Demasiado tarde para celebrar Halloween, demasiado pronto para empezar a poner los adornos navideños. En esta etapa de extraña transición se encuentra el Noirvember, una fiesta sólo apta para los más cafeteros. Si eres de esos a los que les pierde una historia detectivesca pero no sienten mucho aprecio por la autoridad, aquí tienes nueve noirs donde el protagonista no es un policía.
Fray Guillermo de Baskerville en El nombre de la rosa (Jean-Jaques Annaud, 1986)
Adaptando una célebre novela de Umberto Eco, esta coproducción entre Italia, Francia y Alemania se aleja de los temas políticos y teológicos de la obra original para centrarse en su parte más detectivesca. Sean Connery da vida a este fraile franciscano encargado de esclarecer la verdad detrás de una serie de asesinatos en una abadía italiana durante la Baja Edad Media.
Basil en Basil, el ratón superdetective (Musker, Clements, Mattinson y Michener, 1986)
Si en el mundo de la animación una rata puede ser cocinera, ¿por qué un ratón no puede ser detective? Ambientada en Londres en la época victoriana, esta aventura del Disney de los ochenta nos pone en la piel de Basil, el Sherlock Holmes de los ratones. Si bien es cierto que el clásico personaje de Arthur Conan Doyle es un detective privado, no deja de sorprendernos que sea este pequeño ratoncito quien resuelva el caso.
Jessica Fletcher en Se ha escrito un crimen (Peter S. Fischer, Richard Levinson, William Link, 1984-1996)
Esta entrañable señora no sólo escribe novelas de misterio al más puro estilo Agatha Christie, sino que además se dedica a resolverlos en sus ratos libres. Angela Lansbury interpreta a un personaje icónico de la televisión ambientado en la ficticia Cabot Cove, una villa donde el asesinato está a la orden del día. Se ha escrito un crimen se mantuvo en antena durante más de una década, ganándose a pulso su hueco en cualquier lista de whodunits.
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Jeff en La ventana indiscreta (Alfred Hitckcock, 1954)
Un reportero fotográfico escayolado, aburrido y dotado de todo el carisma de James Stewart nos introduce al patio de vecinos más intrigante del cine de Hitchcock. El maestro del suspense cuenta una pequeña historia detrás de cada ventana de este edificio del Greenwich Village neoyorkino, conformando una gran telaraña lista para ser desenmarañada por el inquilino más cotilla y con los mejores prismáticos de todo el vecindario.
Veronica Mars en Veronica Mars (Rob Thomas, 2004-2007)
Si ir al instituto ya es una experiencia cargada de emociones, no queremos ni imaginarnos lo que sería compaginarlo con un trabajo de detective privado. Desterrada del grupo de los alumnos populares, Veronica Mars busca refugio en el oficio de su padre resolviendo misterios en la lujosa localidad de Neptune, California. Una premisa original y unos diálogos ligeros y audaces hacen de esta serie una de las experiencias imprescindibles para los amantes del misterio.
Charlie en Poker Face (Rian Johnson, 2023-)
El creador de Benoit Blanc, uno de nuestros detectives favoritos, vuelve a la carga con Poker Face, una serie de misterios autoconclusivos donde la actriz Natasha Lyonne no hace de policía ni de detective, sino de una trabajadora de un casino con una habilidad innata para detectar la mentira. Rian Johnson reivindica el procedimental a la vieja usanza con una de las series de este 2023 que no te puedes perder.
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Carol Lipton en Misterioso asesinato en Manhattan (Woody Allen, 1993)
Una de tantas brillantes colaboraciones entre Woody Allen y Diane Keaton nos pone en la piel de un ama de casa que comienza a sospechar que en la vivienda de al lado se ha cometido un asesinato. Como es habitual en la filmografía del director neoyorquino, la premisa da pie a una neurótica comedia de enredos donde todo el mundo es sospechoso y nadie es quien dice ser.
Ángela en Tesis (Alejandro Amenábar, 1996)
Como todo buen detective que se precie, el personaje que interpreta Ana Torrent ha de adentrarse en un mundo sórdido, oscuro y cruel donde se junta lo peor de cada casa: una facultad llena de estudiantes de cine. Con solo 24 años Amenábar maneja a la perfección los códigos del noir noventero y los traslada a un lugar conocido para crear uno de los thrillers más emblemáticos de nuestro cine.
El Nota en El gran Lebowski (Joel Coen, Ethan Coen, 1998)
Entre la parodia y el homenaje a clásicos del cine negro como El sueño eterno (Howard Hawks, 1946) encontramos a El Nota, uno de esos detectives que preferiría estar jugando a los bolos con sus amigos antes que resolver el misterio que rodea el destrozo de su alfombra. Los hermanos Coen se sumergen en el mundo de la comedia para crear un fenómeno de masas lleno de frases y gags para el recuerdo.
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