La hija oscura (2021), la ópera prima de Maggie Gyllenhaal, es probablemente una de las películas protagonizadas por Olivia Colman que más nos incomodan. Si has visto Langosta (Yorgos Lanthimos, 2015), Fleabag (Phoebe Waller-Bridge, 2016-2019), La favorita (Yorgos Lanthimos, 2018) o The Crown (Peter Morgan, 2016-) quizás te haya caído mal. Y si la conoces por Broadchurch (Chris Chibnall, 2013-2017) o Heartstopper (Alice Oseman, 2022-) probablemente sientas cariño o simpatía. Pero en La hija oscura Olivia Colman consigue interpretar un rango de emociones que nos deja fuera de juego. La entendemos, la odiamos, queremos que todo le salga bien, queremos que la pillen. Esta mezcla de emociones es lo que hace de La hija oscura un visionado incómodo pero, a la vez, fascinante.
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El verano
Cuando pensamos en el verano siempre lo relacionamos con emociones como la diversión, la infancia o juventud, la libertad, lo efímero, lo novedoso. Casi siempre, es algo bueno. Pero en La hija oscura estas emociones se subvierten: Leda, una profesora de universidad y famosa traductora, decide irse sola de vacaciones a la costa griega donde conoce a una familia muy cerrada y, sobre todo, a Nina. Nina es todo lo que ella fue y ya no es: una madre joven, entregada, dedicada y dispuesta a todo. Sin quererlo, conocer a esta familia, a Nina y a su hija Elena (y sus dinámicas), supondrá que Leda, ya mayor y habiendo dejado todo atrás, reviva su pasado. ¿Y ese pasado? No es agradable.
Fotograma de La hija oscura
El verano que vive en la isla obliga a Leda a revivir una serie de recuerdos que mejor se hubiesen quedado enterrados, y a sentir emociones que la llevan a actuar de forma inesperada. A través de noches de cine de verano que se acaban torciendo inevitablemente y paseos por la costa que se vuelven interrogatorios, vemos cómo estas emociones salen a la superficie. Cuando Elena se pierde y Leda la encuentra, se ve motivada a secuestrar su muñeca. Empieza a jugar a un juego muy retorcido: revive su infancia, su juventud y sus años de maternidad a través del verano y de la familia de Nina. Y como no podría ser de otra forma, sale mal.
Fotograma de Leda en La hija oscura
Olivia Colman y Jessie Buckley
Oscars, BAFTAs, Globos de Oro, Emmys… Olivia los tiene todos. Forma parte de lo que a mí me gusta llamar la realeza británica, al lado de grandes como Emma Thompson, Hugh Grant, Alan Rickman, Kate Winslet y muchos otros. Son esa realeza de actores británicos que nos han dado películas inolvidables en las últimas décadas, y Olivia, además, nos ha dado series por doquier. Jessie Buckley, por su lado, se ha movido casi siempre por territorios más oscuros, protagonizando la agónica Estoy pensando en dejarlo (Charlie Kaufman, 2020) o Men (Alex Garland, 2022); aunque siempre sublime.
Fotograma de Jessie Bukcley en La hija oscura
La unión de estas dos actrices tan fenomenales hace que La hija oscura sea lo que es: un retrato de la maternidad y las consecuencias de esta como una historia de terror. Sus actuaciones incomodan porque la historia que están representando es muy incómoda. ¿Quién puede empatizar con una madre que decide que es más feliz no siéndolo? ¿Quién comprende a una madre que abandona a sus hijas por la persecución de un sueño laboral? La respuesta no es una fácil, pero la película se encarga de que comprendamos todos los puntos de vista y, estemos de acuerdo no, sentimos las emociones como reales. Para entenderlas tendríamos que vivir sus vidas, ¿y no se trata de eso la vida en general?
La maternidad como pesadilla
Y es que ser madre es difícil. Cuando conocemos a Leda no sabemos casi nada de su vida, solo las pequeñas pinceladas que nos van dando. Pero, llegados al final, entendemos mucho más. Que Leda también tuvo a sus hijas muy joven, al igual que Nina, y que debido a ello su carrera se vio comprometida. Cómo de repente el tiempo que dedicaba a reuniones, llamadas, viajes o congresos, es tiempo que tiene que dedicar a sus hijas. Cómo su matrimonio empieza a sufrir a consecuencia de esto. Y cómo, sobre todo, tener hijos supone dejar muchas cosas de lado. La más importante de ellas es, quizás, la habilidad de ser egoístas.
Fotograma de Leda en La hija oscura
«Soy una madre antinatural».
Leda
Cuando Leda dice que es una madre antinatural no queda más que añadir: tenemos un concepto de lo que supone ser madre y, a veces, este concepto no es el mismo para todo el mundo. Esto no significa que seamos peores o mejores, sino diferentes. Y sí, a veces es injusto, pero La hija oscura se encarga de dejarnos claro que la vida lo es.