y cada sociedad nace un arte distinto, y aquí traigo 10 muestras de ello.
Kirikú y la Bruja (Michel Ocelot, 1998)
Si alguien conoce esta película sin duda se estremecerá solo con escuchar el nombre de la bruja Karabá, que tiene sometida a una pequeña aldea en el corazón de África. Kirikú es un recién nacido que piensa salvar a su pueblo de la maldición, libre de aquello que lastra a sus convecinos —el miedo, los prejuicios o la fuerza bruta— y armado con la sabiduría, la inocencia y, por encima de todo, la curiosidad. La película se centra en responder a una pregunta: ¿por qué la gente hace lo que hace? Una invitación a entender a las personas y, especialmente, a aquellas que odiamos.
Ernest & Celestine (Benjamin Renner, Stéphane Aubier, Vincent Patar, 2012)
Pocas historias de amistad se han contado con tanto mimo en el cine de animación. Un Romeo y Julieta donde los Capuleto y los Montesco son osos y ratones que han nacido para vivir separados, al menos hasta que Ernest y Celestine llegan para demostrar lo contrario. El minimalismo del dibujo, la ternura de la acuarela, la comedia de slapstick, los diálogos inocentes y el fondo adulto, dan como resultado una obra merecedora del Óscar que Frozen (Chris Buck, Jennifer Lee, 2013), y no ella, se llevó.
La vida de calabacín (Claude Barras, 2016)
Que las películas infantiles se dirigen también a un público adulto es una realidad, pero esta no lo hace solo con el fondo, sino también con la forma. Esta obra suiza cuenta una historia de abandono y depresión en mayúsculas, con unos personajes a stop motion lejos de estándares de belleza y cerca de la cruda realidad. No hablamos de animación hecha para adultos, sino de una de las apuestas infantiles más arriesgadas en jugar con la fina línea entre crudeza y ternura.
El secreto del libro de Kells (Tomm Moore y Nora Twomey, 2009)
Tomm Moore se gana a pulso estar en esta lista, y si me pusiese cabezón sus películas ocuparían toda el artículo. Las geometrías enrevesadas, la simpleza de los detalles —en el mejor de los sentidos—, el aura de una Irlanda tradicional y una narrativa de cuento, hacen de Moore un artista inconfundible. En esta ocasión, se distingue aún más por atreverse a reflejar en animación la belleza de una de las obras más importantes en la historia del arte y la religión: el libro de Kells.
La tortuga roja (Michaël Dudok de Wit, 2016)
Hayao Miyazaki aseguró una vez que si el Studio Ghibli decidía producir fuera de Japón solo podría hacerlo con Michaël Dudok. Afortunadamente para nosotros, así fue. El resultado es una película sin diálogos, donde todo el peso recae en la imagen, en el paisaje, inmenso y precioso respecto a la diminuta figura del ser humano. Todo en favor de reflejar el ciclo de la vida desde el más puro minimalismo. El lema “menos es más” nunca había cobrado tanto sentido.
Bienvenidos a Belleville (Sylvain Chomet, 2003)
Hay un lugar de encuentro entre el Mickey Mouse de los años 30, el slapstick de Jacques Tati, el ritmo urbano de Nueva Orleans y la estética de una caricatura melancólica en la vieja casa de una anciana. Ese lugar se llama Bienvenidos a Belleville, y es una de las películas más peculiares del último siglo. También sin diálogos y con una trama sencilla de un secuestro, Sylvain Chomet confecciona una divertidísima, oscura e irónica obra de animación.
Psiconautas, los niños olvidados (Alberto Vázquez, Pedro Rivero, 2015)
Si el terror moderno acostumbra a aprovechar nuestros monstruos internos para crear monstruos reales, Psiconautas lo hace con la adicción. A la droga, en el sentido más literal, pero también a sus otros temas, como a la contaminación, al miedo, al abuso de poder o al instinto de supervivencia. Cien historias conviven en una, y todas ellas nos dicen “sálvese quien pueda”. Una película maravillosa que habría nacido del matrimonio entre Guillermo del Toro, Lovecraft y Tim Burton.
Mary and Max (Adam Elliot, 2009)
Las relaciones a distancia son difíciles de sobrellevar, más aún entre una niña que sufre bullying en un barrio pobre de Australia y un anciano judío con asperger de Nueva York. Dos personas que no tienen absolutamente nada que ver pero que les une la correspondencia por carta y un mundo en el que se sienten incomprendidos. Entre una estética desagradable, como ellos resultan a los demás, y una historia tierna y humilde, como son sus emociones, Mary and Max encuentra una personalidad que la distingue de cualquier otra producción.
El caso de Hana y Alice (Shunji Iwai, 2015)
Este anime destaca curiosamente por alejarse de las convenciones de ese tipo de animación. Tal vez por no venir de un manga, o por una libertad creativa excepcional en la industria, Shunji Iwai juega extraordinariamente con la profundidad de campo, con complejos movimientos de cámara y sin abusar de monólogos internos o de dilatación temporal. Así consigue mantener un aura anime en todos sus planos a la vez que se distingue de cualquier otro cineasta japonés.
Tito y los pájaros (Gabriel Bitar, André Catoto, Gustavo Steinbertg, 2018)
Y lo mejor para el final. Esta obra maestra brasileña que no tuvo la cabida que merecía en los cines españoles nos habla de la cultura del miedo, de cómo el poder manipula y cómo nosotros nos rendimos ante él. Un retrato literal de la expresión “el miedo paraliza”, con preciosas pinceladas a mano para crear los fondos, deformes líneas para definir a los personajes y una música que encoge el alma. Sin duda alguna, una de las mejores películas de animación de los últimos años.
¿Dónde puedes ver estas películas?
Ernest & Celestine (Prime Video), La vida de Calabacín (Prime Video, Filmin), El secreto del libro de Kells (Filmin), La Tortuga Roja (Prime Video, Filmin), Psiconautas, los niños olvidados (RTVE a la carta), El caso de Hana y Alice (Filmin), Tito y los Pájaros (Prime Video).