Como cada año, esta madrugada la gala de los Oscar cerrará la última temporada de premios del cine y la televisión. La 95º edición de los premios de la Academia de Hollywood llega con tanta expectación, polémica y predicciones cumplidas como viene siendo habitual. Y también, claro, dejándose grandes películas y cineastas (en femenino, especialmente) por el camino. Cómo nos hubiera gustado ver Aftersun y a su directora Charlotte Welles entre las nominadas, a la tremenda Margot Robbie de Babylon (Damien Chazelle) en Mejor interpretación o cualquier reconocimiento a las grandes cintas de terror del año, como Nope (Jordan Peele) o Pearl (Ti West).
Pero una de las ausencias que probablemente más lamentemos los españoles es, por supuesto, la de Alcarràs. La película de Carla Simón que conquistó el Oso de Oro en Berlín no logró superar el corte para competir por el Oscar a Mejor película internacional (y quizá por eso acabó pasando tan desapercibida entre los académicos en unos Premios Goya que, por otro lado, rebosaban talento en todas sus categorías).
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Nos da mucha pena que no haya presencia española en los Oscar, en un año en el que nuestro cine ha dado tanta magia, tanta variedad de propuestas y tantísima calidad. Pero eso, por supuesto, no quita que las 5 obras que sí han conseguido alzarse en la dura competencia entre el talento cinematográfico de decenas de países se lo merezcan con creces. Y que nos gusten tanto o más que las que aspiran a Mejor película. Por si te las has perdido, te recordamos las 5 nominadas al Oscar a Mejor película internacional:
Argentina, 1985 (Santiago Mitre)
La película que representa a Argentina lo hace con una carta de amor a su país. Santiago Mitre rescata del pasado del pueblo argentino un episodio de dignidad, valentía y justicia que fue —y debería ser— un ejemplo para muchas otras naciones. Con el impecable trabajo actoral de Ricardo Darín y Peter Lanzani, Argentina, 1985 presenta la batalla contra el olvido y la indiferencia que protagonizaron los fiscales Strassera y Ocampo durante el Juicio a las Juntas, que denunció y sentenció los crímenes de la dictadura militar en un momento en el que el grupo de genocidas aún tenía suficiente poder para volver a sumir al país en la oscuridad.
El drama judicial de Mitre conjuga con equilibrio milimétrico un humor natural y muy especial con la emoción de estar viviendo un día histórico y una creciente tensión que ata al espectador a la pantalla a pesar de que el final ya sea conocido por todos. Pero, sobre todo, Argentina, 1985 rebosa humanidad, tanto en la construcción de cada una de las capas de sus personajes como en el respeto y la conciencia con los que retrata el dolor de un país.
→ Disponible en Prime Video.
Sin novedad en el frente (Edward Berger)
Desde Alemania llega otro relato que también hurga con acierto en la historia nacional, pero que, en este caso, brota de un recuerdo mucho más oscuro y cenagoso. Esta nueva adaptación de la novela de Enrich Maria Remarque sigue los inseguros pasos que va dando casi por inercia un joven soldado en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial. En la propuesta de Berger, que también compite por el Oscar a mejor película, no hay momentos heroicos ni sacrificios patrióticos para los soldados alemanes, solo agonía, desaliento, resignación y deseos adolescentes ahogados en el barro.
La belleza de sus planos no hace más digerible el horror más realista y honesto que encuadra. Otro recordatorio —nunca son suficientes— de que la guerra es igual de inútil, injusta y miserable para la mayoría de personas que la libran.
→ Disponible en Netflix.
Close (Lukas Dhont)
La tercera de las nominadas es una historia sensible y honesta sobre la amistad, el amor y la crueldad en la infancia. Léo y Remi se distancian repentinamente cuando la duda de si son una pareja gay aflora entre sus compañeros de clase. Pero Léo no es capaz de entender por qué tiene que separarse de su mejor amigo.
La belga Close, diseñada específicamente para encogernos el corazón, llega a los Oscar avalada por uno de los Grandes premios del jurado del Festival de Cannes. Dhont explora aquí los límites del afecto entre hombres: qué está permitido, dónde empieza el estigma, cómo esta inevitable separación los aísla y entristece… Todo ello retratado a través de interpretaciones sobrecogedoras, más aún teniendo en cuenta la juventud de sus protagonistas, y mucha ternura.
EO (Jerzy Skolimowski)
EO es el improbable héroe al que acompañamos en la propuesta polaca para los Oscar. Y, por si no nos quedaba claro con su simpatiquísimo cartel, también es un burro. Jerzy Skolimowski firma una película de esas donde "no pasa nada", pero que habla de la condición humana y de sus matices con una sensibilidad y un carisma como pocas.
A lo largo de EO, acompañamos a un asno de mirada amable (valga la redundancia, ya que no hay animal más afable que un burrito) mientras vaga por el mundo. Su historia la componen varias, como suele pasar en cualquier película de viajes, solo que en este caso el punto de vista de su protagonista es lo que le da el toque definitivamente genial a la cinta. Desde lo más literal a lo onírico, caótico y puramente expresivo, esto es lo más cerca que estaremos nunca de saber cómo ve un burro la vida de los humanos. Y esta curiosa aproximación a nuestro universo, por supuesto, nos invita a reflexionar sobre nuestra forma de habitarlo y compartirlo.
The Quiet Girl (Colm Bairéad)
La última de las nominadas al Oscar a Mejor película internacional es un drama irlandés tan delicado y vulnerable como su protagonista. Cáit tiene 9 años cuando la envían con unos parientes lejanos, tras haber vivido en silencio una infancia problemática y hostil entre su disfuncional familia. Pero conforme sus nuevos tutores dejan de ser unos desconocidos para ella, también deja de serlo el significado del afecto y la seguridad.
The Quiet Girl conmueve y cautiva en su naturalidad, en sus silencios y en su paciencia. La película utiliza todos sus recursos en su medida justa para transmitir esa forma tan bonita de mirar el mundo que, a pesar de todo, tiene Cáit, que es capaz de gritar sin abrir la boca.
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