Sempre Xonxa (Chano Piñeiro, 1989) es considerada una de las tres películas que inician el cine gallego, junto a Urxa (Carlos Piñeiro, Alfredo García Pinal, 1989) y Continental (Xavier Villaverde, 1990). ¿Qué nos cuenta de la Galicia rural 33 años después de su estreno?
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Sempre Xonxa abarca la infancia, adolescencia y adultez de tres vecinos de una pequeña aldea: Pancho, Birutas y Xonxa. Es un relato inusual, un drama sobre las consecuencias emocionales de la emigración que al mismo tiempo ofrece un alivio cómico de la mano del realismo mágico que autores como Álvaro Cunqueiro trasladaron al rural gallego, y todo eso contado a lo largo de 40 años.
El 25 de noviembre de 1989 es la fecha que escoge Chano Piñeiro para estrenar el primer largometraje gallego rodado en 35 mm. 30 años después, en 2019, O que arde (Óliver Laxe) se convierte en la primera película en lengua gallega que se proyecta en la sección oficial del festival de Cannes. Hoy, películas como Alcarràs (Carla Simón, 2022) nos demuestran que las lenguas cooficiales no son un obstáculo para convertirse en un éxito tanto de crítica como de taquilla. Pero en el 89 no era así.
El personaje de Caladiño evoca el realismo mágico de Cunqueiro
Para que la primera película en gallego viera la luz, su creador tuvo que pasar años peleándola. Piñeiro terminó el primer borrador de su guion en 1985, y no fue hasta 1988 que comenzó su rodaje. Sempre Xonxa fue el último largometraje del autor, que falleció en 1995 a la edad de 40 años.
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Levantar una película en una lengua cooficial siempre ha sido más difícil que una en castellano. En Cataluña, por ejemplo, el número de películas rodadas en catalán se redujo de un tercio del total en 2013 a un 22% en 2018. La causa de esto no es la falta de interés por parte del espectador, sino la gradual desaparición de ayudas estatales para rodar en lenguas cooficiales, sumado a una digitalización del sector que afecta a las salas de cine más pequeñas. En los 80 estas ayudas eran incluso menores; por eso Sempre Xonxa, tras un rodaje que se demoró un año y medio por motivos económicos y técnicos, se convierte en una película que pasa completamente desapercibida fuera de Galicia. Parte de este fracaso es la temática que aborda, que sí logra calar entre el público gallego.
Chano Piñeiro dirigiendo a los actores
La emigración fue, durante todo el siglo XX, un fenómeno que afectó en gran medida a la sociedad rural gallega. Sempre Xonxa trata el tema de la emigración desde el marco de un triángulo amoroso entre los tres personajes a los que vemos crecer. Birutas parte hacia América y genera una herida emocional que ninguno de los tres involucrados es capaz de cerrar nunca. Pero la historia no se queda ahí, también nos muestra el deterioro de la propia aldea con el paso del tiempo a consecuencia del exilio. La infancia de Xonxa tiene lugar en una aldea colorida y primaveral, llena de vecinos que disfrutan el entorno y las tradiciones locales; su madurez es todo lo contrario, la aldea ficticia de Trasdomonte se ha quedado medio en ruinas, y a los que se no se han marchado poco les queda que celebrar.
Hoy en día todos estamos familiarizados con los problemas de la España vaciada, y muchas ficciones patrias lo denuncian. Hace 33 años, Chano Piñeiro ya alertaba del éxodo a las ciudades y la pérdida de identidad que conlleva. Actualmente, la pequeña localidad de Santoalla, en Ourense, donde se rodó Sempre Xonxa, es uno de tantos pueblos abandonados de la Galicia de interior. La macabra rivalidad entre las dos últimas familias que lo poblaron inspiró As Bestas, el nuevo thriller de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña. Por eso nos gusta pensar que sobre las ruinas de una aldea muerta, el legado de Sempre Xonxa sigue vivo.
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