En esta revista condenamos a todo aquel que use esa frase tan fea de «no eres como las demás chicas», y como mínimo desconfiamos de quien hable así sobre una serie. Pero eso no quita que cualquier ficción pueda —¿deba?— tener algo especial que la haga única, tanto como únicas son las demás. Las series que aspiran esta noche a ganar los Premios Feroz 2022 demuestran un año más que la ficción televisiva española es digna de admiración. Hoy repasamos ese “algo especial” de las nominadas a Mejor serie dramática y Mejor serie de comedia.
Venga Juan (Diego San José, 2019-2021)
Venga Juan tiene tantas cosas estupendas que es difícil elegir una: desde esa comedia incómoda que, aunque quieras, no puedes dejar de mirar, hasta el propio Javier Cámara, pasando por el desarrollo perfectamente equilibrado de unos personajes polifacéticos, irónicos e icónicos a los que aprendemos a querer aunque sean odiosos. Ha logrado satirizar la política española con tanto acierto que, en estos tiempos tan esperpénticos, es difícil diferenciar una noticia real de un titular de la serie. Pero, de esta última temporada, me quedo con el retrato de la corrupción como algo absolutamente cutre y chapucero, con esas vergonzosas conversaciones entre amigotes que nada tienen de astucia o finura y que no podrían destilar más verdad.
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Maricón perdido (Bob Pop, 2021)
La emoción es el ingrediente estrella de la serie de Bob Pop. Nadie sabe mejor que él mismo cómo se sintió en ese puñado de momentos horribles y maravillosos que ha decidido sacar de sus recuerdos y compartir con el mundo. Quizá por eso lo transmite con tanto acierto. Nos guía humildemente, como queriendo asegurarse de que nos sintamos cómodos, durante todo ese recorrido por el crecimiento y la aceptación de uno mismo, pero en el camino nos rompe y nos recompone el corazón mil veces. Nos lleva tan dentro de sí mismo que, cuando llega el momento de decirnos adiós, nos sentimos desamparados. Pero también esperanzados por ese canto al respeto, a la superación y a la valentía de seguir, pase lo que pase.
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El tiempo que te doy (Nadia de Santiago, Pablo Santidrián e Inés Pintor, 2021)
Hay varias series de los Feroz 2022 que son enormes en su sencillez, pero quizá El tiempo que te doy es la que más responde a esa idea. Desde lo pequeño, lo cotidiano y lo íntimo, y con capítulos de solo 11 minutos, aborda con sensibilidad el proceso de duelo tras la ruptura de una pareja.
Pero lo más importante aquí son los tiempos: eso es lo que la hace única. El formato de la serie es fundamental para la trama, porque sigue el mismo modelo que utiliza Lina, la protagonista, para superar la pérdida: darle cada día un minuto menos a los recuerdos de esa persona, y vivir un minuto más de presente. Así, el primer capítulo le dedica 10min al pasado y solo uno a la vida actual de Lina, y el último justo al revés. La estructura nos invita a sentir lo que ella siente, enganchándonos a su historia de amor en los primeros episodios, pero obligándonos a abandonarla paulatinamente para centrarnos en su presente, que cada vez nos interesa más.
Reyes de la noche (Adolfo Valor y Cristóbal Garrido, 2021)
Es muy difícil despegarse de Reyes de la noche una vez empiezas, de su ritmo y el magnetismo de sus personajes (e interpretaciones). Pero creo que lo mejor de la serie es cómo construye la rivalidad entre los dos protagonistas. Partiendo de unos cimientos muy sólidos, y con mucha coherencia y atención al detalle, logra que El Cóndor y Jota Montes —maestro y pupilo— pasen del cariño y la admiración a un odio cada vez más visceral, mientras se empieza a intuir el declive y el despegue, respectivamente, de sus carreras profesionales. Es todo un manual sobre cómo enfrentar a dos personajes. Por eso y por más, lamentamos mucho que Movistar+ decidiera cancelar esta ficción que nos ha llevado embelesados a la radio de finales de los 80.
Cardo (Ana Rujas y Claudia Costafreda, 2021-)
A ritmo de marcha de Semana Santa y con cierta esencia quinqui, Cardo cuenta con crudeza y frontalidad la caída al abismo de María justo antes de su treinta cumpleaños. Diría que lo más singular es su honestidad a la hora de retratar el sentimiento de angustia y desorientación de toda una generación que debe enfrentarse ya a las grandes decisiones de la vida adulta, pero que no es capaz de sobreponerse a una época de incertidumbre, pesimismo y escasas oportunidades. El sexo, los bares y, sobre todo, las drogas, son lo que elige María para evadirse de la inminente llegada de la responsabilidad y las consecuencias de sus decisiones, tan inevitables como sus treinta años.
Hierro (Pepe Coira, 2019-2021)
Hierro tiene mucho que reseñar: entre otras cosas, sus complejos y carismáticos protagonistas que cierran excelentemente sus arcos en esta segunda temporada. Pero me parece que su “algo especial” es cómo pone en relieve el entorno en el que se inspira. La serie no solo retrata meticulosamente el ecosistema de la isla canaria del Hierro haciendo que lo sintamos vivo y real, sino que también lo integra hábilmente con la trama ficticia y el drama de los personajes, de forma que tenga influencia y que incluso se revele vital para el desarrollo de la historia.
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Vida perfecta (Leticia Dolera, 2019-2021)
Vida perfecta es la naturalidad y el realismo hechos serie. La primera temporada vino a desmitificar la vida adulta: los planes y las aspiraciones pasan a un segundo plano cuando se nos cae la vida encima y nos vemos arrastrados por las circunstancias. A las tres protagonistas no les queda otra que asumirlo y hacer lo que puedan con lo que les ha tocado.
Esta vez, con la misma frescura y sin abandonar muchos de los temas de la primera, la segunda temporada quiere desmitificar la maternidad. No, no es tan bonita como la pintan. No lo cura todo ni le da un nuevo sentido a la vida. Es dura, muy dura, y a veces llega con sorpresas desagradables, como una depresión post-parto. En Vida perfecta hay muchas ganas de contar la verdad de lo cotidiano sin tabúes, pero con un poso optimista que nos recuerda que todo tiene su parte buena y casi siempre se puede salir adelante. Con un bebé, también.
Historias para no dormir (Alejandro Ibáñez y Víctor García, 2021)
La nueva Historias para no dormir ha homenajeado y actualizado el clásico de Chicho Ibáñez Serrador que estuvo en antena entre 1966 y 1982. Los remakes no están del todo bien vistos y tendemos a pensar que no pueden alcanzar la calidad del original. Nada más lejos de la realidad. Los cuatro episodios de Historias para no dormir han sabido recoger la marca, la esencia y las historias de su homónima y traerlas al presente, a los medios y al lenguaje cinematográfico actual. Y, lo que es más importante, nos han permitido ver el clásico desde otro ángulo, a través de cuatro nuevas y talentosas miradas que tienen mucho que aportar.
La Fortuna (Alejandro Amenábar, 2021)
Con los ambiciosos medios que su nombre puede reunir, Amenábar saltó a la ficción televisiva con esta producción internacional que recupera las formas de los clásicos de aventuras. Entre sus ingredientes hay barcos transatlánticos, viejos tesoros, piratas modernos… y burocracia. En el mundo actual las aventuras son un poco distintas y los héroes pueden ser funcionarios, personas anónimas que trabajan cada día por su país, por los ciudadanos y por lo público sin esperar ningún reconocimiento.
¿Dónde puedes verlas?
Venga Juan (HBO Max), Maricón perdido (HBO Max, Movistar+), El tiempo que te doy (Netflix), Reyes de la noche (Movistar+), Cardo (ATRESplayer), Hierro (Movistar+), Vida perfecta (Movistar+), Historias para no dormir (Prime Video), La Fortuna (Movistar+).
Muy interesante artículo. Gracias.