Si hubiera que darle un nombre propio a la animación española, no sería descabellado proponer el de Alberto Vázquez. Con cuatro cortos y dos largometrajes (El último, Unicorn Wars) a sus espaldas, el dibujante, director y guionista ha llevado la animación para adultos al mainstream a través de su peculiar mirada. Lo cuqui, espantoso, macabro y divertido se mezclan en las películas de Vázquez de una manera inconfundible y singular.
Entrevistamos a Alberto Vázquez sobre su último largo, Unicorn Wars y la relación de este con su obra anterior.
¿Cuál es la idea de la que parte Unicorn Wars?
En el año 2013 hice un cortometraje que se llama Sangre de unicornio. Era una historia de dos hermanos ositos que cazaban unicornios porque tenían una sangre sabor arándano que los ositos necesitaban para ser bellos. Esta cosa que era como muy chorra y ridícula era una excusa para hablar del bullying, la relación de culpa, la religión...
En el 2016, después de acabar Psiconautas pensé: “Esta idea puede ser interesante para expandir la trama y los personajes en un largometraje”. El universo de este corto lo mezclé con el género bélico, porque siempre he tenido fijación con algunas películas bélicas. Y también con una historia mitológica, épica y religiosa. Por eso, siempre que hablo de esta película, la defino como un cruce entre Apocalipse Now (Francis Ford Coppola, 1979), Bambi (VV.DD., 1942) y la Biblia.
Fotograma de Sangre de unicornio
¿Qué tienen en común los universos de Unicorn Wars y Sangre de unicornio?
El corto es simplemente una génesis, una semilla. Es mucho más sencillo. Es una relación entre hermanos donde hay bullying y se mezcla el sentimiento de culpa con unos guiños a la religión de una manera muy libre.
En cambio, en la película todo eso lo desarrollo muchísimo más. Hay una guerra ancestral entre los ositos y los unicornios que habitan el Bosque mágico, pero la verdadera historia es la guerra interna que hay entre estos dos ositos mellizos por el amor de su madre, y las dos tramas se van entrecruzando.
En el corto, lo de la religión era casi una excusa estética para meter en algunos momentos ráfagas y cortinillas provocadoras, por así decirlo. En la película lo desarrollé muchísimo más. Los ositos tienen su propia religión, que es una especie de parodia de la Biblia, donde consideran al unicornio un demonio que hay que exterminar, y al Bosque mágico un paraíso que les pertenece por derecho divino. Es algo que sirve para hablar del fanatismo y el control de la opinión pública, que es algo muy de las guerras.
Fotograma de Unicorn Wars
La película es mucho más compleja, hay muchas más tramas, se multiplica todo por 10. El corto lo utilicé como punto de partida, pero sin problema para cargarme lo que había hecho.
Al final, los cortos están en un circuito de festivales y no todo el mundo los ve. En cada corto creo un pequeño universo, y como son universos mágicos o fantásticos, muchas veces me da la sensación de que el corto no me da para expandir ese mundo. Me pasó con Birdboy, que luego fue Psiconautas; me pasó con Sangre de unicornio, que es Unicorn Wars; me pasó con Decorado, con Homeless Home...
¿Por qué no expandirlos, mejorarlos y seguir trabajando con ellos? Mejor que tener que estar haciendo cosas nuevas todo el rato. Al final son cosas que he creado yo, y mejor sacarle todo el partido posible a todo ese trabajo.
En tu filmografía, el contraste entre lo cuqui y lo crudo o violento es algo recurrente ¿Desde dónde te has acercado a esto en Unicorn Wars?
Los animalitos antropomorfos están desde la fábula, son algo muy normal. Es interesante trabajar con estos iconos infantiles porque los entienden en cualquier sitio del mundo. No tienes que explicar mucho; no tienen un tiempo o un lugar definido. Trabajas siempre desde la alegoría, la fantasía y la metáfora. Esto es muy interesante porque le da un tono muy universal, muy cercano al cuento clásico.
Si ves Unicorn Wars o Psiconautas, no sabes bien de dónde es esa película. ¿Por qué? Porque los animalitos pertenecen al imaginario colectivo. Es interesante ponerlos en situaciones crudas. Es una característica que no me he inventado, pero quizá sí que he indagado mucho en este universo y lo he ido haciendo mío atravesándolo por todas mis neuras y todas las temáticas que me importan.
Fotograma de Unicorn Wars
Tu filmografía consiste en películas y cortos que, no solo son animación para adultos, sino que además tienen una personalidad muy reconocible, dentro de universos oscuros y macabros ¿Complica esto las posibilidades de levantar los proyectos?
Al final he conseguido levantar todos mis proyectos: 4 cortometrajes y 2 largometrajes en 11 años, que no está mal. Siempre con dificultad, sobre todo los largos, porque la animación es algo muy costoso y son muchos años de trabajo. Los presupuestos se van. Psiconautas fueron 6 años y Unicorn Wars casi 5 desde guion, storyboard… hasta que empiezas 2 años de producción.
La gente no entiende que los procesos en animación son mucho más largos. La gente que hace ficción rueda en un mes y listo. Nosotros nos tiramos 3 años con el rodaje, como quien dice.
Fotograma de Unicorn Wars
¿Dónde puedes ver Unicorn Wars?
Unicorn Wars está disponible en cines.