The Other Two (2019), la comedia estadounidense creada por Chris Kelly y Sarah Schneider (ex-guionistas de Saturday Night Live) ha llegado a España a través de Comedy Central. Y parece que, desgraciadamente, no ha cosechado el éxito que se merece.
La serie, que cuenta ya con dos temporadas, se centra en dos treintañeros desdichados y patéticos, Cary y Brooke, y sobre cómo sus vidas cambian radicalmente cuando su hermano de 13 años, Chase Dreams, se hace famoso de la noche a la mañana. En este artículo vamos a hablar de por qué merece la pena verla.
Una realidad realista
La línea entre la realidad y la ficción se borra por completo en The Other Two, y esa es una de las cualidades que la hace tan interesante. Con un chico de 13 años que claramente representa a Justin Bieber, unos Morning Shows tremendamente americanos que dan más vergüenza que información, y unos programas diarios en YouTube donde se cuenta hasta el último chisme del momento, no podemos evitar sentir que estamos viendo algo real. De manera sutil, pero sin dejar lugar a dudas, todo juega a favor para crear una imagen poco agradable de la cultura millennial estadounidense. Una imagen que, por otro lado, es increíblemente realista.
Chase y Streeter en The Other Two
Darle palabras a las cosas que no entendemos nos ayuda a comprenderlas, y esto es un poco lo que consigue The Other Two al retratar esta realidad americana que, de forma directa o indirecta, acabamos viviendo todos. Al ver situaciones reflejadas de forma tan paródica (tanto que, a veces, sentimos que estamos viendo un sketch de SNL) somos capaces de reconocer lo perturbadoras o injustas que llegan a ser.
Elige tu propia aventura
Pero no olvidemos que, ante todo, The Other Two es una serie coral. Consigue esbozar a personajes que con sus acciones y reacciones nos permiten identificarnos con ellos, y gracias a sus miserias o desavenencias, nos hacen vivir momentos de verdadera comedia. Y lo mejor de todo es que tenemos donde elegir.
Cary, Brooke y Chase en The Other Two
Brooke Dubek, una joven desesperada por encontrar su lugar en el mundo, con buenas intenciones pero que suele acabar eligiendo siempre mal. Cary Dubek, un actor en ciernes al que nunca le llega su momento, y que además intenta navegar su homosexualidad en una ciudad en la que se siente fuera de onda. Chase Dreams, un chico que de repente se ve lanzado a la fama y que, en el camino, pierde a su familia y su vida. Pat Dubek, la madre que intenta mantener a todo el mundo feliz, olvidándose por completo de sí misma… Y por no hablar de Steeter Peters, el impresentable manager de Chase Dreams que solo quiere que le quieran y ser aceptado.
Todos y cada uno de los personajes representan una crisis existencial, ya sea por su estado vital general o por la trama que se desarrolle en un episodio. Y es gracias a este formato que llegamos a quererlos tanto. Son humanos; ni completamente buenos, ni completamente malos. Simplemente son.
¿Triunfar en la vida?
Vemos cómo Cary vive situaciones incómodas cuando se presenta a castings donde su papel es “chico que se tira un pedo”, o cómo actúa en obras de teatro en las que pasa toda la obra durmiendo, y que solo van a ver tres personas. Esta es la vida de un actor que intenta “conseguirlo” en Nueva York, pero es extrapolable a cualquiera de nosotros. La realidad que vivimos hoy en día es, desgraciadamente, igual de precaria.
Cary y Streeter en The Other Two
Y mientras Cary hace todo lo necesario por llegar a ser actor, Brooke solo quiere aparentar que es guay, tiene dinero y su vida está ordenada. Es en ese intento de aparentar donde acaba dándose cuenta de que quizá, y solo quizá (Brooke es tremendamente cabezota), le importa también lograrlo de verdad. Triunfar en la vida se vuelve, de repente, un objetivo real.
Ambos hermanos buscarán esto y se aprovecharán de la fama que les otorga su hermano pequeño, pero en el camino se acaban perdiendo muchas cosas importantes, más incluso que las que ganan. Este retrato tan realista y duro de la actualidad y las familias ayuda a que The Other Two se vuelva imprescindible.
El guion
Pero son, sobre todo, sus guiones ácidos y tramas que se retoman temporadas después (no se olvidan de nada) los que hacen que The Other Two sea merecedora de dedicarle un par de horas de nuestras vidas.
Cary y Brooke en The Other Two
Es especialmente satisfactorio al tratarse de una comedia: estamos acostumbrados a tramas que empiezan y acaban en cada episodio, sin que apenas tengan repercusión a la larga. En The Other Two ocurre lo contrario. Hechos que transcurren en el primer episodio, tramas que se plantan al inicio o frases que se sueltan sin motivo aparente terminan siendo relevantes. Y todo esto juega a favor para contar esta historia que empieza siendo absurda, pero que acaba, realmente, retratando a una familia que no sabe cómo funcionar en conjunto.
The Other Two es una de esas series que son difíciles de explicar. Cuando cada diálogo que se dice aporta una capa más de contexto, cada referencia es más de nicho que la anterior, cada nueva trama está indudablemente sacada del último chisme de Hollywood… Es mejor que el espectador la descifre por sí mismo, y la disfrute sin intermediarios.