En una de mis primeras clases de guion, me dijeron que para escribir personajes e historias interesantes teníamos que (y perdónenme la expresión) putear al personaje protagonista por encima de todo. Estrujarlo, asfixiarlo, encajonarlo tanto que ni nosotros mismos sepamos cómo va a —si es que va a poder— salir del problema.
Si hay una serie que lleva esta máxima hasta el final es Beef (Lee Sung Jin, 2023), la nueva serie de A24 estrenada en Netflix el mes pasado.
Danny y Amy son dos personas completamente distintas que comparten una característica: están hartos de sus vidas. Esta podría ser la premisa de una comedia romántica cualquiera: se encuentran justo cuando más lo necesitan, se ayudan, se enamoran… Y tras haberse conocido, recuperan la ilusión de vivir y llegan a ser felices. Pero en Beef no ocurre así: no son almas gemelas destinadas a encontrarse; son dos personas aleatorias que están destinadas a odiarse.
Vamos a hablar de la serie (que está siendo todo un éxito) y sobre las claves que utiliza para ser la antítesis de las comedias románticas que conocemos. ¡Sin spoilers!
No existe el «destino»
Fotograma de Beef (Netflix)
Danny se encuentra por primera vez con Amy en el parking de una tienda de grandes almacenes. Teniendo ya de por sí un mal día, la cosa no mejora cuando otro coche casi se choca con su camioneta y, para añadir más leña al fuego, el conductor le hace un corte de manga. A partir de aquí se desencadena la locura de Danny, que buscará vengarse del conductor (que resulta ser Amy, ¡ups!) a toda costa. Amy, por su lado, hará lo mismo, convirtiendo este meet-cute —que no tiene nada de cute— en la razón por la que los dos personajes empiezan a vivir sus vidas con otro fuego que los empuja. Desde este momento, les guiará el odio que se sienten mutuamente.
A diferencia de las comedias románticas a las que estamos acostumbrados, en las que parece que todo sea inevitable (como que Anna Scott entre en la librería de William Thacker, o que Sally comparta coche con Harry de camino a Chicago), Beef es un soplo de aire fresco. Danny y Amy no tendrían por qué volver a encontrarse nunca más en la vida, pero se encargarán, una y otra vez, de averiguar dónde viven y de cuáles son sus puntos débiles. No para conquistarse, sino para fastidiarse y vengarse. ¡Tómate esa, Disney!
Pero lo que sobre todo diferencia la serie de una comedia romántica al uso es que las trampas del destino son, realmente, autoimpuestas. Los deseos y las motivaciones que tienen Danny y Amy se ven truncados, y no porque el otro se pase de la raya (aunque a veces, también), sino porque son incapaces de dejar la venganza a un lado. Les puede más ganar la pelea que aceptar que, quizás, el hecho de que se persigan mutuamente y sigan metiéndose en líos se debe a que, al final, algo está roto dentro de ellos.
Se empeoran mutuamente
Fotograma de Beef (Netflix)
«Porque te he conocido, he cambiado para siempre (y para mejor)».
Wicked, Winnie Holzman, 2003
En el musical de Wicked (basado en la novela de Gregory Maguire), las dos protagonistas (Elphaba y Glinda) se cantan esta frase cuando, tras haber estado enfrentadas, se perdonan por fin. Reconocen que haberse conocido es una de las grandes suertes de sus vidas; que gracias a ello se han visto cambiadas para siempre (y para mejor). Si esta escena ocurriese en Beef, probablemente Amy y Danny se cantarían que, por haberse conocido, han cambiado a peor.
Esto es algo que hace que la serie sea tan divertida y diferente: desde dejar malas reseñas en Yelp a secuestrar sin querer a una niña, vemos cómo la presencia del uno en la vida de la otra les hace alcanzar una versión de sí mismos que el resto de personas pocas veces nos permitimos. Se vuelven crueles, indulgentes, malhablados… Y, en general, malas personas.
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Pero aun así, no podemos dejar de animarlos y de esperar que, entre locura y locura, se acerquen cada vez más. Y no para que se enamoren o encuentren la felicidad como querríamos en una peli romántica. Buscamos esa unión para que así sean capaces de encontrar algo de consuelo; porque ¿no se dan cuenta de que lo que hace que se odien tanto es lo que los convierte en dos caras de la misma moneda? Nos cuentan una historia de amor entre estos personajes, pero no como la que esperamos, y completamente enrevesada. Quizá si acabasen juntos… Pero no, no podemos ir ahí, porque como hemos repetido ad nauseam a lo largo de este texto… Esta no es esa clase de serie.
Así que si quieres ver una serie que invierte los clichés de las películas románticas, pero que a la vez es capaz de contarte una historia de amor, Beef está hecha para ti.
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