En un espacio cerrado las emociones se magnifican. Por desgracia, todos hemos sido testigos de este hecho en los últimos meses. Todo se vuelve más intenso, las relaciones se mueven más rápido (en cualquiera de los sentidos), resurgen problemas enterrados; podría decirse que un año confinado equivaldría a unos siete años normales.
Ons (Alfonso Zarauza, 2020) compite esta semana en los premios Mestre Mateo del audiovisual gallego y es un ejemplo de lo que puede ocurrir en un espacio acotado, en este caso una pequeña isla gallega del atlántico, casi completamente aislada del exterior en invierno debido a las inclemencias del tiempo. Vamos a ver cómo en esta película, y en otros ejemplos del cine y las series, se utiliza el aislamiento como mecanismo narrativo para intensificar o acelerar la trama.
Se trata de obras en las que el espacio —o más bien, la falta de él— es un protagonista más, pero nos interesa especialmente cómo sirve de motor para hacer evolucionar las relaciones entre los personajes.
1. Ons (Alfonso Zarauza, 2020)
En la película de Zarauza, una pareja llega a la isla de Ons buscando un nuevo escenario, una terapia. Él sufre depresión a causa de un accidente del que no sabemos mucho y su matrimonio no parece pasar por el mejor momento. Llegan a un lugar con pocos habitantes pero un tejido social intrincado, con personajes que son muy distantes pero, paradójicamente, a la vez se conocen demasiado bien y se necesitan entre sí.
El confinamiento será terapéutico para Vicente pero no tanto para Mariña. A medida que la isla se vaya quedando —valga la redundancia— cada vez más aislada cuando llegue el invierno y las inclemencias del tiempo impidan a los barcos llegar, la tensión irá aumentando y las relaciones entre los personajes volviéndose más y más complejas. Surgirán problemas y saldrán a la luz algunos que ya estaban ahí, latentes, enterrados, en medio de la atmósfera tensa y cargada que caracteriza a esta película. De alguna manera nos resultará verosímil ese juego de afectos, infidelidades y el alboroto que produce una recién llegada.
2. La casa de papel (Álex Pina, 2017-)
Uno de los grandes fenómenos internacionales de Netflix (junto con Atresmedia) basa parte de su éxito en esa narración enclaustrada que cuenta el atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que dura varios días e implica una convivencia forzada entre atracadores y rehenes.
Esa intensificación de las relaciones personales facilita, a la hora de escribir un guion creíble, que los vínculos entre personajes puedan evolucionar a un ritmo mayor, con muchos más giros, y que los protagonistas puedan tener mayores y más rápidos arcos de transformación. Por eso nos creemos que Mónica pueda enamorarse tan rápidamente de Dénver, su secuestrador, o la intensa relación entre la inspectora y el Profesor durante las apenas dos semanas que dura el atraco.
3. Vis a vis (Daniel Écija, Álex Pina, Iván Escobar y Esther Martínez Lobato, 2015-2020)
Tal vez sea el ejemplo más claro: el carácter enclaustrado de su narración —ocurre dentro de la cárcel Cruz del Sur— propicia la creación de una microsociedad, con sus costumbres, normas y relaciones de poder particulares, aisladas del exterior. De esta manera, pueden trasladarse conflictos de la gente corriente a unas condiciones más extremas, donde todo se agudiza: en una cárcel también puedes estar triste porque la chica que te gusta no te haga mucho caso o porque tu amiga se enfade contigo. Solo que, precisamente por estar en una cárcel, estos pequeños dramas pueden escalar hasta hacer que termines creando una reyerta o disparando a alguien. Como dice la propia directora de Cruz del Sur, “aquí todo se magnifica, lo bueno y lo malo”.
En esa microsociedad donde las relaciones sociales y de poder tienen características propias, los estamentos sociales que se crean en estos espacios muchas veces revierten su orden original: en la cárcel, las presas más peligrosas son las que tienen el poder, muchas veces más que los propios funcionarios. Ocurre lo mismo en La casa de papel: en la Fábrica de la Moneda, los atracadores toman por la fuerza el poder, burlando a la policía y dejando en una situación de sumisión total a los trabajadores de la institución (de hecho, al director, “Arturito”, le trae muchos problemas no asumir este cambio).
4. El ángel exterminador (Luis Buñuel, 1962)
Un ejemplo del aislamiento por el aislamiento —o tal vez no—. Luis Buñuel dirigió en 1962 esta película surrealista escrita junto con Luis Alcoriza en la que un grupo de amigos pasa una velada de la que no pueden escapar. Nada ni nadie se lo está impidiendo: simplemente, cuando tratan de salir del salón en el que se encuentran, no son capaces de hacerlo.
Abierta a muchas interpretaciones, esta película sugiere que Buñuel hace una crítica a la burguesía y se burla de los superficiales problemas de los ricos. Pero, además de eso y de la cantidad de cosas extrañas y surrealistas que tienen lugar a lo largo de la velada, esta película es un estudio del comportamiento humano en condiciones extremas.
5. Doce hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957)
En Doce hombres sin piedad, doce miembros de un jurado tienen que deliberar para decidir la condena de un sospechoso de asesinato. Parece un caso sencillo, y todos están convencidos de que el sospechoso es culpable. Todos menos uno, que tratará de convencer al resto y hará que la duda razonable vaya extendiéndose entre los miembros del jurado…
Encerrados en una sala, serán las reflexiones de estos hombres los que vayan avanzando la narración, tratando de llegar a una decisión unánime. Una vez más, el experimento de unir a un grupo de personas en un espacio restringido hará que la trama vaya fluyendo y estos hombres tan dispares se vean obligados a entenderse.
Casi todos los dramas carcelarios podrían entrar en esta lista; también obras basadas en el teatro como Un Dios salvaje (Roman Polanski, 2011). Las series también han encontrado un filón aquí, y muchas utilizan de punto de partida un lugar en el que un grupo de personajes se vean obligados a estar juntos por su trabajo u otras circunstancias.
No estamos, por tanto, descubriendo nada nuevo. De hecho, en España llevamos dieciocho ediciones de Gran Hermano, ¿y qué es sino una narración enclaustrada, en la que el espacio es un personaje más y las relaciones entre las personas se vuelven más intensas?
¿Dónde puedes verlas?
Ons en Filmin, La Casa de Papel en Netflix y Atresplayer, Vis a Vis en Netflix, Movistar + y Prime Video, El ángel exterminador en FlixOlé y Doce hombres sin piedad en Filmin