Aunque la España rural lleva años vaciándose de españoles, de servicios y de oportunidades, José Luis Cuerda se las ingenió para llevarse el mundo entero al pueblo.
Lo convirtió en un Londres postapocalíptico en Total (1983); en el punto de reunión de un ingeniero de Oklahoma, unos invasores y un borracho que se desdobla en Amanece que no es poco (1989); en el hogar de un inolvidable maestro republicano en La lengua de las mariposas (1999); e incluso en el más allá, el «cielo español», en Así en el cielo como en la tierra (1995).
El medio rural ha acogido a personajes y tramas de la gran mayoría de sus obras, hasta las últimas consecuencias y también hasta la última de sus películas, pues ese edificio –y sus afueras– al que se ha visto reducida la humanidad en Tiempo después (2018) funciona exactamente como un pueblo.
San Pedro recibe a Matacanes en el cielo español en Así en el cielo como en la tierra
Pero, ¿por qué eligió lo rural? Al margen de la influencia que tuvieran o no sus orígenes —nacido en Albacete, visitaba habitualmente Masegoso, el municipio de poco más de 100 habitantes del que eran sus padres y abuelos—, creo que Cuerda encontró muchas ventajas creativas en el pequeño universo que ofrece el pueblo.
Sin ir más lejos, no deja de ser una representación de la sociedad a pequeña escala, y por tanto más manejable: todo pueblo tiene su político, su religioso, su rico, sus obreros, sus niños y sus ancianos. Además, casi todos los vecinos se conocen, por lo que partimos con un buen número de relaciones interpersonales compartidas y muy auténticas que pueden propiciar ese protagonismo coral que tanto le gustó explorar. ¿Y qué mejor entorno para juntar estereotipos, referencias culturales, creencias y algo de fantasía que el pueblo, que bebe directamente de la tradición y, de alguna manera, del pasado?
Personajes de pueblo, pero no paletos
Aunque admitía que algunas historias que le contaba su abuelo sobre los vecinos masegoseños acabaron en sus películas, Cuerda siempre insistió en que sus personajes eran una copia, no de la realidad, sino de aquellos que «sus maestros» ya habían tomado antes del natural. Él partía de la imagen de los pueblos españoles de Berlanga o Azcona, para moldearlos después a su manera y hacerlos propios. En esos pueblos –puede que también en los de verdad– los personajes están muy definidos, son únicos y representativos, con roles claros. Los vecinos se conocen y definen por sus peculiaridades: “el sastre”, “el ciego”, “el adúltero”.
Así lo hacía también Cuerda. Al igual que todo bosque necesita su bandido y su fantasma, en sus películas se repiten, una y otra vez, personajes típicos de pueblo: el cura, el guardia civil —aunque sea San Pedro vestido como tal—, el alcalde, el maestro, el tabernero, el pastor, los niños, los forasteros, el rico, la mujer de carácter, la banda de música… Los roles son tan claros e imprescindibles que incluso pueden ser sometidos a elecciones, como nos enseña Amanece, que no es poco, o venir clasificados en los créditos según los diferentes «universos» del pueblo.
Fotograma de Amanece, que no es poco
Del estereotipo que sí huye Cuerda es de lo paleto, buscando la comicidad en otra parte: en el contraste. El director desafía las expectativas al intelectualizar a los personajes rurales, incluso convirtiendo el pueblo en algo excelso, con vecinos que veneran a Faulkner o parados rebeldes que rezan recitando el Quijote. Mezcla el costumbrismo con referencias literarias, la campechanía con la filosofía, la religión con la ciencia, la cercanía y cotidianidad con la extravagancia. Y en esa tarea demuestra que es un genio del lenguaje, escribiendo —con o sin co-guionistas— diálogos agudos, a veces maliciosos, casi siempre divertidos, plagados de cultismos, críticas y profundas reflexiones.
Y además, decía Cuerda que le debía a Masegoso el conocimiento de «unas personas llenas de originalidad, de contrastes y de atractivos». Quizá por eso los personajes tipo del director se convertían en personajes atemporales, llenos de humanidad, de emociones y de matices, con una psicología y unas relaciones trabajadas con sensibilidad. Así, podía hacernos reír con un Dios preocupado porque su hijo Jesucristo le ha salido inseguro y tiene envidia de un hipotético hermano menor (Así en el cielo como en la tierra), enternecernos con un bandido novato que intenta ser malo pero es más bueno que el pan (El bosque animado, 1987), o estremecernos con uno de los finales más duros de nuestro cine (La lengua de las mariposas).
Plano final de La lengua de las mariposas
El entorno rural
Al igual que personajes, también hay lugares que no pueden faltar en un pueblo y que se repiten en muchas de las películas del director albaceteño: la Plaza Mayor, que «no es que tenga mucho mérito, pero a los de aquí nos gusta», donde se celebran mercadillos, pero también juicios finales; la taberna, con las típicas discusiones de política y sexo, o las menos típicas cantantes de ópera y alcoholismo por turnos; la iglesia, con o sin la legión de groupies del cura; o la escuela, que acoge tanto musicales como lecciones de libertad. Queda cristalino que, pese a ser espacios tipo muy reconocibles y con funciones claras, Cuerda supo exprimirlos de formas muy distintas.
Y a todos ellos se les suma el campo, el bosque, la montaña… El entorno rural implica convivir con la naturaleza, algo que, según sugieren sus películas, le interesaba mucho a Cuerda. Tal vez se deba a los juegos con animales y las excursiones al río que realizaba de niño desde Masegoso. O, simplemente, a que era inteligente y tenía una forma muy sabia de mirar el mundo, como don Gregorio. En cualquier caso, la naturaleza cobra gran importancia en casi todas sus obras: la fraga gallega de El bosque animado está viva y su ambiente se respira —y se escucha— a lo largo de todo el filme; de los campos de Amanece que no es poco brotan nada más y nada menos que hombres; y en el bosquecillo de La lengua de las mariposas es tan fácil estrechar la relación entre un maestro y su alumno más curioso como atrapar mariposas de lenguas enroscadas.
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Fendetestas y Fuco se adentran en la espesura de la fraga en El bosque animado
Un director inolvidable
Hablando de Los girasoles ciegos (2008), Cuerda comentó: «Yo soy un gran defensor de la cobardía, me parece el ejercicio del instinto de conservación». Y, sin embargo, él no fue nada cobarde al elegir contar sus historias en esa España profunda y rural, en una época en la que el cine emigraba a la ciudad y triunfaba Almodóvar. Tampoco lo fue para hacer crítica política y social, o para «retorcerle el pescuezo a la lógica» hasta fundar lo que él llamó «surruralismo».
Pero no fue solo la valentía lo que le permitió regalarnos algunas de las películas más memorables del cine español. A mi parecer, jugó un papel fundamental algo que comparte con el maestro republicano de La lengua de las mariposas: el respeto. Don Gregorio respetaba profundamente a sus alumnos, pese a que fueran solo niños. Cuerda siempre respetó a su público: «Si he sido capaz de escribirlo, el espectador es capaz de verlo y entenderlo. Estamos en igualdad de condiciones». Solo de esa confianza —y mucha libertad creativa— podían surgir piezas tan personales e inolvidables como Amanece, que no es poco.
Y por todo ello me veo obligada a repetir esa frase que tanto sonó hace un año, cuando el director albaceteño murió, dejándonos a todos un poco huérfanos: «Cuerda, todos somos contingentes, pero tú eres necesario».
Jose Luis Cuerda en el rodaje de su última película (ABC)
¿Dónde puedes ver estas películas?
Total (RTVE Play), Amanece, que no es poco (FlixOlé, HBO Max, Prime Video), La lengua de las mariposas (FlixOlé, HBO Max), Así en el cielo como en la tierra (FlixOlé), Tiempo después (Prime Video), El bosque animado (Filmin), Los girasoles ciegos (FlixOlé)
A Cuerda le gustará
Me encanta el cine de Cuerda, soy de esos que dicen «amanecistas», y por tanto, leer un articulo asi, hasta ha llegado a emocionarme. En sus peliculas hay muchos momentos memorables y algun final que otro que, como bien dices en tu articulo, no hizo «estremecer con uno de los finales más duros de nuestro cine». Uno de los directores mas importantes del cine español; merecido homenaje. Gracias por este articulo.
Gracias Cuerda, por tu cine, por tu amor a nuestra tierra, a lo natural, por haber creado tus personajes con su gente, tan necesarios y tan contingentes a la vez.
Emotivo y brillante artículo.
Lo vuelvo a leer y me sigue emocionando. 😘