WandaVision llegó a Disney+ este enero y desde entonces ha sido una de las series de las que más se ha hablado. El pasado viernes terminó la historia con su noveno episodio y, tras numerosas teorías conspiranoicas, los fans de la serie tuvimos que decirle adiós a Wanda y a todo el equipo.
Aún siendo una fiel seguidora de las películas de Marvel y tener un entendimiento bastante amplio de los personajes, no estaba muy familiarizada con la historia de Wanda Maximoff o Visión pero, sin saber muy bien por qué, al ver las imágenes promocionales y algún que otro clip fuera de contexto por las redes sociales, sentí la llamita del interés encenderse dentro de mí, y decidí darle una oportunidad.
Ι Leer más: Superhéroes con S de superproducción
¿Nos están embrujando a nosotros también?
Era una noche aburrida, de estas que no sabes qué ver en la tele y que estás cansada de revisionar Friends una y otra vez, cuando la busqué en Disney+ y me puse el primer episodio. No fue lo que esperaba en absoluto… Fue mucho mejor. Resultó ser interesante, diferente y algo que se separaba bastante de lo que el UCM —el Universo Cinematográfico de Marvel— había hecho hasta el momento.
Días después, estando ya enganchada a la serie y sin poder pensar en otra cosa, decidí comprobar una teoría que había empezado a gestarse en mi cerebro: ¿es WandaVision una serie capaz de enganchar a cualquier espectador aún sin tener conocimiento previo de Marvel, o ha sido una casualidad derivada de mi necesidad de estar al día con todos lo memes de Twitter? Para ello, tiré de mis dos compañeros de piso actuales: mi padre y mi madre. Ninguno era fan de Marvel: mi padre conocía a los míticos superhéroes como Los cuatro fantásticos, Daredevil y The Hulk —o, como él los llama: Dan Defensor y La Masa—, aunque llevaba años sin echarle cuenta a las películas nuevas, y mi madre no conocía a ninguno, además de no ser fan de narrativas enrevesadas, prefiriendo siempre películas más lineales. Todo apuntaba a que el experimento iba a salir mal: ¿cómo les iba a pedir que se interesasen por una serie que despista al espectador desde el minuto uno a propósito, y con unos personajes que no conocían de nada? Pues ahí fui yo, con toda mi valentía, y les planté el episodio Filmada con público en directo. Los resultados me dejaron boquiabierta…
Jimmy Woo y Monica Rambau confusos en WandaVision (Disney+)
Les encantó, por supuesto. Y entonces empecé a preguntarme: ¿cómo han conseguido esto los creadores de la serie? ¿Han utilizado una especie de magia televisiva, como Wanda, y han embrujado a los espectadores? Ya, a mí también me cansa ser tan inquisitiva.
Tirando de Historia
Bajo mi punto de vista, el secreto de la serie reside en el formato que han decidido utilizar. La habilidad y maestría con la que nos presentan cada episodio es digna de admirar, y es lo que consigue que un público escéptico deje de lado sus prejuicios y le dé una oportunidad.
A los fans de Marvel los atraen porque es la continuación de una historia que conocen y en la que están interesados, a personas como mis padres los enganchan por la nostalgia y lo diferente y refrescante que resulta ver una serie actual imitando la estética de otras épocas. Estos espectadores entran en la historia porque en el primer episodio ven una serie que los transporta a otro lugar: en blanco y negro y con el humor clásico de las sitcoms de los 50, Wanda y Visión —y sus tramas absurdas— se vuelven irresistibles. Disfrutan de la experiencia, y les pica la curiosidad por ver cómo será el siguiente. Y el siguiente, y el siguiente...
Wanda y Visión, felices en Filmada con público en directo (Disney+)
Pero sobre todo, lo que nos termina de agarrar por completo es que podemos ver siete episodios de la serie y disfrutarlos sin conocer el pasado de los personajes. En cambio, echamos el rato reconociendo los “tropos” de cada época: tramas absurdas en blanco y negro y con risas enlatadas de los años 50, al estilo de I Love Lucy (Jess Oppenheimer, Madelyn Davis y Bob Carrol, 1951 - 1957), espectáculos de magia que salen bien de milagro en los 60 como si fuese Embrujada (Sol Saks, 1964 - 1972) —acabando con la integración del color—, partos inesperados en los 70 referenciando a The Brady Bunch (Sherwood Schwartz, 1969 - 1974), perritos que aparecen de la nada en los 90 como lo harían en Padres Forzosos (Jeff Fanklin, 1987 - 1895), noches de Halloween que se viven en familia alrededor del vecindario como si de Malcom in the Middle (Linwood Boomer, 2000 - 2006) se tratase —serie que se referenciará en el octavo episodio—, días terribles de resaca que se pasan viendo la tele, como lo haría Claire de Modern Family (Steven Levitan y Christopher Lloyd, 2009 - 2020)… Conocemos todos estos conceptos y los relacionamos directamente a esas series que hemos visto durante años: las identificamos y se vuelve un juego de “a ver quién encuentra más referencias”.
Episodio de Halloween de Malcom in the Middle
WandaVision es adictiva y encantadora, y aunque a veces sea un poco triste, al refugiarse en el formato de las sitcoms americanas no se siente el peligro inminente, o la verdadera trama dramática que late con fuerza bajo su suave apariencia externa. Esta es la Trama con T en mayúscula: la importante, la que de vez en cuando nos roza el subconsciente y nos dice que esto no está bien, que Wanda está haciendo algo que quizá no debería. Pero nos lo estamos pasando tan bien que no queremos ponerle punto y final a la aventura, no queremos que vuelva a estar triste. Y así es también cómo se siente Wanda.
Reescribiendo su historia
Y de aquí nace uno de los temas más interesantes que trata la serie: esa doble moralidad que parece que tiene Wanda. ¿Es ella la villana de la serie por tener embrujado a todo un pueblo y estar jugando a tener una vida “normal”, o es la víctima de una historia llena de dolor, trauma y muerte? Yo creo que Wanda está harta de ser víctima y verdugo: durante todo su desarrollo a lo largo de las películas, ha sido a veces la que ha perpetuado daño y destrucción por culpa de unos poderes que no puede controlar, pero también ha sido de las que más ha sufrido al haber perdido, de manera trágica, a todas las personas que alguna vez la han querido.
Y aunque sabe que no puede cambiar su pasado, siente la necesidad de intentarlo. ¿Quién no ha querido alguna vez darle al botón de rebobinar, ir a un momento importante de su vida y poder cambiarlo? Sin entender muy bien cómo, Wanda se da cuenta de que, al menos, puede reescribir ese momento.
Wanda y Agatha dando un paseo por el pasado en WandaVision (Disney+)
Está harta de sufrir y de ser siempre la que sobrevive, porque ¿de qué le sirve sobrevivir si va a hacerlo sola? Está cansada de ser un peón más en la historia de la humanidad, de ser utilizada como un arma de destrucción masiva para poder salvar el mundo, cuando se siente incapaz de salvarse a sí misma. Por lo que decide, por primera vez, ser egoísta y escribir su propia historia, su propio final, usando las estructuras narrativas que más conoce: las de las sitcoms que veía en casa con sus padres de niña. Las que escuchaba, apenas consciente, tras haber formado parte de experimentos de Hydra. Las que explicaba a Visión cuando este intentaba acercarse a ella y la confortaba en su terrible duelo…
La serie se convierte en un discurso casi feminista, en el que Wanda no solo reivindica su papel como Bruja Escarlata o como mujer que busca ser feliz; sino que también parece que esté criticando muchos de los finales que reciben las mujeres en el UCM —no olvidamos el final de la Viuda Negra— y que les esté diciendo “no os voy a dejar que me convirtáis en un final trágico”. Y aunque el final que recibe Wanda no es el que queremos, ocurre porque ella decide que así sea, no al revés. Lo sentimos justificado y lo comprendemos. Al menos hemos podido experimentar con ella lo que es la felicidad de tener una vida en un barrio residencial, un marido que la quiere y dos hijos que, aún siendo traviesos, son perfectos.
WandaVision nos da esperanza para un nuevo futuro tanto para los personajes femeninos en el UCM como en las series en general; pero también nos hace reflexionar y sentir que nosotros, los espectadores, somos capaces de asumir el control de nuestras vidas y que, si no estamos contentos con nuestros “finales”, podemos reescribirlos hasta que sean de nuestro agrado. Eso sí, ¡no controléis a un pueblo entero con magia oscura!
Puedes disfrutar de WandaVision en Disney+