La obra de Shakespeare se ha llevado al cine más de 300 veces. Con adaptaciones más o menos fieles, han hecho películas basadas en sus obras Godard, Polanski, Kurosawa u Orson Welles, entre muchos otros grandes directores. Es, sin duda, una de las grandes influencias del teatro, la literatura y el cine, y hasta Filmin tiene una sección sólo de adaptaciones de Shakespeare. Ha habido mucha creatividad al adaptar al bardo de Avon: estas son ocho películas que adaptan a Shakespeare de una forma original.
La comedia romántica adolescente: 10 razones para odiarte (Gil Junger, 1999)
En esta adaptación libre, Gil Junger traslada La fierecilla domada a un instituto estadounidense. Una teen movie que cuenta la historia de dos hermanas con un carácter totalmente opuesto: Bianca es dócil y Kat rebelde. La primera no puede tener novio hasta que la segunda, que es mayor, lo tenga. Pero Kat ha decidido no darle ni una oportunidad a ningún chico. Así, para conquistarla a Bianca, su pretendiente tendrá que conseguir que antes alguien conquiste a Kat. Una historia que se puede llevar fácilmente a cualquier tiempo y lugar, y que demostró que Shakespeare puede ser para todos. De hecho, le hacen un homenaje a través de personajes obsesionados con la obra del propio Shakespeare.
El japón medieval: Ran (Akira Kurosawa, 1985)
El poder y la codicia, algunos de los grandes temas del autor inglés, sirvieron a Kurosawa para trasladar la tradedia de El rey Lear al Japón del siglo XVI. El rey Lear es, en esta adaptación, el patriarca de un clan japonés que quiere repartir su herencia entre sus tres hijos. La película es una muestra más de que las tramas y los conflictos de Shakespeare son facilmente extrapolables a cualquier contexto y lugar.
El musical: West side story (Robert Wise, Jerome Robbins, 1961)
Está basada en un musical de Broadway que, a su vez, está basada en la obra de Shakespeare por excelencia: Romeo y Julieta. Lo que en Verona era un conflicto entre familias enemigas se traslada a Nueva a York como un conflicto entre bandas callejeras, que es un poco lo mismo. La cuestión es que tenemos un amor imposible, destinado al fracaso. Trasladar esta historia al barrio de West Side permitió a Wise y Robbins hablar de la sociedad estadounidense de los años 50, de racismo, de conflictos de clase y, por supuesto, de amor. ¡Spielberg estrena pronto un remake!
La ciencia ficción: Planeta prohibido (Fred M. Wilcox, 1956)
Aunque Shakespeare escribía comedias y tragedias, su influencia también llegó al cine de ciencia ficción. No está reconocido en los créditos de la película, pero Planeta prohibido está basada en La tempestad, la última obra de Shakespeare. Hablando de la influencia de Shakespeare en la ciencia ficción, existe una edición de Hamlet en klingon, Khamlet.
La adaptación fiel: Mucho ruido y pocas nueces (Kenneth Branagh, 1993)
Kenneth Branagh pasará a la historia del cine no sólo como actor y director, sino también por ser un gran fanático de Shakespeare. Ha hecho adaptaciones de muchas de sus obras, como Hamlet, Enrique V o Como gustéis. En Mucho ruido y pocas nueces no oculta todo lo que le debe a Shakespeare: la trama, los personajes e incluso los diálogos son los de la obra original. Una comedia de enredo en la que Branagh reunió a muchos de los grandes intérpretes de los últimos tiempos: Emma Thompson, Keanu Reeves, Denzel Washington…
El finde con amigos: Mucho ruido y pocas nueces (Joss Whedon, 2011)
Justo al contrario de Kenneth Brannagh, el célebre director Joss Whedon adaptó Mucho ruido y pocas nueces de la forma menos fiel posible. Rodó con muy poco presupuesto, durante solo dos semanas, rodeado de amigos y llevándose el enredo y la guerra de sexos al siglo XXI. Eso sí, respetando el texto de la obra original.
La animación infantil: Gnomeo y Julieta (Kelly Asbury, 2011)
Para unos padres que quieren introducir a sus hijos en el mundo de Shakespeare, hay una opción mucho mejor que Kenneth Brannagh o Laurence Olivier. En el 2011 llegaba a los cines una adaptación animada del clásico Romeo y Julieta. Como se puede suponer por el sofisticado juego de palabras del título, los protagonistas son gnomos de jardín y el drama se convierte en comedia.
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El empeño: Otelo (Orson Welles, 1951)
Hay algo muy bonito en esta película y es que era muy poco probable que viera la luz. Orson Welles estuvo años intentando sacar adelante el proyecto de adaptar Otelo. Cuando consiguió empezar el rodaje, el productor anunció que no había dinero y el rodaje tuvo que pararse hasta que el propio Welles puso de su bolsillo para reaundarlo, pero la grabación tuvo que suspenderse y reanudarse varias veces más. Este es el ejemplo de una película que merece la pena ver aunque sólo sea por el cariño y empeño que Orson Welles depositó en ella. Al fin y al cabo, confiaba en que, partiendo de Shakespeare, es difícil fallar.