Hoy es el aniversario del estreno de Heathers (Michael Lehmann, 1988), también conocida en España y Latinoamérica como Escuela de jóvenes asesinos. Considerada película de culto, es probablemente la mejor comedia negra de instituto que se ha hecho nunca. Una adolescente y su novio sociópata empiezan a matar a sus compañeros de clase haciéndolo pasar por una oleada de suicidios. Estoy: dentrísimo.
¿Vamos al baile de graduación o al infierno?
En todo instituto de ficción que se precie, siempre hay una jerarquía encabezada por una abeja reina. Y en Westerburg High, el título nobiliario recae en las Heathers. Heather Chandler, Heather McNamara y Heather Duke hacen y deshacen a su antojo, pero no estarían completas sin la compañía de Veronica Sawyer. Veronica odia a sus amigas y la vida que lleva con ellas, pero sale de su monotonía al conocer a JD, el alumno nuevo que fue expulsado de su instituto anterior por problemas de conducta.
Fotograma de Heathers
Después de que Heather Chandler humille a Veronica en una fiesta, ella y JD deciden colarse en su casa para devolverle el golpe. Mientras Veronica prepara una mezcla de leche y zumo para hacer vomitar a Heather, JD hace un cóctel de desengrasante y productos de limpieza. Veronica coge la taza de JD por error, y Heather muere envenenada por su mejor amiga. Sin saber muy bien cómo actuar ante un homicidio, Veronica imita la letra de Heather para escribir una carta de suicidio. Esta carta comenzará un aluvión de muertes que JD orquesta con el objetivo de limpiar el instituto para que todos vivan en paz. Pero el poder tiene unos cimientos sólidos, y cuando cortas una cabeza de la hidra empiezan a brotar muchas otras.
Praise Jesus, hallelujah
Si hubiera que elegir una película que represente a la perfección el espíritu del cine de instituto ochentero, sería indudablemente El club de los cinco (John Hughes, 1985). Heathers, es la otra cara del coming of age. Usando un humor negro perfilado y muy característico, logra moverse con inteligencia por pantanos de un calado social profundo.
Con una máscara de ironía y cinismo, Heathers hace un retrato elaborado y certero de una generación perdida, marcada por un futuro pesimista y una ausencia de referentes entre sus mayores. Las escenas en las que Veronica pasa tiempo con sus padres son un bucle monótono y caricaturizado, evitando intencionadamente cualquier tipo de profundidad para dejar patente la desconexión entre generaciones y el silencio de la angustia adolescente.
Fotograma de Heathers
La relación de JD con su padre también se presenta arisca y extraña, utilizando una cercanía falsa y superficial que siempre evita tratar el suicidio de su madre. La ineptitud de los policías o las reuniones del claustro de profesores son un ejemplo claro de la indolencia adulta frente al dolor de crecer.
Cuando Veronica y JD continúan con su matanza, el entorno adulto se siente torpe e incapaz de aproximarse a tabúes como la muerte y el suicidio, y todo empeora cuando la pareja rompe y JD empieza a planear un suicidio en masa colocando explosivos bajo el instituto. Mientras los falsos suicidios se extienden por sus aulas, una angustia que se gesta en silencio empieza a asomar.
Martha, una estudiante marginada y blanco de las burlas de las Heathers, intenta quitarse la vida de forma fallida y termina malherida, mientras su entorno ridiculiza el suceso calificándolo como una llamada de atención. Heather McNamara, que se va aislando sutilmente a lo largo del segundo acto, se intenta provocar una sobredosis de fármacos y es frenada en el último momento por Veronica. Por primera vez, alguien deja de ignorar su entorno y se hace consciente para tender una mano y responder al silencio.
El legado de Heather Chandler
Heathers es una obra tan ácida como delicada y no fue bien recibida en su estreno. El tiempo la encumbró como película de culto, que ha echado raíces más allá del producto original y ha influenciado enormemente otras producciones.
Se pueden percibir grandes influencias de Heathers en la película Jawbreaker (Darren Stein, 1999), donde un grupo de abejas reinas y la chica buena que va con ellas, acostumbradas a gastarse bromas pesadas, matan a una miembro del grupo mientras fingían un secuestro.
También tiene relaciones estrechas con Chicas malas (Mark Waters, 2004), que toma las dinámicas estamentales del instituto y la santísima trinidad de la tiranía estudiantil para componer la película teen más icónica de la historia.
La banda del patio (Paul Germain, Joe Ansolabehere, 1997 - 2001) toma el aura regia de las Heathers y la usa para crear a sus Ashleys.
Las Ashleys en La banda del patio
Ha conseguido también trascender a otros formatos, contando con una adaptación al teatro musical que recomiendo ver encarecidamente, así como un remake en formato seriado de HBO que modifica las estructuras de la película original para adaptarla al marco de la generación Z.
Heathers ha acabado recibiendo el reconocimiento que se merece, convirtiéndose en una película imprescindible y recomendada para cualquier amante de la comedia negra y el cine teen.