Feria: la luz más oscura (Agustín Martínez y Carlos Montero, 2022) y Paraíso (Fernando González Molina, Ruth García y David Oliva, 2021) han aparecido en los últimos meses como estandartes de la fantasía, el terror y la ciencia ficción dentro del panorama televisivo español. Ambas producciones, arriesgadas y con personalidad propia, parecen abrir la veda para un género al que nunca hemos dado el cariño que se merece. ¿Qué le depara el futuro a la fantasía en las series españolas?
Un pasado fantástico
Fotograma de El laberinto del fauno
Puede que la fantasía no sea el género que se nos viene instantáneamente a la cabeza cuando hablamos de producciones españolas, pero desde luego no es uno que se eche en falta. Mirando la cartelera, no es difícil encontrar cada año producciones fantásticas, de terror y de ciencia ficción en nuestras fronteras, a pesar su cantidad varíe y no sean las más abundantes.
Anualmente alojamos en Sitges el festival de cine fantástico y de terror más importante de Europa, y por lo general, nuestras producciones fantásticas gozan de reconocimiento y alcance internacional. Algunas han llegado a contar incluso con remakes extranjeros, como es el caso de REC (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), y otras como El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006) han pasado al imaginario colectivo como referentes de la fantasía contemporánea.
No profanar el sueño de los muertos (Jorge Grau, 1974)
El cine fantástico suele ir de la mano con el terror, y en España tenemos marca propia. El fantaterror, término con el que se engloban las producciones fantásticas y de terror producidas en España, tuvo su máximo esplendor en los 60-70 y pasó a ser una señal de identidad y tradición audiovisual en nuestro país. El género tuvo un fuerte resurgimiento en los 90 y se ha mantenido estable hasta hoy, sumando infinidad de títulos que siempre es un placer revisitar.
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¿Qué pasa con la tele?
Cabecera de Historias para no dormir
Si bien la fantasía siempre ha tenido su hueco en el cine español, no podemos decir lo mismo de la televisión. Historias para no dormir de Narciso Ibáñez Serrador sentó cátedra entre 1966 y 1983, pero su existencia es más una excepción que una norma. Varias series y programas de televisión centrados en el misterio, el terror y lo fantástico nacieron contemporáneas a la producción de Chicho Ibáñez, pero es difícil encontrar algo del género tras esa época.
Siempre ha habido excepciones contadas que vuelven a intentar llevar lo fantástico a la televisión española, algunas tan extrañas como El inquilino (Paco Arango y Víctor Almazán, 2004) y otras que intentaron acercarse al público adolescente como Luna, el misterio de Calenda (Laura Belloso y David Bermejo, 2012-2013). No obstante, más allá de algunos casos aislados, lo fantástico en la televisión española ha sido un terreno yermo.
Fotograma de Luna, el misterio de Calenda
Sin embargo da la sensación de que la situación está cambiando. Hay varios motivos muy lógicos y comprensibles por los que el fantástico tiene menos cabida en la televisión generalista, pero el reinado de esas señoras de Cuenca que parecían no morir nunca está llegando a su fin, y la era de las múltiples pantallas facilita enormemente la diversificación de contenidos y la creación de nichos. Las familias españolas ya no se estructuran en torno a una tele, no hay un horario único para ver una ficción y cada uno puede ver lo que de verdad le interesa.
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El futuro de la ficción fantástica
Fotograma de Feria: la luz más oscura.
Obras como Stranger Things (Matt Duffer y Ross Duffer, 2016-2022) han dejado claro que la nostalgia y la identidad cultural venden, y tanto Feria como Paraíso toman el relevo para traer recuerdos de vuelta. Paraíso se apropia de nuestra nostalgia adolescente noventera y nos trae de vuelta la España post-verano azul, a Mecano, los botellones y las vacaciones familiares de veraneo en el levante; mientras feria hace lo propio con los veranos de verbena y la cultura de pueblo asentada en Andalucía.
Feria y Paraíso confirman que la nueva fantasía española tiene un carácter local. Lo fantástico ya no se genera en el no-lugar indefinido donde ocurría la ficción patria, sino que atraviesa nuestras múltiples identidades y se empapa de tradición, cultura y folclore regional, consiguiendo que lo global se refleje en lo propio. Ambas producciones plantean temas y universos que no estamos para nada acostumbrados a ver en nuestras series, pero que no desentonan y demuestran tener cabida y un espacio merecido. También parece que hemos perdido el miedo al uso de efectos especiales prácticos y el CGI, que no abundan en la ficción seriada española y que ambas series utilizan de forma digna y remarcable.
Fotograma de Paraíso
Paraíso ya se encuentra en proceso de producción de su segunda temporada, y los creadores de Feria: la luz más oscura ya han dicho estar trabajando en nuevos episodios aunque no haya una renovación confirmada. Ambas series han demostrado que el género gusta e interesa mucho más de lo que podría parecer a primera vista, y dejan un poco de esperanza para futuras producciones.
Estos dos últimos años han supuesto un punto de inflexión para la fantasía y el terror en las series españolas. 2020 nos dejó 30 monedas, una locura satánica y castiza donde Alex de la Iglesia volvió a hacer eso que hace tan bien. Las Historias para no dormir que nos dejó Chicho volvieron en 2021 a Prime Video con una nueva remesa de historias, firmadas por grandes creadores del cine fantástico español. Feria: la luz más oscura y Paraíso parecen venir para unirse a este estallido que, espero, allane un camino largo y fresco. La ficción fantástica ha vuelto para quedarse, y queremos ver más.