En el Teatro Alameda, con marchas de Semana Santa sonando de fondo y con una tarjeta de recuerdo... Así nos recibió Jesus Pascual en el estreno de ¡DOLORES, GUAPA!
Este sábado anunciaron que ganaba el Palmarés del Festival de Sevilla en la Sección de Panorama Andaluz, para sorpresa de pocos. El largometraje documental entra de lleno en la cultura cofrade y mariquita de Sevilla, y no ha dejado indiferente a nadie: a través de muchísimos testimonios, Jesús Pascual nos sumerge en este mundo que, aunque a algunos pueda resultar alienígena, es el pan de cada día para muchos sevillanos.
Hablamos con él sobre la creación del documental, de lo que ha aprendido y sobre cómo cree que será su recepción.
Tengo que decírtelo: no he parado de pensar en la película desde que la vi. Es una historia cautivadora, ¿de dónde sale la idea de tratar este tema?
El año del Covid estaba un poco perdido. Quería irme a estudiar a Madrid, pero no era el momento —lo suyo en Madrid es hacer contactos—, entonces decidí quedarme en Sevilla un año más, y aprovechar para hacer algo. Y desde 2019 tenía la idea de hacer un documental sobre la figura del mariquita capillita, porque cuando salió el vídeo de ¡Dolores, Guapa! la reacción que hubo de la gente en redes sociales me sorprendió. Básicamente se volvió un meme, y esa reacción me hizo preguntarme por qué a la gente le cuesta tanto entender, o sobre el poco respeto con el que la gente se acerca a esto… Directamente condenando, juzgando y ridiculizando. Y todo eso basado en homofobia, plumofobia, en clasismo… Va un poco por ahí. Eso es lo que despertó en mí las ganas de hacerlo, y ya cuando llegó el Covid dije: ahora es el momento. Entonces hablé con el productor, Antonio Bonilla, con el que estaba buscando sacar adelante otra peli de ficción, y le dije que viendo cómo estaban las cosas mejor hacer esto y que si se apuntaba, y me dijo que sí, y ahí nos metimos.
¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Hiciste alguna guía para empezar, o te lanzaste a la calle a grabar testimonios?
Lo primero que hice fue leer un montón. Busqué si había algo escrito sobre el mariquita andaluz o el mariquita dentro de la Semana Santa y no había nada, solo un artículo de Rafael Cáceres Feria y Valcuende del Río, dos profesores de la Universidad Pablo de Olavide. Es un artículo sobre modelos gays en todo el mundo y cómo se globalizan; cómo el modelo de EEUU ha ido llegando a distintos países donde había modelos gays locales, como es el caso de España —y en concreto Andalucía—, pero también Italia, Irán, Marruecos, muchos países de Latinoamérica… Tenían sus modelos locales de género y sexualidad que, cuando llegó la globalización estadounidense, entraron en contacto con lo que había ahí y generaron nuevas realidades. Entonces fue muy revelador. Contacté con uno de los autores, me entrevisté con él y me dio claves. Luego leí mucho de Semana Santa desde un punto de vista social. Y con la ayuda de Jesús Romanov —que está dentro del mundo de la Semana Santa y es abiertamente gay— entendí el fenómeno e hice una escaleta orientativa. Era desglosada y casi que un guion, pero con espacio para que se desmontase cuando empezáramos a grabar. Tener esa guía y haber leído tanto antes viene bien, porque así sabes dónde tienes que prestar atención porque sabes dónde está lo interesante… Pero también tienes que dejar que entren la vida y la gente dentro del documental, y no tener miedo a que te lo transformen.
Fotograma de ¡DOLORES, GUAPA!: creando una procesión en casa
Siendo de Sevilla, y habiendo ido a la Semana Santa toda mi vida, jamás me había parado a preguntarme si existían personas del colectivo LGTB en las hermandades. ¿Crees que la película va a abrir los ojos a mucha gente, o es una realidad aceptada que se mantiene en silencio?
Yo creo que en Andalucía, en Sevilla en concreto, es algo que se sabe. Pero es verdad que, yo el primero, no sabía hasta qué punto se implican y lo han hecho históricamente. Qué ha significado para ellos: históricamente ha sido un refugio para no estar expuestos y no estar en la calle. Un sitio donde podían tener reconocimiento social de una manera también. Y estaban dentro de la sociedad, coartados evidentemente, pero de alguna manera podían funcionar dentro de la sociedad.
De manera más libre.
Claro, y podían vivir su expresión de género; la sexualidad no, eran seres asexuados, nunca hablaban de sus ligues públicamente. Todos sabían que eran mariquitas por cómo se comportaban, por los chistes que hacían, porque hablaban en femenino… Entonces eso sí que podían hacerlo públicamente; era para que se rieran de ellos, pero al menos podían hacerlo.
Fotograma de ¡DOLORES, GUAPA!: preparando el atuendo de costalero
¿Cómo ha sido la experiencia de escuchar las historias de tanta gente?
Una locura. Sobre todo, la historia más interesante, y el hilo conductor de la película, es la de Antonio —el de la foto de portada—, que tenía 88 años y que marca un poco los temas. Antonio diferenciaba el género en su cabeza entre mujeres, hombres —que llama tíos o machos— y maricones, que es otra cosa aparte. Y eso representa lo que en el artículo de universidad estaba explicado: que el maricón funcionaba casi como un tercer género. Tenía funciones concretas que no podían hacer ni los hombres ni las mujeres, como chillarle a una Virgen por la calle y llorar… Eso no lo podía expresar un hombre. Una mujer tenía que tener cierto recato, pero un maricón, que estaba ahí entre medio, sí podía. Aparte, aún estando dentro de la sociedad, no dejaba de ser una forma de disidencia, tenía la función de canalizar todo ese ímpetu de hombres y mujeres y expresarlo él. Y con Antonio flipamos: cómo decía que su amigo, su pareja de 58 años, no era mariquita. Porque para él eso es tener una expresión de género femenina y ser pasivo en la cama. A mí eso me sorprendió: no era tener sexo con hombres, era cómo se te leía. He aprendido mucho con la gente que se ha abierto en canal con nosotros, y estamos muy agradecidos.
Especialmente con el testimonio de Lola, que al principio no quería salir en el documental porque ella sale en el vídeo de ¡Dolores, Guapa! y lo pasó muy mal, sobre todo después de la transición, quería desvincularse de todo eso. Y le pedimos ayuda aunque fuese para guiarnos un poco. Hablamos con ella, y tal y como se lo íbamos contando ella estaba cada vez más predispuesta, y acabó entrando cuando vio que lo que queríamos hacer era todo lo contrario a lo que habían hecho con ella: queríamos intentar entender por qué se pone a llorar y chillarle a una Virgen. Solo eso. No es que quisiera hacer algo revolucionario: quería tratar a estas personas como si fueran personas.
Fotograma de ¡DOLORES, GUAPA!: Lola, preparando una petalada
Tu punto de vista es casi científico, ¿no?
Sí, es un estudio antropológico. Y hemos tenido la suerte de haberlo podido hacer a partir de los testimonios valientes y sinceros que nos ha dado la gente. Pero lo guay es que te llega porque la gente te lo cuenta a ti, en primera persona.
En la peli se dicen frases lapidarias, a veces viniendo de gente muy joven. ¿Crees que esto tiene que ver con formar parte del colectivo LGTB, ser creyente, las dos o ninguna?
Yo parto de la base de que la gente que pertenece al colectivo LGTB, teniendo un poco de conciencia, ya está obligada a hacer reflexiones en su vida que la gente que vive dentro de la norma no tiene que hacer, por suerte. Te ves obligado a tener, desde muy joven, que plantearte muchas cosas muy profundas, y a un nivel de reflexión interno muy fuerte… Que gente dentro de la norma no tiene por qué.
Y luego cuando llegamos a hacer las entrevistas nos dimos cuenta de que todas las preguntas que les hacíamos ninguna les sonaba nueva: eran temas que hablaban en sus reuniones de amigos, dentro de la hermandad, que se habían cuestionado ellos mismos. Llevaban años hablando de esto, tratando el tema. Es su día a día y son conscientes de cómo se ve desde fuera, y han tenido que justificarse muchas veces.
Fotograma de ¡DOLORES, GUAPA!: preparando el autendo de costalero
¿Dónde encontráis a tantas personas para los testimonios?
Pusimos un anuncio en Instagram pensando que iba a ser muy difícil, pero de repente nos encontramos con que nos contactan 400 y pico personas de toda Andalucía, aunque acabamos concretando en Sevilla. Con esas personas hicimos una base de datos, una lista de Excel de 400 maricones cofrades, de los que nos quedamos con 80. En base a las cosas que nos interesaban decidimos a quién metíamos o no. Teníamos claro que no queríamos que fuera un documental donde gente que había tenido malas experiencias dentro de las hermandades utilizase el documental para contar eso... Porque eso ya lo sabemos, sabemos que la Iglesia es homófoba; partimos de esa base. Lo interesante es acercarnos a este fenómeno desde: vale, la Iglesia es así y se sabe, pero ¿qué pasa en este ámbito tan concreto de la Iglesia para que esté ocurriendo este fenómeno y lleve ocurriendo durante décadas? Entonces hicimos ese trabajo de selección, y así encontramos a todos.
Fotograma de ¡DOLORES, GUAPA!
Hablando de la religión, es curioso cómo un gran porcentaje de los testimonios confesaban no creer en la Iglesia pero sí en el poder de la oración o la belleza de la Semana Santa. ¿Qué opinas de esto? ¿Compartes el sentimiento?
La Semana Santa para mí es una cosa que, aunque tenga una base religiosa (esa mitología que se maneja, el sistema de imágenes, la cosa litúrgica… tiene que ver con la religión), deriva en otras cosas que son ajenas a la religión. En ese sentido, Isidoro Moreno, un investigador sobre temas de folclore andaluz, en los 70 hizo su tesis doctoral sobre la Semana Santa de Sevilla, y él dice que la Semana Santa tiene tres significados: el primero, la mitología cristiana. El segundo, la historia humana, que es por lo que la gente en Andalucía entra mucho: la Semana Santa, que cuenta la historia de un hombre pobre ajusticiado y condenado a muerte y una madre que, impotente, va llorando por detrás. Y claro, en Andalucía, que es una tierra de gente pobre tradicionalmente, esto se ha vivido de manera constante, y por lo tanto, cala. Y el tercer nivel de significación: que es una fiesta pagana que tiene que ver con la celebración de la llegada de la primavera. En Sevilla empieza a salir el azahar, hace calorcito… La semana santa es una celebración de la primavera. Es la muerte y la resurrección de Jesús, y la muerte del invierno y la resurrección como la llegada de la vida. La procesión de Cristo, que va el primero, que representa la muerte: es austero, serio y a lo mejor sin música. Y la Virgen, que va detrás, con velas, flores, movimiento, banda… Que es la vida. Hay muchos sistemas de significados ahí, que son muy profundos.
Vais a estrenar en Madrid: ¿tenéis miedo de que se malinterprete o que, directamente, no se comprenda? ¿De que tenga poco recorrido?
Tengo claro que no va a ser como en Sevilla, porque la peli está hecha para Sevilla. Aunque en Madrid no se vayan a entender muchas cosas de terminología o de cultura cofrade o de la ciudad de Sevilla, creo que sí que van a poder conectar con las historias. Aunque no sepan donde está el Arco del Postigo, van a poder entender otras cosas. Con que quede claro que toda la gente que va a la Semana Santa no son gente católica creyente apostólica romana, ya me parece que es abrir la mente un poco. Hay que tener la sangre muy fría para no emocionarse con Lola, o para no entender lo que se reivindica. Aunque no sepas lo que es un costalero, la gente entiende qué es ir por la calle y que te insulten.
Fotograma de ¡DOLORES, GUAPA!
Cuestionario MILANA: ¿Cuál sería la película/serie…
… que verías por enésima vez?
Rocío (Fernando Ruíz Vergara, 1980).
… para ver de resaca?
Casper (Brad Silberling, 1995).
… favorita LGTB?
Vestidas de azul (Antonio Giménez-Rico, 1983).