Crítica | ‘Creatura’: la conversación sobre sexualidad que debíamos tener
La película de Elena Martín Gimeno que se hizo con el premio principal de la Quincena de Cineastas del Festival de Cannes quizá no es perfecta, pero tiene todo mi respeto y atención. Y aprecio enormemente cómo contagia su voluntad reflexiva, cómo nos empuja a repasar nuestra propia experiencia en busca de vagas respuestas a las complejas cuestiones que esboza. Por eso, quizá, me ha ofendido leer alguna crítica que hablaba de Mila, la protagonista de Creatura (2023), como un extraño espécimen con rarezas sexuales, un caso aislado y ligeramente perturbador que no merece excesivo interés. Querido periodista, que el sexo no te genere urticaria no significa que tengas una relación completamente sana con él. Y dado que no conozco a nadie que pueda decir rotundamente que jamás ha tenido problema alguno con su sexualidad: sí, confío en que esta obra pueda ser muy nutritiva para la mayoría.
Es precisamente ahí donde creo que brilla especialmente este segundo largometraje de la directora: en su íntima y delicada universalidad, en la agudeza para expresar en imágenes la complejidad del deseo sexual que a veces no somos capaces ni de explicarnos a nosotros mismos, en la determinación de poner sobre la mesa preguntas incómodas que no sabíamos que nos hacíamos.
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Creatura, para quien aún no se haya dejado caer por el cine, busca entre los recuerdos, las pesadillas y las divagaciones de Mila para encontrar las razones que le hacen aproximarse a su sexualidad con ansiedad, confusión, inseguridad e incluso violencia. Al mudarse con su pareja a una vieja casa familiar, revisita a la Mila niña y a la Mila adolescente que pasaban allí los veranos, conformando una estructura capitular que indaga en qué circunstancias culturales, familiares, sociales o de género pueden moldear el desarrollo del deseo sexual. En una entrevista para ABC Cultural, la directora explicaba:
(…)Decidimos no ir a buscar un trauma más explícito porque nos interesaba hablar de todas esas pequeñas cosas que van conformando la relación que tiene una con su cuerpo y con su deseo. Muchas veces la ficción usa el abuso y la violencia contra las mujeres como un giro de guión, pero esto es algo muy complejo, no un fuego artificial. Queríamos que se entendiera que la vida de uno no se puede contar con un solo evento, porque es cruel y victimizante. La vida se cuenta a través de muchas experiencias.
Imágenes promocionales de Creatura | Avalon
Elena Martín Gimeno, que es a la vez directora, guionista (junto a Clara Roquet) y actriz principal, dibuja con intimidad y detallismo todas esas experiencias que cuentan la vida sexual de su protagonista. Y aunque no siempre es fácil conectar con Mila, sí creo que es inevitable (al menos para una mujer) identificarse con esos momentos que tanta honestidad rezuman.
Sabemos qué es ser adolescente y no tener claro si lo malo es desear o no desear, si puedes parar cuando ya has empezado, o si tus impulsos te convierten en una abominación. Quizá algunas recordamos lo que es sentirse avergonzada sin saber muy bien por qué ni de qué. Puede que también hayamos reaccionado de forma desproporcionada o incoherente ante un conflicto relativo al sexo. Y sin duda conocemos la sensación de vulnerabilidad de la que es difícil deshacerse incluso con la pareja sexual más confiable; la fuerza de las pasiones que desata, para bien y para mal; o el vaivén emocional, la incomodidad repentina y aparentemente inexplicable que se instala a veces entre la euforia y el placer. El deseo sexual es tan natural e ineludible como complejo, contradictorio y delicado, y así queda sensiblemente retratado en Creatura.
Pero aunque cada persona es un mundo e influyen muchos factores, si el sexo es complicado es en gran parte porque nuestra cultura lo ha reprimido y lo ha convertido en un tabú. Y eso es precisamente lo que esta película pretende remediar. Porque ningún aspecto estético, como la decisión de aderezar su estilo naturalista con lenguaje poético y onírico o la forma tan especial en la que Martín Gimeno mira el cuerpo de la mujer, distrae nunca de lo principal: Creatura habla de sexo con claridad y naturalidad, libre y honestamente, invitándonos a madurar de una vez en ese capítulo que la humanidad aún tiene pendiente. Y para todo lo que la comunicación no pueda curar, siempre quedará el mar.
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