James Wan no es uno de esos directores seriotes que hablan del cine en mayúsculas. Su filmografía, tanto como director como guionista, está sembrada de películas cuya única pretensión es entretener y ser divertidas, hasta desde el punto de vista del thriller y el terror.
Wan, originario de Malasia, lleva trabajando de director, guionista y productor en Hollywood desde 2004, cuando debutó con su primera película. Desde entonces, su talento le ha llevado a participar en, e incluso crear, algunas de las sagas de entretenimiento más conocidas de la actualidad.
Si algo caracteriza el espíritu de Wan en pantalla es la búsqueda total de la espectacularidad. Por eso, hoy en Milana os hablamos de las películas para disfrutar de James Wan el día de su cumpleaños.
Saw (2004)
Fue el primer largometraje comercial de Wan, tanto dirigido como guionizado por él mismo junto a Leigh Whannell. La delirante red de engaños tejida por el asesino del puzzle forma la estructura de un thriller policíaco con tintes de terror que consigue contar mucho con un presupuesto relativamente modesto.
Aunque las siguientes entregas se alejaron cada vez más del thriller en favor del terror gore, la mano de Wan ha seguido en la producción de las secuelas, haciendo de su primer éxito comercial, además, una franquicia hiperreconocida.
Expediente Warren (2013)
Este encargo de Warner Bros junto a New Line Cinema, escrito por los hermanos Chad y Carey Hayes, fue el comienzo de uno de esos universos compartidos que tanto gustan a los estudios a día de hoy. El éxito del Universo Warren, por supuesto, se debe en gran medida a la magistral ejecución de James Wan en los mandos de la dirección: su pulso narrativo y su habilidad para trasladar el guion de los Hayes a la pantalla, unido a unas set pieces sobrecogedoras.
Wan dio un soplo de aire fresco al terror sobrenatural a base de jumpscares y espíritus errantes, hasta el punto de adoptar el Universo Warren como propio, convirtiéndose en productor de las entregas subsiguientes de la saga.
Fast & Furious 7 (2015)
¡Coches, acción, adrenalina! Si en sus películas anteriores James Wan ya mostraba unas ganas enormes de mover la cámara y regalarse en la espectacularidad, la dirección de Fast & Furious 7 le abrió el camino a centrar su talento en ello. Por primera vez, Wan se alejaba del terror palomitero (en el mejor de los sentidos) para traernos una entrega más de la familia de criminales más motorizada del cine.
Aquaman (2018)
Odiada y querida a partes iguales, Aquaman fue la puerta de entrada de James Wan al universo superheroico de Warner Bros, estudio que, como ya hemos visto, está estrechamente ligado a su carrera.
Con Aquaman, Wan siguió profundizando en su faceta más dinámica como director, llevando a cuestas una cinta de casi dos horas y media llena de imágenes icónicas y épicas que no se limitan únicamente a engrosar el universo de DC, sino que le añaden encanto y carisma propios. Los conflictos de sucesión de la Atlántida, contados a través de la imaginativa aventura de Wan, no dejan indiferente a nadie.
Maligno (2021)
Mamarracha, sangrienta y tensa a partes iguales, Maligno cuenta la historia de Madison, una mujer que, tras librarse del ataque de un asesino, empieza a vivir terribles episodios que la llevan a una espiral de desesperación. La película, que se mueve entre el giallo y el cine de acción más frenético, muestra sin ningún tipo de vergüenza todos sus referentes y los mezcla para contar una historia única y magnética.
Aunque Maligno es una película individual, sin (por ahora) secuelas ni spin-offs anunciados, una de las razones por las que brilla con tanta fuerza es su clarísimo potencial como cabecera de una nueva franquicia de terror y acción. La vuelta de Wan al género fantástico no podría ser más brillante.