Para bien o para mal, Zack Snyder es uno de los directores de Hollywood que más conversaciones generan a su alrededor. Tiene en su haber una ristra de películas que, sin dejar de ser puro encargo y blockbuster palomitero, dejan ver una personalidad propia capaz de fascinar a muchos. Con el estreno de su última película de la mano de Netflix, Zack Snyder ha vuelto de forma espiritual a lo que caracterizaba sus películas en un principio. Snyder ha venido a jugar y este es su nuevo juguete.
La película cuenta el atraco que Scott Ward debe realizar a una caja fuerte en un casino de Las Vegas, ciudad que ha sido completamente aislada debido a la epidemia de no-muertos que la asola. Scott reúne a un equipo de marginados con distintas habilidades para sobrevivir a la implacable amenaza zombi mientras se abren paso hacia la enorme cantidad de dinero que les aguarda en la cámara acorazada. ¿El problema? Digamos que hay intereses enfrentados dentro del grupo que dificultan en gran medida el golpe.
Este artículo analiza la filmografía de Zack Snyder y El ejército de los muertos sin spoilers de ningún tipo ¡Yupi!
Zack Snyder, director y criatura mítica
Zack Snyder en la presentación de Batman V Superman: El amanecer de la justicia
La parte indudablemente buena de El ejército de los muertos es el giro de vuelta que esta supone en la carrera de su director. Después de unas cuantas adaptaciones superheroicas y comiqueras, Snyder ha vuelto a la dirección del subgénero que le puso en el mapa del cine de masas, retomando algunas de las señas que ya le hicieron destacar en 2004. Más allá de la obviedad de “en esa peli había zombis y en esta también”, es interesante ver de dónde viene Snyder y qué ha marcado su carrera para entender lo que significa El ejército de los muertos en el panorama del blockbuster estadounidense en general, y en la carrera del director en particular.
Desde su primera cinta de acción con no-muertos, Zack Snyder se lanzó de lleno a la épica. Aun con tintes de gamberrismo y humor, este es el ingrediente estrella del realizador y guionista sin lugar a dudas. Independientemente del tema, Snyder vuelca sobre todas y cada una de sus películas desde entonces una gran cantidad de momentos dramáticos y personajes que revisten sus obras con una pátina de grandilocuencia. Lo excesivo, ya sea por ir a cámara lenta o por dramatismo, atraviesa toda su filmografía. Esta es una de las razones por las que su cine polariza tanto a los espectadores.
Fotograma de El amanecer de los muertos
Snyder cuenta con una habilidad curiosa: usando su propio código estético es capaz de infundir emoción en sus espectadores. Da igual si conectas o no con sus personajes o con sus causas, el juego de Snyder consiste en un bombardeo de espectacularidad que te convence de que te va la vida en que los personajes consigan sus objetivos. Hay una contraparte a esto, claro está, y es que en muchas ocasiones esta habilidad sirve para compensar una gran cantidad de conveniencias de guion o personajes con construcciones más bien pobres. Para el director no es tan importante lo que sabemos de los personajes ni sus conflictos internos como el venderlos con unas pocas pinceladas y una desorbitada emoción dentro de la propia acción.
Por otra parte, el enorme hit mediático que fue el famoso “Snyder Cut” convirtió al director en el centro de gigatones de conversaciones sobre su figura dentro del cine y la relación que tenemos con sus películas. Como si fuera fruto de la mejor campaña de relaciones públicas de la historia, la percepción general sobre Snyder ha dado un viraje positivo que ha hecho que, en general, su última aventura zombi fuera esperada con los brazos abiertos.
Cartel de La liga de la justicia de Zack Snyder
El ejército de los muertos
Esta película no es una excepción en lo que al estilo del director se refiere. Es cierto que los recursos formales del director no tienen tanto peso como en otras, pero Snyder se empeña en vender a sus personajes con carisma y, en el caso del personaje de Scott, un ejercicio de síntesis narrativa digna de admiración.
Aún así, se nota que los músculos que Snyder está acostumbrado a ejercitar en sus películas son los del metraje extenso y los discursos biensonantes, porque es a donde lleva la película cada vez que puede. Los planos a cámara lenta vienen con cuentagotas, sí, pero parece que el ralentí esta vez se aplica al ritmo de la propia película, afectando enormemente al resultado final. Solo para ponerlo en perspectiva, El amanecer de los muertos duraba tan solo una hora y media, lo que hacía que la película enfilara mucho mejor sus temas y hacia dónde tenía pensado ir. Este, por desgracia, no es el caso de El ejército de los muertos.
Fotograma de El ejército de los muertos
¿Y la parte buena? A Snyder se le pueden discutir las formas y, en gran medida, el contenido de lo que cuenta, pero una cosa que siempre queda patente es que trata con cariño su material de referencia. Tanto en su versión de los superhéroes de DC como en las convenciones del cine de zombis, la puesta en escena y el tratamiento de sus personajes demuestran que la historia de la pantalla, más allá de tratarse de cine palomitero, está contada desde una óptica muy personal. Evidentemente, eso se traslada en este caso a una versión más del fenómeno zombi, pero con referencias al género que aportan y generan momentos bastante destacables dentro de la película. En resumen, si disfrutas de los estilismos del director y, sobre todo, de una violencia gráfica excelentemente rodada y presentada con mucha mala baba, El ejército de los muertos es una película que merece la pena ver.
Ya puedes ver El ejército de los muertos en Netflix.