American Horror Stories se estrena mañana en la plataforma FX de Hulu. El esperado spin-off, creado por Ryan Murphy y Brad Falchuk, retoma el carácter antológico de su predecesora, trayendo en cada episodio una historia de terror diferente conectada a la saga principal. ¿Contendrá los elementos tan característicos que han marcado a la saga?
Un fenómeno de masas antológico
American Horror Story (Ryan Murphy y Brad Falchuk, 2011 - Actualidad) llamó la atención de los fans del género desde sus inicios. Con la décima temporada a la vuelta de la esquina, la antología se afianza como uno de los fenómenos más sólidos del terror pop.
Imagen promocional de Murder House
El formato antológico no es una novedad en el género de terror. Podemos encontrar varios ejemplos en la historia de la ficción seriada, como La dimensión desconocida (Rod Serling, 1959 - 1964), Cuentos de la cripta (Steven Dodd, 1989 - 1996) o, si nos vamos a ejemplos patrios, Historias para no dormir (Narciso Ibáñez Serrador, 1966 – 1982). Si buscamos en la actualidad, encontramos obras contemporáneas tan memorables como Channel Zero (Nick Antosca, 2016 – 2018).
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La faceta antológica es un elemento importante para consolidar una identidad propia en American Horror Story como fenómeno cultural, permitiendo a la serie explorar diferentes registros dentro del género y oxigenando tramas y personajes mientras se mantienen caras conocidas y queridas por los fans. No obstante, si hubiera que elegir una característica que defina la serie, esta no podría ser otra que su vínculo insondable con la cultura pop.
Realidad y ficción: una combinación de miedo
Cada temporada de American Horror Story explora una temática clásica del terror estadounidense: casas encantadas, brujería, psiquiátricos, posesiones, vampiros, asesinos en serie… y dichas temáticas siempre van de la mano de algún suceso real que conmocionó a los habitantes de EE. UU., vinculándolo de forma hábil e inteligente a la trama de ficción. Por poner algunos ejemplos, en la temporada Murder House se nos da una resolución al misterioso asesinato de la Dalia Negra, mientras que Coven presenta a Madame LaLaurie y Marie Laveau como personajes con un gran peso en la trama.
Fotograma de Murder House
El terror ficticio busca constantemente en la serie una forma de resonar con el terror real vivido por su país, pero no sólo encuentra inspiración en la crónica negra de Estados Unidos: la cara más pop de esta antología se asienta con sólidos cimientos en los grandes clásicos del cine de terror. Las referencias son claras e intencionalmente notorias, llegando en algunos casos a imitar planos y escenas completas, así como a utilizar la banda sonora de las obras a las que rinde homenaje, convirtiendo American Horror Story en una carta de amor hacia su género.
Esta combinación de homenajes a la realidad y la ficción del terror se hacen patentes desde su primera temporada, y se convierten en toda una declaración de intenciones que la serie ha llevado como estandarte en la década que lleva en emisión. Terribles sucesos como la matanza de Columbine se dan la mano con títulos icónicos como La semilla del Diablo (Roman Polansky, 1968), Al final de la escalera (Peter Medak, 1980) o El sótano del miedo (Wes Craven, 1991). Y siempre se ejecutan con un componente estético que es imposible ignorar.
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El cuidado estético del terror
La estética constituye uno de los pilares maestros de la saga. Desde sus icónicos teasers, que hacen uso de la imagen sin diálogo para transmitir la idea general y las vibes de la temporada, hasta el uso de la composición y la puesta en escena, que cambia en cada entrega para adaptarse a la temática. Mientras que Coven muestra unos movimientos de cámara etéreos, retorcidos y confusos, dignos de una academia de brujas; Roanoke tira de cámara en mano y planos fijos para meternos de lleno en un reality show.
Fotograma del vídeo promocional de Coven
El uso de la música y el vestuario también son vehículos fundamentales para el rasgo estético tan marcado de la serie. Coven rebuscó en el cine teen de magia y hechicería hasta encontrarse con Jóvenes y Brujas (Andrew Fleming, 1996) y le hizo un pequeño lavado de cara para presentar un conjunto de looks que han traspasado la ficción y han redefinido la estética de la brujería en los últimos años. A Lady Gaga se le dio una temporada a medida con Hotel, repleta de vestidos glam, sonidos de grunge, adicciones y un aire vampírico que hasta se molestó en recuperar la vieja moqueta de El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980).
El peso de la estética y la música es tan grande y notorio en todo American Horror Story que muchas veces he tenido la sensación de estar viendo un videoclip larguísimo y fascinante en lugar de una ficción seriada. Incluso me he llegado a plantear si muchas veces algo habría funcionado mejor como videoclip que como temporada de una serie, con tanta importancia de la forma sobre el contenido. Como si la forma no estuviese llena de contenido en sí misma.
Imagen promocional de American Horror Stories
Por lo que se puede ver en el trailer, American Horror Stories promete tanto pop horror y tanta importancia estética como su predecesora, siendo una seña de identidad tan inconfundible como imprescindible. Además, su carácter episódico supone un soplo de aire fresco que llenará la serie de dinamismo y le permitirá explorar más aún las raíces del terror americano. Todavía no se sabe nada oficial sobre su estreno en España, aunque es probable que esté disponible próximamente en la plataforma Disney+.
¿Dónde puedes verlas?
Puedes disfrutar de la antología original al completo en Disney+.