En el cine no siempre son necesarias las elipsis para generar tensión, para hacer reír o para contar una historia emocionante. Hoy hablamos de siete películas en las que la acción transcurre en tiempo real: un minuto en la pantalla es un minuto en la ficción (o casi).
Hierve (Philip Barantini, 2021)
Rodada en un único plano secuencia, la película de Philip Barantini sobre los trabajadores de un restaurante londinense durante la jornada. Con un ritmo asfixiante —como el que siguen los trabajadores de la hostelería—, Hierve sigue al chef del restaurante, que, en medio de una crisis personal, hace frente al caos y la tensión de una cocina, las impertinencias de los clientes y la presencia de una crítica gastronómica que puede poner en jaque su carrera.
The guilty (Gustav Möller, 2018)
Durante el turno de noche en el servicio de emergencias, el agente Asger Holm recibe una llamada de una mujer que ha sido secuestrada. Durante hora y media, nos quedamos con Asger, su ordenador y su interfono, mientras intenta descubrir quién es y dónde está retenida la secuestrada. Una película danesa redonda, y de la que Hollywood ya se ha encargado de hacer un remake.
Un Dios salvaje (Roman Polanski, 2011)
Esta adaptación de la obra de teatro de Yasmina Reza reúne a los mejores actores (Kate Winslet, Jodie Foster, John C. Reilly, Cristoph Waltz) durante una tensísima hora y media. En un apartamento de Nueva York, dos matrimonios se reúnen para hablar de una pelea entre sus hijos. Lo que en un principio iba a ser una charla amigable entre adultos, termina siendo un cóctel de ira, gritos e inesperados giros de guión.
Reality (Tina Satter, 2023)
Cuenta la historia real del día en el que el FBI se presentó en la casa de Reality Winner para interrogarla por una posible filtración de información clasificada sobre el papel del gobierno ruso en la victoria de Trump en 2016. Reality se basa en las grabaciones reales del interrogatorio para ofrecernos una hora y veinte minutos de pura tensión.
Locke (Steven Knight, 2013)
Tom Hardy se pone en la piel de Ivan Locke, un capataz que, mientras conduce, recibe una llamada que pone en jaque su estabilidad. Locke nos mantiene dentro de ese coche, siguiendo las conversaciones del protagonista en tiempo real. Una película que demuestra que no hace falta mucho más que un buen actor y un guión sólido para sostener un thriller.
Cleo de 5 a 7 (Angès Varda, 1962)
Mientras espera los resultados de una prueba médica, desde las 17:00h hasta las 19:00h, Cleo pasea por las calles de París. Mientras camina, es consciente de que la gente se fija en ella por su belleza y elegancia. Pero ese día todo es distinto: los resultados de la prueba podrían cambiar su vida para siempre. Cleo de 5 a 7 es una obra maestra de la Nouvelle Vague, un radiante paseo por París y un viaje por la psicología femenina.
Clímax (Gaspar Noé, 2018)
Como es habitual en el cine de Gaspar Noé, el tiempo y el espacio son elásticos y abstractos. Pero Clímax sucede durante una noche: la noche en la que un grupo de bailarines celebra una fiesta tras un último ensayo. A lo largo de hora y media, seguimos a distintos personajes en el caos de la celebración, el baile y la música, mientras se van dando cuenta de que quizá lo que están consumiendo no es solo alcohol. Una película delirante, pero que atrapa desde el primer momento para vivir una pesadilla en tiempo real.
Siempre he querido saber si en la década de los años treinta, se rodaron filmes en tiempo real ya fuera en Hollywood u otra cinematografía.