El terror y la decadencia se desatan por Venecia. Álex de la Iglesia vuelve a acuchillarnos con este slasher que tuvo su estreno mundial en el festival de Sitges. La película inaugura el sello The Fear Collection, una serie de producciones de Pokeepsie Films (productora dirigida por Álex de la Iglesia y Carolina Bang) en colaboración con Amazon Studios y Sony Pictures. Con cada película, y de la mano de varios directores (el siguiente será Jaume Balagueró con Venus), el sello explorará un horror cósmico que espera quitarnos el sueño. Ya desde los títulos de crédito, espectacular trabajo de David Guaita, Veneciafrenia (2022) nos traslada al giallo italiano.
El actor Cosimo Fusco en un fotograma de la película
Una víctima: Venecia. Un asesino: el turismo.
¿Matar o no matar? Hartos de la insostenible situación provocada por la creciente horda de turistas, un grupo de venecianos enmascarados sembrará el miedo por la ciudad. En ocasiones, buscando venganza de la forma más sangrienta y macabra. ¿El detonante? Un pequeño grupo de turistas españoles eufóricos por celebrar una despedida de soltera en Venecia. La cinta está protagonizada por Ingrid García-Jonsson, junto a Silvia Alonso, Goize Blanco, Nicolás Iloro, Alberto Bang, Cosimo Fusco y Armando de Razza. Un reparto espectacular que acentúa el sentimiento de “ascopena” palpable en esta pesadilla.
¿Se puede disfrutar de la maldad?
De la Iglesia reflexionaba acerca de esta idea en un coloquio que mantuvo en la Filmoteca tras la proyección de Veneciafrenia este pasado noviembre. Decía que en la vida ya hay demasiada sensatez, que el cine está para la locura. Tanto, que podemos identificarnos con un personaje malvado y disfrutar siendo malos. En este caso, con un bufón socarrón y vengador que, desde el subsuelo, salpica sangre entre aguas y asfalto. Como si fuese un macabro y despiadado Capitán Venecia, cuya misión es defender a su ciudad del turista, vemos que sus motivaciones son buenas, aunque igual no lo son los medios. Después de todo, los malos están viendo cómo su ciudad se convierte en una flor pisoteada. Y eso nos lleva a cuestionarnos a nosotros mismos como parte del problema. Un problema real y grave. Con fuerte espíritu de autocrítica, la película te da un zarpazo en toda la cara, sin llegar a aleccionar.
Ingrid García-Jonsson y Silvia Alonso en un fotograma de la película
Si tienes suerte y te recuperas del golpe, disfrutarás de una historia terrorífica salpimentada con un humor siniestro que incluso recuerda a la comedia del arte, o a una farsa casi operística, llevada al extremo. De hecho, una de las obsesiones del bufón es Rigoletto, obra de la que podría haber escapado. Desde una perspectiva española próxima al fantaterror, Italia recibe los elementos de una sátira que bebe de Berlanga. Más allá de la política-terror, lo inverosímil, o hasta la pantomima grotesca, de la Iglesia sabe resaltar un humor esperpéntico en el guión que firma junto a Guerricaechevarría. Y eso le da a la cinta un goce excepcional.
De Lovecraft a Poe
Los límites del terror materialista lovecraftiano son una constante exploración en los trabajos de Álex de la Iglesia. Introduciendo el miedo en el día a día, con elementos costumbristas y trampantojos, el director bilbaíno revela lo que se esconde bajo las aguas de Venecia. Y también bajo sus máscaras. Se podría relacionar la película con un universo más poetiano (referido a Edgar Allan Poe, otro maestro de maestros en esto del terror gótico). Si en La máscara de la muerte roja teníamos un príncipe próspero, en Veneciafrenia se viste de carnaval para salvar a su tierra de la nueva peste: el turismo masivo. También se conectan por un baile de máscaras, que exige una contraseña para entrar. ¿Y qué otra película nos lleva a una situación similar? En Eyes Wide Shut (Kubrick, 1999) el protagonista se iba adentrando en un submundo oscuro, como los personajes de Veneciafrenia. La obsesión por las máscaras marca toda la historia. Pero aquí no suena Strangers in the night, sino que la fiesta transcurre al ritmo de tecno desenfrenado. Y toda la película nada por la espectacular música de Roque Baños. Instrumentos de cuerda que desarman al espectador provocando la tensión percutida en los momentos más sangrientos.
El bufón desenmascarado en Veneciafrenia
El payaso convertido en bufón
Un guasón aislado y cabreado hace de las suyas. Antes de Veneciafrenia, ya se había relacionado Joker (Phillips, 2019) con de la Iglesia. Como el propio director afirma en una entrevista incluida en el último número de Sofilm, dedicado a su trayectoria: «[El Joker] tiene tantos puntos en común conmigo que me sorprende». La máscara del bufón sustituye al maquillaje del payaso, ambos tomando las calles como víctimas del sistema. Eso sí, el bufón de Rigoletto es más salvaje y sanguinario. Si “Kill the rich” era el lema de la revuelta popular de los payasos, aquí es “Kill the tourists”.
Pero antes de Joker fue Balada triste de trompeta (de la Iglesia, 2010). Como ya demostró con el título referente a la canción de Raphael, la locura necesita una estrategia. ¿Cómo provocar el miedo? Esta vez no hay payasos asesinos, pero sí un vengador bufón veneciano. Con un elegantísimo trabajo de cámara y montaje, las calles de Venecia se vuelven laberínticas. Y, a la vez, te da la sensación de controlar lo que está pasando. Porque el entorno es pequeño. De ahí que la acción se disfrute tanto, porque es líquida y accesible. Un carnavalesco espectáculo donde los turistas se convierten en títeres.
Como predecía Debord en La sociedad del espectáculo, vivimos en un mundo marcado por la apariencia o representación de nuestras vidas. Anteponiendo el egoísmo individual, llegamos a destruir lo que más (decimos que) apreciamos. De la Iglesia plantea en Veneciafrenia preguntas similares a las del filósofo francés sobre el patetismo de la sociedad moderna. Desde el gore hasta el terror de Buñuel, la ciudad del Véneto retrata un juego salvajísimo de escapismo o incluso de rol, donde los personajes luchan por salir de una situación caótica. Un turismo masivo que poco a poco hunde Venecia. Porque todas las tormentas comienzan con una sola gota. Pero no se preocupen. Esto sólo es ficción.
Álex de la Iglesia, presentando Veneciafrenia en la Filmoteca Española el pasado noviembre