Al igual que ocurre en España con el fantaterror o en Francia con el fantastique, cada industria desarrolla sus códigos hasta derivar en géneros propios, y en Italia el suspense está teñido de color amarillo. Dentro del cine italiano, el giallo puede considerarse su género más prolífico a nivel internacional, tanto por su extensa producción como por su calado en el cine posterior. ¿Hasta dónde se extiende el suspense a la italiana?
La estética de matar a alguien
Fotograma de El pájaro de las plumas de cristal
Giallo es la palabra italiana para referirse al color amarillo, y el género debe su nombre a una línea de novelas de bolsillo con portadas impresas en este color, donde se podían encontrar historias de Agatha Christie, Edgar Allan Poe y otros maestros del misterio. Por definición, el giallo engloba aquellas películas guiadas por un crimen misterioso y un asesino desconocido que se destapan al final de la narración.
Fotograma de Suspiria
No obstante, aunque al principio el término se utilizase para referirse a los thrillers realizados en Italia, el giallo cuenta con rasgos propios que se transforman en tópicos con el tiempo y lo definen como género. Tras la Segunda Guerra Mundial y la dictadura fascista, Italia entró en una vorágine de excesos como respuesta a la represión que había sufrido anteriormente. El cine giallo es un reflejo de esta exaltación, un género donde lo onírico, el erotismo, el gore y la expresividad de los sentidos se estilizan al máximo y se ponen por delante de la trama.
Primeros pasos del crimen
Fotograma de Seis mujeres para el asesino
El giallo tal y como lo conocemos hoy en día tiene su esplendor entre mediados de los 60 y los 70, cayendo en decadencia a principios de los 80. Mario Brava dirigió en 1963 La chica que sabía demasiado, considerada precursora del giallo en Italia. Un año más tarde el director realizó Seis mujeres para el asesino, que presentaba las características más definitorias del género como los colores vibrantes, la música atmosférica de pesadilla y la explotación de lo erótico al servicio de la masacre.
Fotograma de El pájaro de las plumas de cristal
En 1979 aparece Dario Argento con El pájaro de las plumas de cristal, primera película de su trilogía de los animales, e introduce nuevos elementos que se adhieren a los códigos comunes del giallo y que el director utilizará en la gran mayoría de sus películas. Recuerdos borrosos y fragmentados que toman sentido en un giro final, así como personajes comunes que toman el rol detectivesco son tropos que podremos encontrar en sus próximas películas y en giallos realizados por autores posteriores.
Giallo, el hermano mayor del slasher
Muerte de Bahía de sangre, reproducida como homenaje en Viernes 13
Bahía de sangre (Mario Bava, 1971) presenta elementos que sentarán las bases del slasher en la década posterior. Mario Bava realizó la película más sangrienta de su filmografía, poniendo especial énfasis en la violencia gráfica y explícita. Dos de sus muertes fueron calcadas años más tarde en Viernes 13 II (Steve Miner, 1981), y su ejecución salvaje y brusca de adolescentes con las hormonas revueltas sirvió como biblia para los autores del género en Hollywood. Incluso giros novedosos de las últimas etapas del giallo, como el elemento sobrenatural que introdujo Dario Argento en su Trilogía de las tres madres con Suspiria (1977) fueron emulados en el slasher con personajes como Freddy Krueger en la saga Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984) o las múltiples resurrecciones de Jason en las entregas de Viernes 13.
Fotograma de Suspiria
El slasher toma los elementos del giallo para componer sus grandes títulos, pero como suele pasar, bajo el filtro yanki todo se vuelve menos brillante. La exaltación del gore y lo explícito de las muertes pierde su expresión estética, y los asesinos dejan a un lado su psicología y sus motivaciones para convertirse en una encarnación impersonal del horror y la violencia. El elemento erótico se mantiene presente en las películas, pero se utiliza como arma de una sociedad puritana para castigar la libertad sexual y sus diferentes expresiones.
Las huellas del giallo en la actualidad
Fotograma de The Neon Demon
El giallo es hijo de su contexto, surgido en una situación política, social y cultural que lo convierte en un suceso único. Aunque tenemos que asumir que el género como tal no va a volver, varios títulos de los últimos años han recuperado características del giallo, en especial sus singularidades estéticas, para enriquecer su atmósfera en un fenómeno que se agrupa como “neo-giallo”. The Neon Demon (Nicolas Winding Refn, 2016) recupera los colores vibrantes de Dario Argento y retuerce aún más el giro sobrenatural utilizado por el director en Suspiria, convirtiendo la película casi en una reinterpretación que toma lugar en los entornos fríos y superficiales de Seis mujeres para el asesino. Berberian Sound Studio (Peter Strickland, 2012) toma lugar durante la grabación de efectos de sonidos para un giallo de los 70, jugando con los elementos del género de forma metanarrativa.
Fotograma de Última noche en el Soho
Última noche en el Soho (Edgar Wright, 2021) también recupera los colores vibrantes del género y los utiliza para plasmar una historia de misterio, crímenes y fragmentos que se unen en un giro final. El último reflejo del giallo podemos encontrarlo en Veneciafrenia (Alex de la Iglesia, 2022), una reinterpretación del género en palabras de sus creadores, recuperando Venecia como emplazamiento esencial del terror italiano de los 70.