El poder del perro (Jane Campion, 2021) es una de las grandes favoritas para los premios Oscar de este año. La película, dirigida y adaptada de la novela homónima por Jane Campion, resulta magnética por una miríada de razones. Desde la suave y extrañamente reconfortante mezcla entre lo macabro y lo romántico hasta unas interpretaciones cargadas de emoción, El poder del perro atrapa casi desde su inicio gracias al amplísimo abanico de recursos de los que se vale.
Para celebrar la película y su nominación a los Oscars, hoy en Milana analizamos El poder del perro y cómo esta llega a lo más profundo de su audiencia gracias a una poderosísima herramienta: el subtexto. Este artículo está libre de spoilers.
Las emociones bajo la piel
Fotograma de El poder del perro
En El poder del perro, los hermanos George y Phil Burbank tienen grandes diferencias entre ellos, pero la que más los separa es Rose: la posadera con la que George decide casarse y a la que se lleva al rancho de los dos. Con la llegada de Rose, el problemático Phil pone a prueba su paciencia y se dedica a hacerle la vida imposible a la esposa de su hermano. Todo cambia cuando, durante las vacaciones de verano, también llega al rancho Peter, el hijo de Rose, que logra acercarse a Phil de maneras que parecían imposibles.
Una vez Campion pone todas las cartas sobre la mesa, El poder del perro avanza lentamente pero con paso firme. Creo que no es absurdo afirmar que se puede ver la película sin tener muy clara cuál es su dirección. Desconcierta y absorbe a partes iguales, porque su estructura se nos antoja caótica la primera vez que la vemos.
Uno de los puntos fuertes de cómo está usado el subtexto en esta película (además de la construcción de los personajes, de la que hablaremos a continuación) es cómo este conecta con los temas de la película. No es solo que las cosas estén escondidas y haya que leer en los personajes y sus acciones para verlas, sino que la propia El poder del perro pone en relieve la importancia de mirar más allá para ver el significado de las cosas.
Fotograma de El poder del perro
El poder del perro es el mismo que el de una mirada furtiva, el detalle de unas manos trabajando el cuero, un momento inesperado en un personaje o una herida abierta que nunca termina de sanar: si no lo ves, no sabes lo que es, pero cuando lo ves, es imposible dejar de verlo.
Un perfecto estudio de personajes
En el mundo de la ficción, como en muchos otros, es más fácil apreciar el resultado final de algo que tomar conciencia del trabajo que conlleva. Con El poder del perro no pasa distinto, pero me gustaría aprovechar esta oportunidad para hablar de por qué funciona tan bien el subtexto en esta película. La respuesta está en cómo Campion ha construido a sus personajes, y cómo vemos a estos sudar la gota gorda a cada minuto para confundirnos y emocionarnos a partes iguales.
Fotograma de El poder del perro
En las primeras escenas quedan más que claras las diferencias entre Phil y George, dos hermanos tan distintos como las motivaciones que tienen. ¿Qué ha pasado ahí? ¿Cuál es la brecha irreconciliable que los separa? En El poder del perro nunca se nos va a dar del todo la respuesta a estas preguntas, pero cada diálogo, cada escena que comparten, gotea algo más de información para que unamos las piezas en nuestras cabezas. Aunque no consiguiéramos hacernos una idea de qué piensan los personajes, las sensaciones que flotan en la atmósfera de la película son suficientes para subirnos al carro y llevarnos a donde tenemos que llegar.
A partir de ahí, cada personaje que se suma a la trama viene con su propio equipaje, complicando la espiral de sensaciones que nos acompañan cuando están en pantalla. Por ejemplo, ¿es Peter tan poquita cosa como se nos presenta? Desde la primera escena en la que aparece hasta su viaje de verano al rancho han ocurrido muchas cosas fuera de pantalla que han terminado de dar forma a lo que se podía intuir en él. Comprendemos más de él a través de frases puntuales y momentos clave que nos dan datos para saber quién es, pero no se trata de vagos conceptos tirados al aire: el guion de Campion trenza sus momentos decisivos con extremada delicadeza para que estos lleguen justo a tiempo, denotando un espléndido trabajo al esconder lo que, de estar a plena vista, brillaría mil veces menos.
En definitiva, El poder del perro es un western innovador que encuentra su potencial en todas las emociones que contiene, y que nos llegan más a través de lo que entendemos como espectadores que por lo que se nos dice directamente. Aunque mucho se ha teorizado sobre que su carrera hacia los Oscar podría quedar truncada por CODA (especialmente después de la sorpresa de los premios BAFTA), creo que es bastante seguro decir que el mayor premio para Jane Campion y su equipo es la propia película que han conseguido levantar para Netflix.
Puedes ver El poder del perro en Netflix.