El pasado martes 2 de mayo, al día siguiente de la fiesta del trabajador, más de 11.000 guionistas miembros del Writers Guild of America (WGA) se pusieron en huelga. En tan solo unos días ya se han visto afectados muchos late nights, series diarias y programas de sketches como el mítico Saturday Night Live (Lorne Michaels, Dick Ebersol, 1975-); y dentro de no mucho las plataformas podrían empezar a cancelar su parrilla para el resto del año.
Se trata de la primera huelga de guionistas en 15 años. La anterior, en 2007, duró poco más de tres meses y se estima que causó unos 2.000 millones de dólares en pérdidas. Las grandes productoras no dudan en usar esos datos como arma arrojadiza para hacer ver que el "capricho" de la WGA de dejar de trabajar lo van a pagar las familias que dependen de la industria del cine en Estados Unidos. Aunque por el momento, lo que están consiguiendo es el efecto contrario: que todos veamos que si nadie escribe sus historias, la burbuja de Hollywood estalla en cuestión de días.
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Por supuesto, la de 2007 tampoco fue la primera huelga de guionistas que hubo en Estados Unidos. Por eso hoy queremos hacer un pequeño repaso de la historia de la lucha del Writers Guild of America y ver qué podemos aprender de ella en la actualidad.
1960: La era del Technicolor
Ya no se hacen carteles como los de antes
La llegada del televisor a los hogares de todo el mundo removió la industria audiovisual hasta sus cimientos. Con la posibilidad de disfrutar del cine desde la comodidad de tu sofá, las majors de Hollywood se tuvieron que adaptar creando formatos con los que la televisión no pudiera competir. Sin embargo, las grandes productoras enseguida vieron todo el provecho que podían sacar del medio televisivo cediendo los derechos de sus películas a las cadenas.
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Cada vez que una televisión emite una película, sus creadores reciben una compensación económica. Estos residuals son el sustento de muchos guionistas veteranos gracias a la huelga de 1960, aunque el reinado de las plataformas y la falta de transparencia en sus datos de consumo han supuesto un recorte muy significativo en los ingresos de los trabajadores del cine y las series.
1981 y 1988: Un nuevo paradigma
La huelga de 1988 duró 153 días
El cobro de derechos de autor volvió a ser el centro del debate en los años ochenta con la llegada de las televisiones de pago y las emisiones en canales extranjeros. A estas alturas ya somos capaces de descifrar un patrón: las condiciones de los trabajadores sólo avanzan al mismo ritmo que la industria si los sindicatos pelean por sus derechos.
La de 1988 fue la huelga más larga hasta la fecha, duró 153 días y forzó a las cadenas a apoyarse en programas tipo reality a medida que las protestas hacían imposible el retorno de las series de ficción.
2007: DVD killed the VHS star
Hace 15 años de la última huelga de guionistas
El formato DVD llegó en 1996 como una alternativa a las clásicas cintas de VHS y rápidamente se convirtió en una de las fuentes de ingresos más fiables de la industria del cine. Para 2004, la venta de DVDs hacía ganar a las compañías el doble de lo que recaudaban en taquilla. Como ya viene siendo costumbre, la gente que escribía las películas era la que menos tajada sacaba de este negocio, así que la WGA declaró una huelga que duró cien días.
El sindicato y las productoras no consiguieron llegar a un acuerdo en cuanto a los derechos de la venta de DVDs, pero sí lograron blindar a los guionistas de contenido dedicado a internet, streaming y video bajo demanda, a sabiendas de que un par de años más tarde plataformas como Netflix o Amazon iban a empezar a producir sus propias series y películas.
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2023: Por un futuro más humano
El 2 de mayo, más de 11000 guionistas dejaron de teclear
Como ya mencionamos antes, la irrupción de las plataformas revolucionó por completo la forma en la que consumimos pelis y series. Las producciones televisivas cada vez son más cortas y los equipos de guion más pequeños. Sumado a esto, el cobro de derechos de autor para los creadores se vuelve farragoso dada la reticencia de los gigantes del streaming a proporcionar datos de audiencia. Esta precarización hace que a la WGA le urja una renegociación de los salarios de los guionistas para proteger las salas de guion y hacer que escribir sea una profesión viable y no un "mero" curro de freelance.
Pero la reivindicación que más titulares ha dado es la de prohibir el uso de la inteligencia artificial. Si bien las IAs podrían servir en un futuro como herramienta para ayudar a los artistas (aunque personalmente lo dudo), en la actualidad lo único que hacen es ofrecer un atajo a las compañías que quieren ahorrarse los salarios de guionistas que ni siquiera hoy en día tienen fácil el llegar a fin de mes. El auge de la IA se presenta como una amenaza propia de la ciencia ficción cuando en realidad no es más que la misma peli de terror que hemos visto cientos de veces: la avaricia de quienes ya lo tienen todo.
Todavía no sabemos cuánto durará esta huelga ni qué cambios ayudará a implementar en la industria; lo que sí sabemos es que si 11000 guionistas dejan de trabajar de la noche a la mañana el mundo del cine se para por completo, si 11000 CEOs deciden no trabajar... ¿cómo le llamamos a lo que hacían antes?
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