Recuerdo con un poco de pena el estreno de Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015). En su momento, por motivos que no recuerdo, no pude ir a verla al cine, y era la comidilla de todo el mundo. Durante los meses de espera hasta que se editara el Blu-ray, me reconcomía la envidia hacia quienes la habían visto y hablaban de ella. Uno de los motivos era que no parecía que me hubiera perdido solo una muy buena película, sino una de acción especialmente espectacular, con no pocas dosis de personalidad propia.
Aunque no se hablara tanto de ella (por lo menos en España, donde el estreno fue directamente a televisión), John Wick (Chad Stahelski) proponía su propia visión del cine de acción a través de un agraviado ex-sicario en busca de venganza. La premisa y el mundo que dibujaban eran un complemento interesante a una historia que avanzaba a golpe de set pieces de acción perfectamente coreografiadas.
El viernes pasado se estrenó en salas la esperadísima John Wick 4 (Chad Stahelski). La película cierra la tetralogía del sicario más eficaz y estiloso de la historia del cine. Como no podía ser de otra manera, os traemos una crítica sin spoilers.
La emoción de las imágenes en movimiento
Hay algo muy básico y elemental dentro de la fórmula de John Wick. El interés de Stahelski —quien tiene a sus espaldas una prolífica carrera como doble de acción y coordinador de especialistas— radica más en lo que es capaz de mostrar de su personaje que de su historia en general.
Esto, siendo John Wick un peligrosísimo sicario (el hombre al que temería el mismísimo hombre del saco), significa que el grueso de su historia está marcado por el asesinato y un baño de sangre casi incesante. La magia de las letales coreografías llenas de ritmo y captadas con un gusto impecable por el movimiento de los actores y especialistas llena la pantalla, haciendo casi imposible apartar la mirada de la desenfrenada acción.
Fotograma de John Wick 4
En John Wick 4, Stahelski y su equipo perfeccionan lo que hacía grandes a las anteriores entregas, dando vida a una sucesión de set pieces casi perfectas: desde su propio concepto hasta la ejecución y su forma de mostrarlo en pantalla, el universo de John Wick es tremendamente hipnótico.
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Cada segmento de John Wick 4 es icónico y memorable, y creo que merece bastante reconocimiento que a lo largo de cuatro entregas (cada una más larga que la anterior), no se repitan conceptos ni coreografías. John Wick no solo es un asesino implacable, también uno que sabe cómo librarse de sus enemigos con estilo: un estilo lleno de atractivo visual, que destila amor por las imágenes en movimiento. John Wick, al igual que el sicario homónimo, sabe lo que hace.
John Wick es lo que es
Fotograma de John Wick 4
Uno de los mayores aciertos de la saga John Wick es su más que evidente falta de pretensiones. Aunque se entrevé un esfuerzo por situar las aventuras del asesino a sueldo en un universo rico e interesante, todo lo relativo a la Alta mesa y el submundo de letales sicarios que viven en las sombras son más una forma de aderezo para la aventura de Wick que un esfuerzo por asentar una tesis.
Esto no significa que John Wick no tenga claros sus temas, por supuesto. Aunque de manera no muy elaborada, hay una clara intención a lo largo de las cuatro películas de John Wick por construir un discurso sobre el poder: quienes lo ostentan están dispuestos a aplastar a los que no para mantener un statu quo que los mantenga en lo más alto.
No es una tesis nueva, rompedora o inédita en la industria del cine (mucho menos en géneros como este o los thrillers de espías), pero es una que basta para mover los engranajes de una película hacia la siguiente, hasta llegar a John Wick 4, donde se termina de desarrollar por completo. Mientras tanto, la saga de acción no desaprovecha una sola oportunidad para bañarnos de sangre de la manera más espectacular y entretenida posible.
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Puede que la saga John Wick no sea para todo el mundo. Su tendencia hacia el humor slapstick en secuencias larguísimas de tiros y asesinatos puede aburrir o marear a quienes no tengan gusto por la acción en el cine —cosa entendible, por otro lado—. Pero si alguna vez te has dejado enamorar por la magia de las imágenes trepidantes en la gran pantalla, no dejes que te ocurra lo que como a mí con Mad Max: Furia en la carretera y corre a ver John Wick 4 antes de que la quiten del cine.
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