I love Lucy (Oppenheimer, Davis, Carroll Jr, 1951-1957) fue una de las primeras sitcoms y sentó las bases de un género tremendamente popular que más tarde nos traería Friends (Marta Kauffman y David Crane, 1994), Seinfeld (Larry David y Jerry Seinfeld, 1998) o The Office (Ricky Gervais y Stephen Merchant, 2001). Aquella comedia, que se convirtió en un fenómeno de masas con una audiencia semanal de 15 millones de espectadores en EE.UU., estaba protagonizada por Lucile Ball y su marido en la ficción y en la vida real, Desi Arnaz.
A Aaron Sorkin, director de Being the Ricardos la historia de los Ricardo (así se apellidaban Lucy y Desi en la ficción) le interesa por varias razones: el conflicto en la relación amor-odio entre los protagonistas y lo que esto supuso para la serie y, una de las más poderosas: el poder contar cómo se hacía una sitcom en los años 50.
¡A partir de aquí hay spoilers!
Cómo se hace una sitcom
Fotograma de Being the Ricardos
Dejando a un lado la capacidad de Sorkin para crear personajes inteligentes, ocurrentes y a los que siempre se les ocurre la frase adecuada en el momento adecuado, la película es un documento interesantísimo sobre las dinámicas de trabajo en las sitcoms clásicas. Being the Ricardos traslada el proceso de preparación y rodaje de un capítulo de la serie a la estructura de la propia película. Empieza el lunes, con la lectura del guión, y termina el viernes, con el rodaje con público en directo. Pero no es una semana cualquiera; para darle interés al asunto Sorkin elige dos momentos en los que la serie y el matrimonio colgaron de un hilo. Por un lado, la filtración de que Ball tenía un vínculo directo con el Partido Comunista, y por el otro el embarazo de Lucille y la infidelidad de Desi.
Los tres asuntos —todas cuestiones personales que, inevitablemente, se convertían en debate público— nacen y se resuelven a contrarreloj, mientras todo el equipo trata de sacar adelante un nuevo capítulo de la serie. Hay algo emocionante en cómo Sorkin nos enseña los entresijos de la elaboración de una serie. Hay un cariño a la televisión, una mirada nostálgica pero a la vez crítica que se traslada al espectador. Sorkin se detiene a enseñarnos los detalles, nos permite detenernos en qué es una lectura de guion, un ensayo con cámaras, y vamos viendo cómo cada día que pasa va habiendo más gente en el plató.
«Esto es un ensayo con cámaras, mañana ya nos ocuparemos de los detalles de atrezzo».
Lucille Ball, el alma de I love Lucy
Nicole Kidman como Lucille Ball en Being the Ricardos
Como Sorkin es, principalmente, guionista, su interés en el desarrollo de la trama recae sobre el papel de los guionistas de I Love Lucy: la presencia que tenían en la preparación y el rodaje… y la intrusión de Lucille Ball en el trabajo de escritura. Hay una escena en la que Lucille, tras el primer ensayo del capítulo, cree que el principio no funciona. En lugar de dejarle el trabajo a los guionistas y al director, ella se deja la piel en conseguir que ese gag funcione, que sea coherente con su personaje y, sobre todo, que la gente se ría.
Esta trama, que funciona como retrato de la implicación de Lucille Ball en la serie —su serie—, es una buena forma de dar explicación a la fama y la trascendencia de la actriz. Y Sorkin lo hace a través de “visiones”: Lucy se imagina las soluciones a los problemas de guión y dirección como escenas de la serie; visualiza la escena como si estuviera rodada y montada. Cuando ella está pensando, vemos la escena, representada, en blanco y negro. Vemos incluso a los espectadores riendo. Es una manera de reflejar que Lucille no es solo la protagonista, ella es la serie; la tiene en su cabeza, la imagina con todos los detalles, mueve los hilos y se obsesiona con que el resultado sea perfecto.
Los Ricardo en Being the Ricardos
Aunque, en ese sentido, la película puede ser dura con la figura de Lucille Ball, Sorkin le otorga el pedacito de humanidad que le corresponde al final de la película. Es viernes y es el momento de rodar con público el capítulo. Detrás del escenario, justo antes de salir a escena, Lucille descubre la infidelidad de Desi. Aun así, sale a actuar, y es su momento para demostrar la teoría que ella tenía sobre la escena. Todo está funcionando, el público se ríe. Sin embargo, cuando tiene que interpretar la escena como ella la había planteado, se queda en blanco y no llegan a rodar su versión de la escena.
La realidad ha tocado a Lucy, que se nos había mostrado casi como un robot, y se queda en blanco por primera vez. Por primera vez renuncia a su idea, por la que lleva peleando toda la película. Porque ha descubierto que no puede controlarlo todo, ni delante ni detrás de las cámaras. Porque es humana. Y Sorkin le debía a Lucille Ball mostrar eso también.
¿Dónde puedes verla?
Being the Ricardos está en Prime Video.
👏👏👏