Un par de meses después del breve reencuentro de los fans de Euphoria (Sam Levinson, 2019-) con Rue se estrenó el capítulo especial de Jules para, igual que el episodio anterior, poner en boca de su protagonista los conflictos que la han carcomido a lo largo de la primera temporada. Una vez más, la propuesta de la serie es sencilla, efectiva y abre caminos hacia nuevos territorios ¿Qué necesita Jules para ser una mujer? ¿Es tóxica su relación con Rue? ¿De qué forma la moldea su pasado? Durante la sesión de terapia con su nueva psicóloga, Jules habla abiertamente sobre algunos de estos temas y deja ver otros que podrían dar juego más adelante. En este artículo se profundizará en el personaje de Jules y su evolución en la serie hasta ahora, por lo que habrá spoilers.
En todo lo que hemos visto de Euphoria hasta el momento, el segundo capítulo especial, centrado en Jules, es la primera vez que como espectadores no tenemos la sensación de que todo esté contado por la omnisciente Rue. Este cambio de punto de vista es, incluso aplicado a un episodio tan sencillo a nivel formal, rompedor. Lo es porque, aunque la serie no se construye sobre un estricto punto de vista único, Rue ha construido su versión de la historia y ha caracterizado a todas las personas que la rodean para crear a personajes que se ajustan a su visión del mundo. Vamos, como haría cualquiera de nosotros en su lugar. En Los perfectos a m*marla tenemos la oportunidad de ver Euphoria a través de los ojos de una Jules en plena crisis existencial.
Jules se enfrenta a sus pesadillas en este capítulo especial de Euphoria (Fuente: HBO)
Jules por capas
Al apenas empezar la sesión con Jules, esta señala una de las zonas más oscuras de su personalidad: ha construido su feminidad en torno a lo que los hombres quieren. Esta afirmación no golpea duro tanto por hacerlo por sorpresa como por lo profundamente introspectivo y vergonzante para la adolescente. ¿Quién eres realmente si lo que muestras es un avatar? Jules tiene en su relación con la feminidad una herida abierta.
Los problemas de Jules van más allá de “lo trans”. Aunque este sea uno de sus ejes centrales, Hunter Schafer y Sam Levinston han sabido construir un personaje alejado de los lugares comunes de los que podría adolecer la protagonista. Jules habla tras la pantalla del género, la disforia y la sexualidad de algo que es universal y devastador: el miedo a perdernos a nosotros mismos a lo largo de nuestras vidas. La socialización de Jules como una especie de bimbo ha hecho que deje de verse a sí misma en relación a los demás, y actúe únicamente como se espera de ella. Hay mucho en juego cuando tu identidad está en tela de juicio constantemente.
El mar como metáfora de libertad y belleza (Fuente: HBO)
Es aquí donde cobra importancia su relación amorosa. Todas las capas de personalidad, lo performativo e incómodo de Jules, es traspasado por la mirada de Rue. El ser aceptada como es, sin necesidad de interpretar un papel, le da a Jules la oportunidad de examinarse, saberse la mujer que quiere ser y actuar en consecuencia. Parece liberador, pero durante el propio capítulo se dice que a Jules le da miedo ser libre. En una edad en la que todo está por venir, donde tu personalidad está en ebullición y cualquier estímulo puede marcarte de por vida, anclarte a una relación de codependencia es aún más problemático que en condiciones normales.
Expectativas y decepción
La propuesta formal de Los perfectos a m*marla, aunque similar a la de su episodio predecesor, va un poco más allá. La introspección de Jules está ornamentada con flashbacks y representaciones de lo que la atormenta. La estética que adopta se acerca a lo bíblico y religioso, de acuerdo a lo planteado con la propia Jules hacia el final del episodio. Una vez más, el género o su transición son solo una parte (más pequeña cuanto mejor conocemos a Jules) de quien ella ha decidido ser.
Jules se ve obligada a encararse con su realidad. Aunque se esfuerza en negárselo a sí misma, su relación con Rue y la que tiene con su madre no se diferencian tanto. ¿Y si es ahora ella la que no está a la altura de las expectativas? A Jules le reconcome, a pesar de todo, creerse responsable de la recaída de su madre. Lo que pasaría si fuera incapaz de darle a Rue lo que necesita (o lo que cree necesitar) queda bastante claro más adelante
Rue no juzga ni cuestiona la identidad de Jules (Fuente: HBO)
Todo esto enlaza con un aspecto clave tanto del episodio como de la temporada: cómo vive Jules sus relaciones. Quizá por esa tendencia a socializar como se espera de ella, Jules ha abrazado una forma hegemónica del amor romántico, en la que las ideas preconcebidas se comen a la persona. Rue es a la vez redentora y perdición de Jules por suponer un lastre, no tanto como pareja sino como ideal. No todo está perdido, claro. La adolescente nos deja claro que tiene un camino, uno espiritual que le lleva a seguir adelante. Su identidad, lo trans y lo que no, es lo que la lleva a la resiliencia. Si esto será suficiente de cara al futuro o no, habrá que comprobarlo más adelante.
De cara a la segunda temporada
Se acabó. Después de las sesiones de terapia y el frío reencuentro entre las protagonistas de la serie (da igual cuántas veces lo veas, siempre es demoledor), solo queda una espera en crudo hasta la segunda temporada de Euphoria. El posible futuro plantea varias dudas: ¿sirve la disculpa de Jules como trampolín para “ir al grano” a partir de ahora? ¿Volverán Rules a estar juntas? ¿Se enfrentarán a nuevos conflictos ahora que estos se han desgranado?
Por si los ocho capítulos anteriores no hubieran sido suficiente para que conociéramos a Rue y Jules a través de sus actos, ahora no quedan misterios a nivel interno por resolver. Vista la solvencia con la que avanza esta a veces tóxica, a veces entrañable historia de amor, creo que aún podemos esperar grandes cosas de Euphoria.
El reencuentro que todo el mundo esperaba (Fuente: HBO)