Las que quedan: la evolución de las «final girls» en el terror
Han pasado la peor noche de su vida. Han sido perseguidas, atacadas y han visto morir a sus amigos, pero se han enfrentado a su monstruo y han sobrevivido hasta el amanecer. Son las final girls, las chicas que viven para contarlo cuando salen los créditos finales en una película de terror. Inseparables del subgénero slasher, son uno de los tropos con más recorrido y desarrollo de su narrativa, además de un excelente termómetro social.
Aguanta como puedas
El término final girl nace en el ensayo Hombres, mujeres y motosierras: género en el cine de terror moderno, escrito por la académica estadounidense Carol J. Clover y publicado en 1992. Carol lo acuñó para referirse a una tendencia del cine de terror, que se acentuaba enormemente en la marabunta de slashers estrenados en los años 80: una chica siempre sobrevivía a la masacre, tras sufrir un encaramiento final con el antagonista en el clímax. Esta chica compartía unas características de película a película, que la enmarcaban como un arquetipo.
La final girl es, en sus orígenes, una chica joven, lo más sobria y neutral posible, tímida, responsable, virtuosa y virgen. Es esta superioridad moral lo que le da el privilegio de sobrevivir. Como Laurie Strode en Halloween (Joh Carpenter, 1978), deciden quedarse haciendo de canguro en lugar de beber, tomar drogas y mantener relaciones sexuales, y es eso lo que las salva hasta el final de la película. La final girl original es el ideal femenino del modelo social estadounidense de la época, que el cine de terror convierte en protagonista frente a un retrato sensacionalista y demonizado de la juventud, y con el que manda un mensaje claro: si te sales del camino, el hombre del saco irá a por ti.
Fotograma de Halloween (1978)
De superviviente a heroína
Final girls como Lauri Strode o Sally de La matanza de Texas (Tobe Hopper, 1974) son víctimas y supervivientes: huyen y se mantienen con vida el tiempo suficiente para ser rescatadas. En los años dorados del slasher, en sagas como Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street encontramos el primer cambio sustancial: Alice y Nancy no solo sobreviven a su agresor, lo enfrentan y le dan el tiro de gracia, acabando con él al menos hasta la secuela. El género cae en decadencia poco después, para ser resucitado a finales de los 90 por una de las sagas más importantes del terror: Scream.
Sidney Prescott está destinada a ser la final girl del nuevo milenio. Su personaje parte construido con todos los tópicos en los que se cimentaba el arquetipo: es canónica, se mantiene virgen y es un modelo a seguir. Con esos lugares comunes como punto de partida, Sidney crece y evoluciona para romper reglas y establecer nuevos estándares: no solo pierde la virginidad, sino que lo hace con el monstruo de su película. Y más tarde, se enfrenta a él cara a cara y lo remata. Sidney crece con cada película y deja atrás el papel de víctima para convertirse en algo más que una superviviente: es la estrella de su propio mundo.
Fotograma de Scream (1996)
Este nuevo arquetipo abre la veda a otra generación de final girls, supervivientes que dependen de sus propias habilidades y su fuerza para llegar vivas al tercer acto, sin que un agente externo (normalmente un hombre) las salve de la amenaza en el último momento. Grace de Noche de bodas (Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, 2019), Maxine de X (Ti West, 2022) o Erin de Tú eres el siguiente (Adam Wingard) son otros ejemplos de final girls que miran hacia el futuro, y con las que es mejor no meterse.
Fotograma de Tú eres el siguiente (2010)
El "Good for her" Cinematic Universe
Como demuestra Veronica Sawyer en Heathers (Michael Lehmann, 1988), el tropo de la final girl se extiende más allá del cine de terror. De igual modo, las tendencias de otros géneros cinematográficos influyen en la representación de sus arquetipos. El “Good for her “ Cinematic Universe nace como un meme de Twitter, donde un usuario englobaba películas de distintos géneros bajo este paraguas.
El término pronto se convirtió en un trend y se desarrolló en redes, quedando definido como un tipo de película en la que la feminidad se expresa en una explosión de rabia y violencia que lleva al triunfo en el tercer acto.
El terror contemporáneo ha tomado rasgos de esta tendencia y los ha adaptado a su expresión de la feminidad. Chicas como Dani de Midsommar (Ari Aster, 2021), Thomasin de La bruja (Robert Eggers, 2015) o Suzie de Suspiria (Luca Guadagnino, 2018) toman su lugar como heroínas a sangre y fuego, alzándose con una misma mirada de triunfo tras su masacre. Son final girls, pero en esa mirada no hay nada del terror que sentía Laurie Strode. Ellas son las que dan miedo.
Fotograma de Midsommar (2021)
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