Tenemos la suerte de que España sea, gracias a Filmin, uno de los pocos países en los que se puede ver La noche que Logan despertó. La primera serie de Xavier Dolan es una adaptación de la obra de teatro de Michael Marc Bouchard, en la que el director canadiense ha mantenido parte del elenco original. Durante la promoción de la serie, Dolan anunció que abandona su carrera en el mundo del cine. «Hacer películas me duele demasiado y no me da lo suficiente a cambio», confesó a elDiario.
La noche que Logan despertó es, entonces, la última oportunidad de ver “lo nuevo de Xavier Dolan”, además de una serie imprescindible para los amantes del thriller y el melodrama.
La atmósfera y el estilo de Xavier Dolan
No hay dudas de que Xavier Dolan ha creado a lo largo de su carrera un universo cinematográfico propio. En La noche que Logan despertó ha tenido, por primera vez, cinco horas para desarrollar su mundo, su estilo y su sensibilidad. El formato televisivo rema a favor de la historia y nos permite sumergirnos en la vida de cada miembro de los Larouche, una familia traumatizada. Los temas recurrentes del cine de Xavier Dolan se intensifican: la relación entre madres e hijos, la salud mental, la sexualidad, la muerte y la familia.
Más allá de la propia historia, Dolan ha jugado con todos los elementos del cine para crear una atmósfera asfixiante y sutil. Está en las casas noventeras, en el papel de pared hortera, en el grano de la imagen y, especialmente, en la música. Todos estos ingredientes se combinan para dar potencia dramática a unas imágenes que se quedan en nuestra retina: un hombre bailando bajo la lluvia, una mujer en el porche rodeada de flores o una familia reunida perfectamente compuesta alrededor de la cama de la matriarca. Porque si dentro de unos años recordaremos La noche que Logan despertó será, probablemente, por esa familia.
Foto promocional de La noche que Logan despertó
La familia
Los Larouche son una familia desestructurada, con secretos, rencores y misterios del pasado que han quedado sin resolver. Un suceso rompió para siempre la relación entre unos hermanos que, 30 años más tarde, no han conseguido superarlo ni dominar sus vidas. Y no es hasta que la madre agoniza que los cuatro hermanos se reúnen y vuelve a aflorar el odio, el amor y las dudas. Dolan es capaz de hacer una radiografía de la familia, parándose en cada uno de ellos y en las razones que los han llevado a ser tan disfuncionales. Nos acerca mucho la cámara a su rostro, nos mete en su casa, nos enseña lo que ven y también nos enseña a quien los mira.
La historia se desarrolla en dos líneas temporales distintas: un presente en el que los hijos se despiden de la madre y un pasado en el que está el germen del drama. A través de esos flashbacks, Dolan va tejiendo la historia y cerrando agujeros, permitiéndonos jugar a adivinar por qué se odian tanto dos personas que se quieren tanto.
Foto promocional de La noche que Logan despertó
Es en el final de la serie cuando entendemos el gran misterio que mueve el thriller, pero no es en esa revelación en la que Dolan quiere terminar su historia. Nos da el márgen para entender cómo ha afectado el trauma a la relación entre los hermanos, pero, sobre todo, entre una madre y una hija. Es en esa secuencia final, en esa llamada de teléfono, en la que el final de La noche que Logan despertó se convierte en uno de los finales más tristes de las series recientes. El hecho de ser lo último que podremos ver del director hace que tenga un sabor final todavía más amargo.
La veré. Buen artículo. 🤩
Me ha encantado. Es de las series que llegan muy hondo y dejan huella.