Esta semana se cumplen 24 años del estreno de Buffy Cazavampiros (Joss Whedon 1997 - 2003), una de las series juveniles más icónicas de la historia de la televisión. A través de un envoltorio fantástico que jugaba en el terreno de la serie B, la ficción acercó a nuestras pantallas un arquetipo de heroína muy necesario para la época. Acompañado por un trasfondo muy humano, logró amasar una legión de fans que la encumbró como serie de culto.
La serie me acompañó religiosamente durante los últimos años de mi infancia y mi adolescencia y me fascinó por completo (todavía recuerdo ahorrar durante meses para comprarme el pack en DVD en el videoclub de mi barrio). Por ello, hoy me gustaría rendirle un pequeño homenaje a través de cinco episodios que se quedaron grabados a fuego en mi mente.
Advertencia: La lista contiene algunos spoilers.
Silencio (Temporada 4, episodio 10)
Esto no es sólo opinión personal, este episodio está considerado como el mejor de la serie por la mayoría de los fans (y no sólo por ellos; el episodio estuvo nominado a un Emmy en la categoría de mejor guion). El capítulo presenta a los que probablemente sean los monstruos más terroríficos que he visto en la televisión: unos seres de cuento de hadas llamados ‘los caballeros’, que cuando llegan a un pueblo roban las voces de sus habitantes para luego extirparles los corazones sin que nadie pueda oírles gritar. Supone, además, el primer contacto de Tara con Willow, siendo la primera pareja lésbica que apareció en televisión de forma normalizada.
El cuerpo (Temporada 5, episodio 16)
Probablemente el capítulo más duro y triste de toda la serie. La trama sobrenatural se aparta a un lado y la cazadora deja de luchar contra las fuerzas del mal para enfrentarse a un miedo mucho peor: la muerte repentina de su madre debido a causas naturales. La ausencia de música en la escena y la desesperación en plano secuencia de Sarah Michelle Gellar heló la sangre de los espectadores más que cualquier monstruo, y me la sigue helando cada vez que la veo.
La chica de la profecía (Temporada 1, episodio 12)
Quizás haya episodios mucho mejores en toda la serie, pero este me parece muy importante para Buffy como personaje en sus inicios, para su consolidación con el rol de cazadora. Siguiendo una antigua profecía, Buffy se enfrenta al Maestro, el gran enemigo de la temporada, a sabiendas de que su destino es morir en la pelea. Por primera vez, deja de lado la dualidad de su vida adolescente y acepta el papel que le ha tocado en la vida, para luego revivir y volver a pelear con el Maestro mientras la boca del Infierno se abre en pleno baile de graduación.
Otra vez, con más sentimiento (Temporada 6, episodio 7)
Otro de los episodios que se recuerdan con más cariño dentro del fandom, además de destacar por su estreno en salas de cine. Un nuevo demonio llega a Sunnydale, y sus poderes hacen que los habitantes den el do de pecho y expresen sus emociones más profundas al estilo de un número musical de Broadway. De primeras suena guay, pero cuidado: si te vienes muy arriba, tus emociones te hacen bailar hasta explotar. Un capítulo fresco y divertido, además de hacer patente por primera vez el rencor que Buffy sentía hacia la Scooby Gang por haberla resucitado.
El deseo (Temporada 3, episodio 9)
Un capítulo icónico por el elemento meta que supone dentro de la serie: aparece por primera vez el demonio vengativo Anya, que más adelante se convertiría en un personaje recurrente. Cordelia desea que Buffy nunca hubiera llegado a Sunnydale y Anya se lo concede, transportándonos a una realidad alternativa donde la cazadora nunca paró al Maestro, el ritual de la cosecha nunca se interrumpió y los vampiros campan a sus anchas por Sunnydale. Un giro alternativo de la historia que a todos nos resultó curioso, simpático e inesperado. Y un plus por Willow convertida en una vampira gótica.
Puedes disfrutar de la serie al completo en Disney + y Prime Vídeo, que también cuenta con la película en la que se basó.