Paparajote western, el género cinematográfico que inaugura ‘Mala Tierra’
El pasado 16 de agosto, en el Festival Internacional de Cine Pequeño de Aspe, tuve el privilegio de asistir a uno de esos momentos que raramente se presentan en la vida de una persona: el nacimiento de un nuevo género cinematográfico. Con el cortometraje Mala Tierra, su guionista, director y co-productor Noé Galera inauguró una nueva vertiente del cine del oeste: el paparajote western.
Sinopsis de Mala Tierra
Mala Tierra se ubica en “¿1874? (sic), en algún lugar del árido desierto de Murcia… donde ir a caballo pasó de moda”.
Es la historia de Bárbara Rompecorazones, una peligrosa fugitiva que se ha ganado el sobrenombre por su habilidad arrancando el corazón de sus adversarios, empuñando su amada navaja. Huye atravesando el desierto hasta llegar a su barraca, portando consigo la herencia de su recién fallecido padre. Allí recibirá dos inesperadas visitas: el Bandolero, su exmarido, al que no veía desde que la abandonó hace un lustro y el Guardiacivil, su hermano, al que nunca ha dirigido la palabra por estar en lados opuestos de la ley.
Dos tiradores natos, a los que tendrá que enfrentarse con la única ayuda de su navaja.
Rodaje de Mala Tierra | Foto: Jonathan Parada
¿Western?
A pesar de que la acción se localiza en Alhama de Murcia, Mala Tierra es un western por derecho propio que contiene referencias explícitas a Avaricia (Greed, Erich von Stroheim, 1924), en concreto a las escenas rodadas en el Valle de la Muerte.
La época en la que transcurre, la luz intensa, el desierto, el cazarrecompensas, el bandolero, los duelos y unos personajes masculinos abanderados de valores conservadores son recursos propios del western clásico.
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Los primerísimos planos, las miradas, los planos detalle, los zooms, los personajes quemados por el sol del desierto, sucios, polvorientos y amorales, beben indudablemente de Sergio Leone y el spaghetti western.
¿Paparajote?
A caballo entre la comedia absurda y el cine de acción, Noé Galera retuerce el género como lo conocíamos, hasta conseguir un subgénero propio que, por fuerza, ha de llevar por nombre “paparajote western”.
El paparajote es un postre icónico de la huerta de Murcia. Se elabora con una hoja de limón rebozada y frita, espolvoreada con azúcar y canela. Es un dulce reconocible para cualquier persona amante de la gastronomía murciana.
Rodaje de Mala Tierra | Foto: Jonathan Parada
Tan icónicos y reconocibles como los paparajotes son los paisajes de Mala Tierra: los badlands (literalmente malas tierras), que abundan en las comarcas de bajo Guadalentín —donde se rodó el corto—, río Mula y Oriental. Los badlands murcianos son paisajes desérticos esculpidos por las escorrentías, que se asemejan a los desiertos del lejano Oeste.
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Además de un postre exquisito, los paparajotes son también una muestra del carácter guasón murciano: cuando entre loas y alabanzas a la exquisitez del paparajote se da a probar por primera vez a un forastero, este suele intentar comerlo entero. Solo cuando el agasajado se harta de roer la hoja de limón, que le parece una suela de zapato, se le indica que “la hoja no se come” con la consiguiente “pijá de reír” del murciano. En Mala Tierra, Noé hace gala de su carácter guasón desde el primer fotograma, con el intertítulo “Alhama de Murcia ¿1874?” que pronto se verá reemplazado por una imagen del vasto desierto, en la que aparece la cadavérica cabeza de una vaca, con un bonito sombrero.
Rodaje de Mala Tierra | Foto: David Torres
El particular western de Mala Tierra
Mala Tierra rompe con ciertos estereotipos del western que la hacen merecedora de ser la obra inaugural de un nuevo género.
Para empezar, la acción no transcurre en el Oeste americano sino en el Levante español, con un sabor propio que combina western, comedia absurda, acción y fantástico, encarnando los arquetipos clásicos en pieles que nos resultan más conocidas: el Bandolero, el Guardiacivil, etc.
Por otro lado, desde sus inicios el género ha sido extremadamente machista. Los personajes femeninos suelen ser abnegadas esposas o prostitutas del Saloon, mientras que el personaje protagonista de Mala Tierra es una mujer empoderada, que no se somete a los designios de los hombres que pasan por su vida.
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Las armas icónicas de los westerns son armas de fuego: el revólver Colt y el rifle Winchester. Sin embargo, el arma con la que se bate la heroína es un arma blanca: la navaja. Y el medio de transporte del western por antonomasia es el caballo, pero en Mala Tierra no hay, porque “montar a caballo pasó de moda”.
El resto de España, poco o nada espera de Murcia; tanto es así, que cuando se conocen sus paisajes, personalidades o logros, suele causar gran asombro. Del mismo modo, el horizonte vacío de Mala tierra es infinito, y allí donde todo el paisaje es el marrón polvoriento de la tierra o el gris de un cielo desteñido, cualquier historia nos puede sorprender.
Rodaje de Mala Tierra | Foto: David Torres
En apariencia el corto es una obra ligera, poco profunda, palomitera y exenta de moraleja. Pero solo hace falta escarbar un poco para darse cuenta que nos narra la historia de una mujer empoderada que trata de huir de un mundo de hombres que la atosiga y del que no puede escapar, y aun teniendo unas herramientas menos sofisticadas y capaces que sus adversarios, los enfrenta sin miedo al fracaso.
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Es también evidente el mensaje final de que la avaricia rompe el saco, dentro de una historia en la que las relaciones familiares oxidadas y los sentimientos enquistados son los ingredientes suficientes para que comience la batalla… Que gane el mejorcico, pijo.