Fermín Muguruza triunfaba hace ya cuatro años en el cine de animación para adultos con la primera entrega de Black is Beltza. Hoy, y tras pasar por la 70 edición del Festival de San Sebastián, Black is Beltza II: Ainhoa llega a salas de cine con la intención de continuar su legado.
Cómic, punk, política, revolución… Desde Corto Maltés hasta Barricada, así han sido las influencias de Muguruza. Referencias que le han acompañado desde sus inicios en su carrera musical con grupos como Kortatu, pasando por la radio, la producción musical, la composición de bandas sonoras, el documental y, finalmente, el cine de animación. Hoy hablamos con él sobre esta última de sus facetas, y cómo todas las demás han calado en Black is Beltza II: Ainhoa.
¿Qué has disfrutado más de Black is Beltza II: Ainhoa?
Al ser una segunda película lo que más he disfrutado ha sido tener la experiencia de la primera, intentar no caer en los errores y tener un control de los tiempos con un margen de error muy pequeñito. Y después, lo que más he disfrutado ha sido homenajear a mi hermano, que murió hace justo tres años. Poder darle vida a él, que aparece en algún momento a través de un dibujo animado, que conversa también conmigo, que me convierto en otro dibujo animado… Pues esto ha sido muy impresionante. Siempre el momento de más emoción en una película de animación es cuando llegan los dobladores, Antonio de la Torre, Ariadna Gil… cada vez que llegaba uno de estos y ponía su voz era una fiesta.
¿Y lo más difícil?
Cuando tienes una primera película con una repercusión como la que tuvo la primera, que estuvo en más de 50 festivales internacionales y que Netflix decidió que fuera la única película de animación para adultos del Estado español que tienen… Decíamos joder, con todo este bagaje vamos a ir a TVE, al ICAA, y nos van a apoyar. ¡Pues ni los unos ni los otros! Ha sido un dolor y nos ha costado remontar. Tuvimos una ayuda de Media al desarrollo, y eso fue lo que nos animó a ponernos en marcha.
Pero claro, de repente llegar al festival de Donosti y que te ofrezcan proyectarla en el Velódromo para tres mil personas, y que se hayan vendido ya todas las entradas la semana anterior, pues se te olvidan un poco todos esos rencores que se te quedan ahí enquistados. Porque se quedan. Es así, es jodido decirlo, pero es así.
Fotograma de Black Is Beltza II: Ainhoa
¿Cómo ha sido adaptar el lenguaje del cómic al cinematográfico? ¿Algo que hayas podido aprovechar?
Nosotros hace 8 años sacamos el cómic, en 2014, que lo dibujó Jorge Alderete, con mucha influencia del realismo mágico, del muralismo, con una página entera que era el dibujo… Entonces desde el 2014 hasta el 2018 tuvimos 4 años para preparar la película y cambiar la estética. La cambiamos porque era muy difícil darle movimiento a esos personajes que teníamos; con un trazo un poco partido, más denso que lo que estamos acostumbrados a ver en otras películas de animación, que tienen una línea más clara y más fácil de animar.
Sin embargo, aquí el camino es inverso. La persona que hizo los personajes, que es Jusep Homs, los tiró para esta segunda película de 0. Y después, la persona que ha hecho el cómic, Susana Martín, lo ha hecho a su estilo. Yo tenía el guion, le iba dando unas pautas, pero no quería hablarle demasiado ni contaminarla. Ni siquiera del storyboard que nosotros teníamos con Jusep.
Sí que por supuesto la influencia del cómic es total. Acuérdate, nuestra primera canción de Kotatu era Don Vito y la revuelta en el Frenopático, que estaba basada en un cómic. El cómic siempre me ha empujado, y por supuesto en esta película es una influencia brutal.
Diseños de personajes para Black is Beltza II: Ainhoa
También cambia mucho a la hora de trabajar. Nosotros sabemos que no podemos tener más de 1.100 planos, no podemos irnos a más de 80 minutos. Esto marcaba mucho el plan de trabajo. Y luego otro concepto muy interesante en animación es el pipeline, que son las tuberías sobre las que trabaja cada uno. Si una tubería se va estancando y no fluye con la siguiente el proyecto se para. Eso ha sido muy importante haberlo aprendido de la anterior película.
Y luego claro, tú agarras un cómic y tienes un montón de maneras de leerlo. Puedes leerlo de un tirón porque te está enganchando, o puedes ir pausando y detenerte mucho en una página para fijarte en los detalles… eres tú el jefe. Pero en una película el jefe es el director. La narrativa es muy distinta. También con el tema de la música. En el cómic apuntábamos la música que se iba escuchando, pero en la película la ibas escuchando de verdad. Y eso te integra dentro de lo que estás viendo. Lo mismo ocurre con las voces.
Es por esto que cada lenguaje requiere un estudio específico. En cada proceso transmedia hemos dado mucha libertad en la creación de personajes, diálogos… Por ejemplo, para el cómic yo le daba mucha libertad a Susana. Para que pudiese eliminar o modificar algunas frases que a lo mejor sí estaban en la película, pero que en el cómic tenían que ser de otra manera para tener una lectura más ágil.
¿Qué habéis intentado mantener de la primera entrega de Black is Beltza?
Con Black is Beltza II: Ainhoa hemos pegado un salto muy grande. Hay un cambio de personaje, ahora es la hija del anterior protagonista, de tiempo, del 67 al 88… Pero otras cosas no han cambiado. En primer lugar la estética, que es muy parecida. En segundo lugar, el hecho de que hay un viaje que es también un viaje musical. La música vuelve a ser un personaje. Y en tercer lugar, lo que también nos conecta con la anterior película es que hay una serie de personajes que reutilizamos. Sí que hay un recuerdo de los protagonistas de la primera. Ainhoa está haciendo un viaje iniciático, buscando qué ocurrió con sus padres, y aparecen una serie de personajes que nos recuerdan lo que ellos fueron. Los que hayan visto la primera película van a sentir que les están haciendo guiños solamente a ellos, y a mí eso me encanta.
Los protagonistas en Black is Beltza I
Yo era de los que decían que segundas partes nunca fueron buenas, pero cuando vi la segunda parte de El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972) o de Kill Bill (Quentin Tarantino, 2003)… Fuah. De hecho las series también están para eso, para contarnos las historias a través de muchos capítulos. Por ejemplo, Peaky Blinders (Stephen Knight, 2013-2022); he gozado la última temporada, me ha parecido una maravilla. Una serie además que tiene mucha relación con nuestras pelis porque son historias que te sitúan en un contexto. Y según va evolucionando la trama, evoluciona también el momento histórico. Y aunque sean personajes ficticios, con algunas excepciones, la mayoría están basados en personajes históricos.
¿Y cómo ha sido adaptar esas historias y personajes reales?
Siempre hay una serie de hechos históricos en los que nosotros nos situamos. Igual que en la primera teníamos el festival de Monterey, en esta tenemos el concierto de despedida de Kortatu. Lo que ocurre es que nuestros protagonistas no estaban en esos conciertos, pero sí que retratamos otros personajes históricos. En los diálogos de hecho son muy directos, porque se habla de toda la situación que estaba ocurriendo en esos años en el País Vasco, del final de la Guerra Civil del Líbano, de la salida de los soldados de la Unión Soviética de Afganistán…
Entonces da mucho juego para hablar de lo que yo sé de esa época, porque la viví cuando tenía 25 años. Algo que no me ocurrió con el año 67, que todo tuvo que ser documentación. Aunque, eso sí, todo eso que ocurrió nos afectó mucho, por eso somos una generación que no tuvo adolescencia. Pasamos de ser niños a ser jóvenes.
Cuestionario Milana
¿Qué película/serie verías por enésima vez?
Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979)
¿Qué película/serie verías para levantarte el ánimo?
Better Call Saul (Vince Gilligan y Peter Gould, 2015 - 2022) u Oficina de Infiltrados (Eric Rochant, 2015 -)
¿Qué película/serie nos recomiendas para crear conciencia?
El atentado (Ziad Doueiri, 2012), porque si algo sigue siendo injusto en este mundo es la situación de Palestina.
También me gustaría recomendar otra directora colombiana, porque ahora mismo la situación en Colombia es la más esperanzadora que hay: Laura Mora. Se presentó con Matar a Jesús (2017), y este año ha ganado la Concha de Oro aquí en Donosti con Los Reyes del Mundo.
Puedes ver Black is Beltza I en Netflix y Black is Beltza II: Ainhoa en cines desde el 30 de septiembre.