Los que crecimos con Friends (1994-2004), La banda del patio (1997-2001) o Los Simpson (1989-) sabemos lo importante que es una buena cabecera en una serie. Ese momento de pausa antes de que todo empiece, que disfrutamos tanto porque nos hace conscientes de que queda todo el capítulo por delante. Las mejores cabeceras se pueden ver una y otra vez, y algunas incluso esconden algún misterio. Estas son 8 cabeceras de series que tienen algo especial:
The Morning Show (Jay Carson, 2019-Actualidad)
En la cabecera de The Morning Show no salen personas. Y podrían, porque el reparto de la serie es fantástico: Jennifer Anniston, Reese Whitherspoon, Steve Carrell… Lo que sí sale son formas geométricas. Concretamente, bolas. Círculos de colores que se van moviendo: se hacen grandes y pequeños, se empujan unos a otros, se caen, utilizan a otros para escalar e incluso se fusionan. Círculos que rápidamente podemos identificar como personajes y que nos están contando, de otra manera, la misma historia que la serie.
Malviviendo (David Sainz, 2008-2014)
La comedia de David Sainz hizo historia al ser la webserie más vista de España. Con muy bajo presupuesto, se las arreglaron para contarnos en cada capítulo una nueva aventura en la mala vida del grupo de amigos sevillano. Parte del encanto de la serie era su cabecera, porque en cada episodio homenajeaban (o parodiaban) el opening de una serie famosa. Lo hicieron con Breaking Bad (Vince Guilligan, 2011-2013), Cómo conocí a vuestra madre (Carter Bays y Craig Thomas, 2005-2014), Juego de tronos (David Benioff y D. B. Weiss, 2011-2019), Friends…
Masters of Sex (Michelle Ashford, 2013-2016)
Un volcán en erupción, una persona abriendo una botella de champán o lavando un calabacín, una llave abriendo una puerta o un tren entrando en un túnel. La cabecera de Masters of Sex consiguió encontrarle un doble sentido sexual a casi cualquier cosa. Porque la serie cuenta la historia de Virginia Johnson y William Masters, que en los años 50 realizaron importantes investigaciones sobre sexualidad. El opening tenía que hablar de ello y eligieron hacerlo metafóricamente.
A dos metros bajo tierra (Alan Ball, 2000-2005)
Puede haber mucha elegancia en el proceso de embalsamar un cadáver. La cabecera de A dos metros bajo tierra presenta el día a día de una funeraria a ritmo de la música de Thomas Newman: el cuerpo que llega, los detalles de los líquidos, el maquillaje, la preparación del ataúd y, finalmente, una lápida en la que se inscribe el nombre de Alan Ball, el creador, presentando el humor negro que caracteriza a la serie. Se llevó el premio Emmy a mejor diseño de cabecera.
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Dexter (James Manos Jr, 2006-2013)
Eric Anderson, el mismo que había editado la cabecera de A dos metros bajo tierra hizo también la de Dexter. Usando el mismo tipo de detalles, en esta nos contó la rutina matutina del asesino en serie favorito de América. Nos presentó al personaje como alguien metódico, detallista… mientras le veíamos a todo un doble significado chungo: esa manera de afeitarse, de cortar el huevo frito, de moler el café, de atarse los cordones con fuerza… lo que todos hacemos por las mañanas, pero como lo haría un asesino.
Big Little Lies (David E. Kelley, 2017-2019)
La cabecera de Big Little Lies es una de esas que nunca te saltas. Una lección de cómo elegir una buena canción es muy importante para crear una cabecera inolvidable. En este caso, Cold Little Heart, de Michael Kiwanuka. Una música alegre pero a la vez un poquito inquietante, que acompaña a las imágenes a cámara lenta del mar, del paisaje… y de las madres y los hijos desfilando y posando, de la misma manera.
Atrapados (Baltasar Kormákur, 2015)
El cuerpo humano como paisaje y el paisaje como cuerpo. A veces, hasta se confunden. En la cabecera de Atrapados la tierra es la piel, los surcos en la montaña son las venas, las marcas en el hielo son las huellas dactilares. Todo apunta a lo que importa en la serie: las personas y los lugares, y lo mucho que se parecen. La cabecera es obra de Börkur Sigþórsson.
Gravity Falls (Alex Hirsch, 2012-2014)
Alex Hirsch supo explotar las posibilidades de la cabecera para involucrar al público, y es que la intro de Gravity Falls es mucho más que una melodía alegre y pegadiza. Igual que Dipper y Mable pasan el verano resolviendo misterios y acertijos en La cabaña del misterio, la propia cabecera de la serie nos propone su propio juego. Cuando acaba la canción, una voz nos susurra algo: es un código con el que descifrar elementos ocultos de cada episodio, utilizando distintos sistemas de cifrado por sustitución. Si conseguimos descifrarlos, obtenemos información privilegiada sobre algunas de las tramas de la serie. Una guinda maravillosa para una serie maravillosa.