Se convirtió un poco en icono hipster: ha decorado dormitorios, tote bags y fondos de pantalla. Y parece mentira que haya cumplido una década. Hablamos de Moonrise Kingdom, la película de Wes Anderson que se estrenó en Cannes un día como hoy de 2012.
Moonrise Kingdom sigue a Sam y Suzy, dos niños de doce años que están enamorados y se fugan juntos en New Penzance, una islita de Nueva Inglaterra, mientras las autoridades montan todo un operativo de búsqueda para localizarlos. Sam es un boy scout huérfano y Suzy es una chica difícil con problemas de agresividad. Son unos niños bastante peculiares.
Hablábamos hace poco de cómo Carla Simón trata la mirada de los niños en Alcarràs y en Verano 1993. Esa perspectiva infantil es inocente, inquisitiva, muy pendiente del mundo de los adultos. Wes Anderson lo hace de una manera diferente. Sus niños tienen una actitud adulta, se toman la vida de manera muy seria.
Niños–adulto y adultos–niño
Fotograma de Moonrise Kingdom
Porque son niños que se toman a sí mismos muy en serio. Todo lo hacen con una gravedad extrema: si sienten algo, lo sienten al cien por cien, y si las cosas se hacen, se hacen bien. Dentro de su pequeña locura, en esa lógica algo torcida, tienen un sentido de la responsabilidad exagerado.
Y ocurre un fenómeno por el que, mientras los niños actúan como adultos, los adultos actúan como niños. Aunque ellos representan el mundo de las responsabilidades reales, muchas veces son erráticos, inmaduros, algo caóticos. Vemos por ejemplo al jefe scout, al que le cuesta controlar a su pandilla, o a los propios padres de Suzy, que no son capaces de afrontar sus problemas matrimoniales de forma madura.
«No puedo rebatir ninguno de tus argumentos. Pero no tengo por qué hacerlo,
porque tienes 12 años».
Capitán Sharp
Ese intercambio de papeles es uno de los factores que hace que Moonrise Kingdom sea tan divertida. Porque hay una capa de ironía que recorre toda la película; en los diálogos, pero también en las imágenes. La narración está tan estilizada, con ese ritmo en el montaje, esos planos que parecen postales, hasta el icónico vestuario de los protagonistas, que logra crear una sensación muy especial en el espectador. Somos conscientes de que estamos ante un show, y no podemos apartar la mirada, ni desdibujar la sonrisa.
Melancolía divertida
Fotograma de Moonrise Kingdom
Y es curioso, porque realmente la historia está plagada de cosas tristes, e incluso graves: Sam y Suzy sufren de verdad. Suzy con sus problemas de agresividad y Sam tratando de encontrar una familia tras el fallecimiento de sus padres. Nos parte el corazón el momento en el que la familia de acogida con la que está decide que ya no puede hacerse cargo de él, justo cuando él confiesa que tiene la sensación de que están comenzando a ser una familia de verdad.
«Yo siempre quise ser huérfana. Creo que vuestras vidas son más especiales».
Suzy
Fotograma de Moonrise Kingdom
Además de eso hay apuñalamientos, infidelidades, hasta un matrimonio infantil. Pero todo ocurre detrás de ese filtro de belleza y frivolidad que le da a todo un aire algo irreal. Las penas nos llegan amortiguadas. Fetichizadas, quizá: como esa nostalgia que hace mucho más bonitas las cosas del pasado.
«–Tu novia me apuñaló con sus tijeras para zurdos.
–Ahora es mi mujer».
Boy scout y Sam
Wes Anderson tiene una capacidad especial para crear imágenes icónicas, y en ese sentido Moonrise Kingdom es una de las más emblemáticas. Son difíciles de olvidar las imágenes vistas a través de los prismáticos de Suzy o el cartógrafo que, rompiendo la cuarta pared, nos presenta la isla y nos cuenta que es el año 1965 y que en tres días habrá una tormenta.
Pero si algo ha quedado en la imaginación colectiva es ese mítico baile de Sam y Suzy. Como si fueran Travolta y Uma Thurman en Pulp Fiction (Tarantino, 1994), los niños fugitivos bailan en esa playa secreta en la que se esconden.
Las otras Moonrise Kindgom
Aunque haya tantos fotogramas por internet que ya casi se ha convertido en un tópico cinéfilo, es un buen momento para volver a ver Moonrise Kingdom. Y si ya la tenéis muy vista, algunas películas que de alguna manera u otra nos recuerdan a ella son Captain Fantastic (Matt Ross, 2016), Jojo Rabbit (Taika Waititi, 2019), Donde viven los monstruos (Spike Jonze, 2009) o Little Miss Sunshine (Jonathan Dayton, Valerie Faris, 2006) y, por supuesto, las del propio Wes Anderson, partiendo de Los Tenembaums, una familia de genios (2001) o Academia Rushmore (1998).
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