La antología favorita del terror español regresó a Prime Video el pasado 28 de Octubre con una nueva tanda de cuatro episodios. Como es costumbre en la franquicia, cada relato se desarrolla de forma independiente y está firmado por un cineasta del panorama nacional.
La segunda temporada vuelve a adaptar historias de la serie original. No obstante, aunque miran con respeto al material del que parten, estas nuevas interpretaciones se permiten tomar un impulso propio y alejarse hacia nuevas miradas y discursos que orbitan en la actualidad.
El televisor
Jaume Balagueró dirige este episodio que coescribe con Alberto Marini, dos monolitos del género en nuestro país. El televisor adapta uno de los capítulos más icónicos de la serie de Chicho, estrenado en 1974, pero decide tomar su premisa para desarrollarlo hacia una deriva completamente distinta.
Donde el episodio original se apoyaba en el thriller psicológico y la sátira, esta reinterpretación se cimenta sobre el home invasion para componer un retrato social sobre la seguridad y la paranoia, agudizando una locura en ascenso hacia un fondo paranormal que le sienta de miedo.
El episodio comienza con un ritmo pausado, que va creciendo poco a poco a medida que la locura se apodera de la familia y se convierte en una bomba de relojería que estalla en un tercer acto frenético y brutal con un giro final que, si bien resulta atractivo, quizá habría necesitado algo más de desarrollo.
El trasplante
El trasplante, estrenado en 1968, se renueva en una versión libre dirigida por Salvador Calvo, que firma el guion junto a Ignacio del Moral. La adaptación vuelve a alejarse del original, componiendo una distopía futurista que nada tiene que envidiar a fenómenos internacionales como Black Mirror (Charlie Brooker, 2011-).
Con una estética impecable, en la que podemos encontrar ecos de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y Her (Spike Jonze, 2013), El transplante nos traslada a un mundo altamente medicalizado y jerarquizado en torno a la cirujía, donde la creciente brecha social está marcada por algo más que la posición económica: la belleza y la vejez.
Salvador Calvo, detrás de películas como 1898: Los últimos de Filipinas (2016) o Adú (2020), es el director más alejado del terror en esta nueva entrega de Historias para no dormir. Quizá por ello este sea el capítulo con mayor carga social de la temporada. La historia nos lleva por dos tramas paralelas que comparten universo, y que se van desarrollando de forma estrecha, convergiendo en un clímax que deja sensación de haber intentado abarcar demasiado.
La alarma
Nacho Vigalondo hace suyo el concepto original de 1966, toma las riendas del guion y la dirección y se lo lleva completamente a su terreno, combinando thriller y ciencia ficción en un loco drama costumbrista con algunos tintes de comedia.
Esta nueva versión de La alarma también toma un rumbo distinto a la obra que adapta, convirtiéndose en una historia de encierro y convivencia con ecos de El ángel exterminador (Luis Buñuel, 1962) y de cierta pandemia que aún tenemos reciente.
El episodio compone un reflejo mordaz de la sociedad del espectáculo y los límites del entretenimiento, con un juego de tensiones en aumento que se centra en los personajes y sus dinámicas y que sólo deja entrever breves pinceladas del mundo que plantea.
La pesadilla
Alice Waddington dirige el último episodio de esta temporada, cuyo guion coescribe junto a Rocío Martínez Llanos. Si la original exploraba las extrañas muertes de mujeres jóvenes en una aldea de los Cárpatos, la nueva versión sitúa la historia en Galicia, donde se funde con la mitología local.
La pesadilla apuesta por una estética gótica, con una ambientación onírica y enriquecedora. Las autoras actualizan la obra y exploran en ella problemáticas propias de la racialización, componiendo un relato de folk horror que avanza a fuego lento hacia un despliegue brutal en su tercer acto.
¿Dónde puedes verla?
La segunda temporada de Historias para no dormir ya esta disponible en Prime Video. Puedes ver la serie original en RTVE Play.