Hoy se cumplen 10 años del estreno de Arrugas en el Festival de San Sebastián, la película de animación dirigida por Ignacio Ferreras que adapta el cómic homónimo de Paco Roca. Arrugas cuenta la historia de Emilio, un abuelo al que su familia ingresa en una residencia de ancianos cuando no puede seguir haciéndose cargo de él. En la residencia, Emilio conoce a Miguel, su compañero de habitación y de aventuras de ahí en adelante.
La película es una suerte de viaje de ida y regreso de Emilio, que poco a poco se familiariza con su realidad: tiene Alzheimer. A través de su enfermedad, sus nuevos compañeros y unos flashbacks igual de oníricos que trágicos, nos adentramos en el mundo de Emilio para encontrarnos con un poliedro de realidades que conviven en la vejez. Este análisis contiene spoilers leves de la trama de Arrugas.
La vejez cruel
La primera escena de Arrugas establece en un tiempo récord la esencia de la cara amarga del filme. Emilio no puede evitar sumirse en esas ensoñaciones que llevan a la frustración general, y aún así es percibido como culpable y como una carga por su familia. Como es lógico, la única salida posible a la frustración de la familia es que Emilio acabe internado en una residencia. Aquí es donde esa cara amarga ya no solo está presente, sino que toma formas en los temas que irá desarrollando a lo largo de la película. Por ejemplo, el cinismo de Miguel se contrapone a la elegancia y educación de Emilio, pero ambos personajes convergen en la melancolía y el dolor de estar ahí encerrados. Cada plano de la película parece invadido por el derrotismo y el hastío. Cuando Emilio mira a su alrededor, es incapaz de ver que está rodeado de sus iguales, solo ve su propio futuro.
Fotograma de Arrugas
La llegada de Emilio a la residencia es desoladora. No solo por el retrato que la película hace de la situación de su protagonista, que ya es bastante triste por sí misma, sino porque esta nos lleva de paseo para que experimentemos la desazón de llegar a un lugar al que crees que no perteneces. Emilio empieza espantado porque ve la residencia tal y como la vemos nosotros y también como se la presenta Miguel: como un lugar en el que dejarse morir olvidado y apartado del mundo.
Aquí es donde se plantea otra de las facetas de la vejez: la soledad. Miguel, Emilio y Antonia viven en soledad, unidos los unos a los otros por mera proximidad. La película pasa de puntillas por la soledad de Emilio, apenas esbozando su situación en un par de ocasiones tras la escena inicial. Sin embargo, Arrugas se esfuerza en presentar la compañía y la soledad como ejes vertebradores de su narrativa a través de otras ancianas de la residencia como Doña Sol o Antonia, a las que se presenta como mujeres trágicas que buscan desesperadamente recuperar el dolor de una familia. Ya sea deambulando por los pasillos en busca de un teléfono o autoconvenciéndose de que ellas deben estar ahí encerradas, estas mujeres ponen en primer término la importancia de la comunidad, y lo devastador de estar completamente solo.
Lo mejor de Arrugas es su tratamiento de todas estas emociones y situaciones sobrecogedoras. No las romantiza ni las exprime para sacar una lágrima fácil. Suceden y están ahí porque son parte indispensable de la historia. En definitiva, Arrugas debe hacer un retrato pesimista de la vejez, no solo para que nos emocionemos con sus personajes, sino para entender que estos viven realidades que existen de verdad.
La vejez esperanzadora
Fotograma de Arrugas
Todo el mundo ha escuchado (o dicho) en algún momento de su vida la frase: “A mi edad ya no voy a cambiar”. Arrugas trabaja bien a sus personajes, porque de alguna forma consigue moverlos mientras que parecen anclados a ese mantra. Puede que el personaje más trágico sea Emilio, porque somos testigos de su paranoia, de sus preocupaciones y su decadencia; pero quien insiste en robar el protagonismo de la historia es Miguel. El compañero argentino, precisamente porque se nos presenta desde el cinismo y la apatía, es el que más oportunidades tiene de ver la luz y la cara amable de la vejez.
Ser anciano o anciana es ineludible, no es una enfermedad y desde luego no es motivo de abandono. Por eso es que el universo de Arrugas es permeable a la esperanza, porque aunque explore los lugares oscuros de la última etapa de nuestras vidas, nos muestra con una enorme ternura y naturalidad cómo hacerles frente y habitarlos con amabilidad.
Es fácil ver la película y empatizar con lo que ocurre en ella. Es aún más fácil entender el mensaje de conciliación con la tercera edad, de los cuidados y la atención a quienes siempre han estado ahí. Pero Arrugas no es un icono del cine de animación español solo por eso, sino porque habla de la esperanza y la amabilidad a gran escala para contar una emocionante historia de superación personal.
¿Dónde puedes ver Arrugas?
Arrugas está disponible bajo demanda en Filmin.