Las grandes esencias vienen en frascos pequeños. Puede dar la sensación de que hablar de cortometrajes es hablar de algo pasajero: sin un mercado definido para ellos, su vida útil en exhibición no suele ser muy larga ni prolífica y se limita normalmente a concursos, festivales y exhibiciones esporádicas. Muchos directores los usan como trampolín, un paso previo a conseguir su primer largometraje, lo que tampoco ha ayudado a tomar en consideración el formato con la profundidad y la importancia que se merece. Por suerte, cada vez más cineastas dejan de lado esa idea del cortometraje como trámite intermedio, reivindicándolo como un medio en sí mismo, e internet ha facilitado enormemente el acceso y la distribución.
El cine se cimenta sobre nuestras emociones, y no hacen falta dos horas y media para sacarlas a flor de piel. A veces, unos minutos son más que suficiente para removerte las tripas y hacer que te levantes del asiento. Hoy te recomendamos 7 cortometrajes que te dejarán inquieto.
Madre (Rodrigo Sorogoyen, 2017)
Con un Goya al mejor cortometraje de ficción y una nominación a los Oscars, Madre hace escalar el costumbrismo hasta la ansiedad más pura en solo 15 minutos. Una madre joven recibe una llamada de su hijo, de vacaciones con su padre en el extranjero. La conversación no tarda en pinzar un nervio: el niño se ha quedado solo, no sabe dónde está y al teléfono no le queda mucha batería… El cortometraje cuenta con una secuela estrenada en 2019 con el mismo nombre, también muy recomendable.
La casa lobo (Joaquín Cociña, Cristóbal León, 2018)
El cortometraje se presenta como una historia narrada por el líder de una secta alemana en Chile, que usa para adoctrinar a sus seguidores. Inspirada en los sucesos de la Colonia Dignidad, La casa lobo ofrece un cuento de hadas oscuro que se torna en una pesadilla horrible para contar una verdad que intentó taparse por todos los medios, valiéndose de un stop motion tan bello como terrorífico.
Curve (Tim Egan, 2016)
Una idea simple puede hacerse muy grande con la visión adecuada, y Curve da buena cuenta de ello al exprimir su minimalismo de forma impecable. Con una premisa sencilla y un guion sin diálogos, Tim Egan transmite el sentimiento de dos momentos clave en su vida: un accidente automovilístico sufrido por él y una conversación con un amigo deprimido. Imagina que despiertas en una extraña estructura curva de hormigón áspero, en una posición tensa y tremendamente incómoda sabiendo que el mínimo movimiento puede hacerte caer al vacío. Esa es la premisa de Curve, ansiedad anticipatoria en su máxima expresión.
The strange thing about the Johnsons (Ari Aster, 2011)
Fotograma de The strange thing about the Johnsons
Con Hereditary (2018), todos comprobamos que a Ari Aster se le da de miedo mostrar toda la mierda que las familias barremos debajo de la alfombra. El director ya lo había demostrado con creces unos años antes en The strange thing about the Johnsons, un retorcido cortometraje sobre una familia que oculta en la cotidianidad más turbia un oscuro tabú.
Haunted by Al Karisi (Can Evrenol, 2018)
Fotograma de Haunted by al Karisi
El cortometraje presenta la propuesta del director turco Can Evrenol para Mentes Malvadas (The Field Guide to Evil), una curiosa antología de 2018 en la que cineastas de distintos países europeos utilizan el terror para plasmar elementos de su folklore. Can utiliza la figura del Djinn para ofrecer escenas verdaderamente perturbadoras y demasiado realistas para estómagos sensibles.
El tren de la bruja (Koldo Serra, 2003)
Fotograma de El tren de la bruja
Casi dos décadas después, El tren de la bruja sigue funcionando como un tiro y poniendo los pelos de punta a todo el que se atreve a asomarse. El cortometraje juega con los límites del terror, y los usa como premisa: un hombre participa en un experimento para explorar la conducta en situaciones de máximo terror, con la oportunidad de ganar una gran cantidad de dinero si aguanta hasta el final. El paciente sabe que todo es una farsa, pero eso no hace que el miedo sea menos real. Y, quizás, la situación no es tan falsa como cree.
Cerdita (Carlota Pereda, 2018)
Imagen promocional de Cerdita
Esta maravilla sobre el bullying con tintes de thriller se hizo con el Goya a mejor cortometraje de ficción en 2o19, y cuenta con una secuela en forma de largometraje que podremos ver este año. Nuestra protagonista es acosada en la piscina por unas compañeras, frente a un desconocido que está ahí por motivos que es mejor no saber. Un oscuro giro la pondrá en una encrucijada donde es difícil escoger un camino.
¿Dónde puedes verlas?
La casa lobo (Filmin).