Entre las décadas de los 70 y los 80 tuvo su época dorada en España un tipo de cine sucio, lleno de ritmo y electricidad que contaba las historias de delincuentes callejeros, drogadictos enamorados y navajas que despuntaban al alba. Este género, que a día de hoy sigue pegando algún coletazo ocasional, es el que se conoce como “cine quinqui”.
Pero, ¿qué es el cine quinqui? Aunque muchas películas hayan reproducido y estilizado el crimen, la pobreza y los bajos fondos hasta la saciedad, probablemente estos nunca hayan sido captados con tanta inteligencia y verdad como en este cine. Su fuerza radica no solo en las bases que tan inteligentemente plantaron sus pioneros: también en su mirada social alejada de juicios y paternalismos. Tanto es así, que uno de los aspectos que definen su identidad es el uso de actores no profesionales, que a su vez eran o habían sido delincuentes fuera de la pantalla.
Hoy, en Milana celebramos este género tan hijo de su tiempo recomendando 4 películas:
Perros callejeros (José Antonio de la Lorna, 1977)
Probablemente la primera película quinqui como tal. Tiene en su composición algunos de los ingredientes más elementales del género, aunque hoy en día podría considerarse café para los muy cafeteros. Perros callejeros abrió la trilogía del Torete, dirigida íntegramente por José Antonio de la Loma, y que posteriormente tendría una entrega adicional llamada Perras callejeras (1981).
Con Perros callejeros, de la Loma consiguió contar una historia escabrosa, llena de desagradables crímenes cometidos por una banda infantil, sin un atisbo de prejuicios. Esta obra, además, encumbró a Ángel Fernández Franco como el icónico Torete, que a través de estas películas se convertiría en un afamado actor y delincuente (a partes iguales).
Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981)
El Meca, Sebas, Pablo y Ángela están desesperados por escapar de la vida en su barrio —uno que, desde una pancarta enorme, proclama pedir dinero “no por piedad, sino por justicia”—. Como los cuatro jóvenes no están dispuestos a trabajar para costear su escapada, se ven envueltos en una espiral frenética de violentos crímenes que les apartan cada vez más de su meta. Entre pasamontañas, pistolas y fugas a motor, Meca, Sebas, Pablo y Ángela se ganan su propia suerte.
Carlos Saura aprovechó un género que, para entonces, ya estaba bastante apuntalado para contar esta historia de crímenes con una enorme sensación de tragedia e inevitabilidad impresa en cada fotograma. Deprisa, deprisa es un claro ejemplo de cómo el cine quinqui muchas veces era rayano en lo documental: los actores eran amigos que vivían en un barrio marginal e influyeron en la reescritura del propio guion.
El pico (Eloy de la Iglesia, 1983)
Una de las películas más famosas e importantes del género quinqui. El maestro Eloy de la Iglesia empieza la que pronto se convertiría en obra patria de culto con el siguiente aviso: “Esta obra está inspirada en hechos reales, recreados libremente por la imaginación de los autores”. El texto, una vez más, señala la realidad que marca al cine quinqui: su estrecha vinculación a lo real, tanto detrás como delante de las cámaras.
En El pico es tan importante el punto de vista del delincuente, Paco (José Luis Manzano), como el de su padre, el comandante Torrecuadrada (José Cervino). En esta película que trata con tanta crudeza los pormenores de una relación paternofilial fallida como la adicción a la heroína, Eloy de la Iglesia atraviesa el mundo de la delincuencia a través de miradas muy distintas que le añaden una gran profundidad al relato. Una película mayor de uno de los mejores realizadores españoles de nuestra historia.
Las leyes de la frontera (Daniel Monzón, 2021)
La película quinqui más reciente nos pone en los zapatos de Ignacio, alias ‘Gafitas’, que, cansado de ser el punching ball de los matones de su barrio, se deja arrastrar durante un verano a una vida llena de fechorías. Mientras que para la banda de Zarco y compañía los golpes son algo serio de lo que depende casi su supervivencia y futuro, para Gafitas es casi un juego en el que se enfrasca para ganarse el corazón de la Tere.
Aunque Las leyes de la frontera es la película de esta lista que tiene menos destilada su esencia quinqui, sus referentes están claros y tiene una lectura metanarrativa que afecta al género en sí: ¿somos los espectadores, igual que Gafitas, unos urbanitas de vacaciones por las miserias del resto de personajes?