El cine independiente español necesita una revolución: lo que nos revela el éxito de ‘La mesita del comedor’
En 2023 La mesita del comedor, de Caye Casas, se convertía en la película de terror más premiada a nivel mundial. Y aún así, la cinta no consiguió colocarse en la cartelera española a falta de una distribuidora que apostase fuertemente por ella. Tiempo después llega el famoso tweet de Stephen King y cambia para siempre el destino de la película:
There's a Spanish movie called THE COFFEE TABLE on Amazon Prime and Apple+. My guess is you have never, not once in your whole life, seen a movie as black as this one. It's horrible and also horribly funny. Think the Coen Brothers' darkest dream.
— Stephen King (@StephenKing) May 10, 2024
El resto es historia: el tweet se convierte en un fenómeno en redes, Filmin adelanta su estreno y La mesita del comedor, siendo una peculiaridad tan loca como las que solo sabe hacer Caye Casas, se vuelve uno de los estrenos más vistos en la plataforma. «¿Cómo es posible que no la aceptasen en Sitges?», «¿Cómo es posible que no la viéramos en cartelera?», «¿Cómo es posible que una película tan premiada en el extranjero pasase tan desapercibida en España?». Es posible porque el cine independiente español necesita de una revolución, tanto en sus procesos de desarrollo como de promoción y distribución. Así que vamos a aprovechar el tirón de Stephen King, que parece que funciona, para hablar de un problema que ataca a las raíces de nuestra industria.
La mesita del comedor y lo que nos revela sobre la maquinaria independiente
El cine independiente de autor en España, maravilloso y reconocido mundialmente en los últimos años, se ha convertido en una maquinaria homogénea y repetitiva. Por supuesto que son necesarios los dramas intimistas en el rural español, pero es un problema si es eso lo que define a toda una industria independiente —o, al menos, la que llega a las salas con suficientes copias—.
Así lo reflejaba Victor Alonso-Berbel en su Decálogo para democratizar el cine del futuro, aquel artículo que señalaba una de las grandes heridas de nuestro cine. Si vemos repetidos los mismos códigos es porque encontramos los mismos sesgos en todas las fases de una película: desde el desarrollo, infestando la escritura del guion con laboratorios clasistas y repetitivos, la financiación, dependiendo siempre de los mismos fondos y subvenciones, los festivales, que condicionan por completo la suerte de una película, la distribución, cobarde con las nuevas miradas —y digo nuevas de verdad— y, finalmente, los premios, que reproducen los mismos complejos. Cada paso lastra a la película de cara al siguiente movimiento, llegando a la última de las ventanas sin fuerza y sin apenas posibilidades de éxito.
¿Cuán independiente puede ser una película que ha sido sesgada por los mismos filtros por los que pasan todas las demás?.
Caye Casas en el FANTASPOA | Foto: Mari Korman
Pero La mesita del comedor nos demuestra que otra alternativa es posible. Una película al margen de los circuitos tradicionales y genuinamente independiente, como vemos en unas primeras imágenes que no están contaminadas por una absurda infinidad de residencias e incubadoras. Y, sobre todo, su éxito repentino nos demuestra que el público pide a gritos que honremos a la diversidad cinematográfica a la que estamos traicionando.
«Yo nunca he entrado en la industria. Nunca he tenido subvenciones. ‘La mesita del comedor’ ni la presenté, lo descarté simplemente para no perder el tiempo. Cuando haces cine independiente tienes libertad. Y cuando tienes esa libertad salen historias diferentes, sin censura, sin el corsé de la industria o de las plataformas».
¿Cuál es el futuro de nuestro cine independiente?
Cuando digo que el cine independiente necesita de una revolución quiero decir que está abocado a una revolución. Las películas independientes encontraron su camino sobre las ruinas italianas de la Segunda Guerra Mundial, ¿cómo no van a encontrarlo en la era de las plataformas? El estado natural del cine independiente es sobrevivir.
Ι Leer más: 6 películas en las que el lenguaje es una barrera
Y aunque ahora no nos enfrentemos a la censura fascista, sí estamos ante una grave crisis de nuestro cine: hasta el público más fiel pide un cambio. Las últimas producciones que han seguido el camino de 20.000 especies de abejas o Alcarrás han fracasado en taquilla porque ya no cuentan con la originalidad de sus predecesoras. Porque cuando las distribuidoras llevan años caminando sobre «terreno seguro», la necesidad de innovación hace de ese camino un campo de minas. Más aún cuando los datos de taquilla, de todos los géneros y presupuestos, son más preocupantes que nunca.
Rodaje de La Mesita del Comedor | La Charito Films
Pero, como el estado natural del cine independiente es sobrevivir, esas películas y miradas no van a dejar de existir. Solo este año ya se han estrenado La mesita del comedor, La estrella azul, Segundo premio… El problema radica en que la industria no ha evolucionado en todos los aspectos en los que debería. Hace más de quince años Daviz Sainz estrenaba Malviviendo en Youtube y demostraba que, a partir de ese momento, la industria estaría marcada por una sola cosa: la accesibilidad. La de los espectadores, que tendrían las series que quisieran al alcance de un click, pero también la de los creadores, que podrían contar sus propias historias con mínimos recursos.
Hoy solo los espectadores cuentan con esa accesibilidad prometida, mientras que los creadores se han quedado lejos de hacerse un hueco en las ventanas de explotación. ¿Cómo es posible que una industria que ha evolucionado tanto en sus modelos de consumo y en sus procesos de desarrollo y producción resulte tan estática en los canales de promoción y distribución de las películas independientes?
Ι Leer más: ¿Disney+ ha cumplido su promesa? «60 originales europeos para 2024»
Es necesario aprovechar los nuevos medios que tenemos a nuestra disposición para, no solo atreverse a contar nuevas historias, sino también alcanzar a un público que está esperando que llamemos a la puerta. Y esa puerta no puede ser la misma que hace diez años. Stephen King en Twitter nos lo demuestra, la estrategia de marketing que lleva Filmin con sus adquisiciones europeas también, Pau Brunet nos propone alternativas ‘a lo americano’ que, al menos, deberíamos considerar…
Rodaje de La Mesita del Comedor | La Charito Films
Al fin y al cabo, ¿cómo es posible que una buena película sobre una de las bandas españolas más míticas, que hasta cuenta con una gran acogida en festivales y un presupuesto más que envidiable, consiga hacer tan poco ruido? ¿Por qué el cine independiente español no consigue prolongar su vida más allá de las salas, como sí consiguen otros géneros? ¿Por qué seguimos promocionando las películas independientes de una forma tan parecida a cómo lo hacíamos hace años, si el público y los canales no son los mismos? Precisamente porque, tal vez, falten por encontrar esas nuevas puertas a las que no estamos sabiendo llamar.
«[…] para eso tiene que haber alguien valiente que sepa ver las cosas. Tiene que haber alguien con talento y vista para ver que se puede hacer muchísimo ruido con este tipo de cine. Y es algo que pasa pocas veces».
The Best Premium IPTV Service WorldWide!