La última película de Carlos Therón es una de esas que llevaba esperando a estrenarse desde marzo de 2020. Ahora, año y medio después, podemos ver en cines la que podría ser la comedia del verano. Este remake de la italiana Song’e Napule (Antonio Manetti, 2013) promete risa, música y sol.
Si aún estás dudando si ir a verla, aquí tienes cinco razones para animarte:
1. La risa
Operación Camarón da lo que promete. Es una comedia de risa constante, que consigue el equilibrio entre los gags y las situaciones que generan risa a fuego lento. La comedia viene de los personajes, de sus defectos y sus meteduras de pata, pero sin miedo a hacer chistes. La película se mete en algunos jardines importantes (el mundo del tráfico de drogas, la misoginia en el trap, el acento andaluz como símbolo de comedia…) y consigue salir airosa de ellos, dándoles la vuelta.
El protagonista, un chico de Valladolid, acaba teniendo que hacer de cani para infiltrarse en un grupo de flamenco-trap. Para ello lo entrenan: le cortan el pelo, le ponen cadenas, le enseñan a montar en moto… La película ridiculiza al protagonista cuando, siendo de Valladolid, intenta poner acento andaluz: no es gracioso, es patético. De lo que sí nos reímos es de otras cosas, como la masculinidad frágil, las falsas apariencias, e incluso de la policía: «¿Tú sabes lo que cuesta que te abran un expediente?»
2. La mezcla de géneros
Foto de Operación Camarón (Julio Vergne)
Como nos reímos, Operación Camarón es una comedia de principio a fin. Pero resulta que en el último tramo de la película, parece que estamos viendo un thriller. La trama policial parecía simplemente un telón de fondo, una excusa para meter a un pringado en un ambiente hostil y poder reírnos de él. Pero de repente, en el clímax, esa trama pasa a primer término, se convierte en una película de acción que logra verdadera tensión sin renunciar al tono de comedia. Esa mezcla de géneros le da una importancia nueva a la trama, con la que, sin dejar de sonreír, también se nos acelera un poco el corazón.
3. El reparto
Foto de Operación Camarón
Por mucho que el guion de la película funcione —que lo hace— la verdad es que también da la sensación de que nadie hubiera defendido el papel de Julián López como él. No debe ser fácil interpretar a un personaje que está interpretando a un personaje, pero Julián López consigue que nos creamos a Sebas, ese pringado-estirado que tiene que fingir que tiene calle.
Sin embargo, Julián López no es el único que cumple. Natalia de Molina demuestra que puede con cualquier registro y con cualquier acento, si ponemos sobre la mesa sus últimos papeles en Las niñas (Pilar Palomero, 2020), Adiós (Paco Cabezas, 2019) o Elisa y Marcela (Isabel Coixet, 2019). Manuel Burque —también guionista de la película— hace un papel pequeñito pero que le da a la trama aire fresco, acento gallego y que demuestra que se puede ser aún más pringado que el protagonista.
4. La música
Fotograma de Operación Camarón
Siendo sinceros, la música de la película puede poner muy nerviosos a los detractores del reggaeton y la música de verbena. Pero poder ver las entrañas del grupo de flamenco-trap Los Lolos nos permite huir de nuestro propio prejuicio. Entramos igual que Sebas, con desconfianza, y acabamos igual que él, siendo uno más, cantando las canciones y queriendo ir a uno de sus conciertos. Nos reímos de la letra machista que compone el líder y de las groupies locas.
El trabajo musical está muy logrado, desde la canción principal hasta el momento en el que Sebas decide que quiere aportar algo nuevo al grupo. Una vez entras en la película, Chico perfecto, el tema principal, se mete en tu cabeza y no sale. Eso sí, si la canción no te gusta prepara los tapones, porque el gran hit de Los Lolos suena muchas veces durante la película.
5. El mensaje
Foto de Operación Camarón (Julio Vergne)
El trasfondo de la película es el tráfico de drogas en Cádiz. Más que pasar de largo por el tema, la película se moja, sin complejos, porque el mundo de la droga es una mierda. A pesar de ser una comedia, Operación Camarón nos muestra la parte cruda del contrabando, cómo fichan sin escrúpulos a los chavales jóvenes del barrio para hacer descargas y vender la mercancía. La Luci, el personaje de Natalia de Molina, es la que lidera en el grupo la cruzada contra el mundo de la droga, y lleva a los demás a esa postura. Y es, al final, lo que los une a todos. Lo que hace a Sebas un Lolo más.