Ángeles Huerta estrena hoy la película de terror folk gallega O corpo aberto. Una maravillosa historia a caballo entre el melodrama y el horror que, tras su paso por la SEMINCI o el Festival de Ourense, viene de ganar el premio a Mejor Película Asturiana en el Festival de Gijón.
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La obra se basa en el relato Lobosandaus (1991), escrito por uno de los autores clave de la literatura gallega contemporánea, Xose Luís Méndez Ferrín. Cuenta la historia de un profesor destinado a un remoto pueblo en la frontera entre Galicia y Portugal a principios del siglo pasado. Allí, con una mirada empírica y racional, tendrá que hacer frente a los misterios que la ciencia no sabe entender.
Hablamos con Ángeles sobre su película y sobre cómo construye un relato fronterizo, no solo entre Galicia y Portugal, sino también entre los límites de la identidad, del género, de la moral, de la vida y de la muerte.
De Lobosandaus a O corpo aberto
Lo que primero llama la atención de Ángeles para adaptar la historia de Ferrín es que se trata de un relato clásico de género, algo «con un potencial estético muy potente». Imágenes como las de La noche del cazador, de Charles Laughton (1955) son las primeras que le vienen a la cabeza. «Es un cuento romántico y un viaje hacia la oscuridad». Porque siendo un relato gótico es también súper romántico, y a esta directora cualquier cosa que no sean «pasiones desatadas» no le interesa, ni como creadora ni como espectadora.
Ángeles nos cuenta cómo se enfrenta al relato de Ferrín, no desde una solemne fidelidad, sino con toda libertad. Respetando el esqueleto original, utiliza Lobosandaus para hablar de temas muy contemporáneos, como son la idea del género como una opción performativa, lo líquido de las fronteras, lo queer… Muchas ideas que, aunque no estuvieran en el relato, este sí presentaba un universo perfecto para explorarlas. Así, y con un autor como Ferrín, siempre abierto a nuevas interpretaciones sobre su obra, Ángeles construye una versión tan personal y moderna como honesta con la semilla original.
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Y es que adaptar una obra implica, por supuesto, el complejo trabajo de entender qué universos cinematográficos merece la pena explotar, y cuáles son demasiado literarios para su adaptación al cine. Una relación entre relato y película, en el caso de O corpo aberto, en constante diálogo, y que abarca hasta la etapa final del montaje. Allí se toman decisiones como la de introducirnos en ese universo a través de las cartas que escribe el protagonista a su tío. Una idea que ya estaba en el texto de Ferrín y que ayudaba a construir, nos cuenta Ángeles, un relato que bebe de fuentes victorianas. Algo que recuerda a aquella novela de Bram Stocker, con ese abogado de ciudad atravesando en carruaje las tenebrosas montañas de Transilvania.
Fotograma de la secuencia inicial de O corpo aberto
Una historia sobre límites y fronteras
«Cuando quieres hacer una película te enganchas a una idea muy concreta, una figura poética que de repente te deslumbra», dice la directora. En el caso de O corpo aberto siempre fue la fascinación de Ángeles por las fronteras y su complejidad, pero también la sensualidad.
«Es una historia sobre el cuerpo y los límites del cuerpo, una historia muy de pieles, de carnes… Algo muy sensual, no solamente en lo visual, sino también en lo sonoro. Fue uno de los motivos principales por los que quisimos hacer la película».
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El terror en O corpo aberto
O corpo aberto es una película de terror difícil de categorizar, una obra donde la exploración de las fronteras empapa al propio género, fluctuando entre distintos tonos y matices hasta encontrar una voz propia y original.
Ángeles siempre ha sido una fan incondicional del melodrama, así que referentes como Almodóvar, Christian Peltzold o Xavier Dolan calan inevitablemente en su mirada a la hora de rodar este relato gótico. Porque «lo gótico es la exaltación del romanticismo, las grandes pasiones aderezadas con un componente esotérico, paisajes como altavoz del yo y de sus pasiones…». Y todo eso, nos cuenta Ángeles, es lo que define a O corpo aberto.
«Es una peli con un tono emocional muy complicado, porque si te pasas haces el ridículo, pero si no llegas también. Tiene que haber una verdad, tanto por parte de los actores como por todo lo que les arropa, que era muy complicada de conseguir».
«Pero sí que tiene componentes de género, claro». Desde su propia premisa hasta esa ambientación misteriosa entre sombras y neblina, O corpo aberto sabe jugar con nuestro miedo para absorbernos de principio a fin.
Fotograma de O corpo aberto
La sierra del Xurés, un complicado paisaje ideal
Por supuesto, el rodaje de O corpo aberto no estuvo exento de dificultades. Un paisaje tan abrupto y remoto como es la enigmática sierra del Xurés está muy lejos de la comodidad de un plató. Pero Ángeles defiende que es precisamente eso lo que le da una ambientación tan poderosa, «gracias a la veracidad que te dan unos paisajes naturales bien tratados».
«El primer deber de un director es inducir esa especie de trance colectivo, una conexión emocional, casi espiritual, entre todos. Desde el actor protagonista hasta el último técnico. Y estando ahí aislados, en la alta montaña ourensana, era muchísimo más fácil que entrásemos todos en ese entusiasmo».
Y es que si algo caracteriza al proyecto de O corpo aberto es la valentía. El valor de Ángeles para enfrentarse, en un primer largometraje de ficción, a abruptos exteriores naturales, rodajes con niños, con animales, interpretaciones complicadas que divagan entre varias personalidades… Todo ello, por supuesto, con muchísimos ensayos y una capacidad enorme de adaptación, que convierte a cada reto en un pilar fundamental de la película.
Fotograma de O corpo aberto