La semana pasada despedíamos la primera entrega de La casa del dragón (Ryan Condal y Miguel Sapochnik) con un capítulo final a la altura de una gran temporada. Desde que nos introdujera en el reinado de Viserys Targaryen, la serie no ha hecho más que mejorar y ha demostrado ser una digna sucesora de los mejores tiempos de Juego de Tronos (Weiss y Benioff, 2011-2019). El cuidado al detalle da sus frutos en escenas memorables, en la impecabilidad del apartado visual y sonoro y en unos personajes complejos, coherentes y muy interesantes rematados por grandes interpretaciones.
De entre todas las cosas que La casa del dragón ha hecho bien, la labor de adaptación (siempre tan polémica) es una de ellas. Fuego y Sangre (George R. R. Martin, 2018), recordemos, pretende ser un libro de historia en el que diversos maestres recogen los años de reinado de los dragones, dejando espacio en su relato, eso sí, a rumores, especulaciones o dobles versiones de los eventos. Por su propia naturaleza, no es posible conocer las verdaderas motivaciones, los matices, los malentendidos o los secretos de los protagonistas de los acontecimientos. Y eso es lo que la serie viene a rellenar, enriqueciendo o contradiciendo el “relato oficial” para devolverle a los Targaryen y su entorno la vida que la distancia de la memoria histórica les ha quitado.
Viserys es, quizás, el personaje más favorecido por el cambio de medio y enfoque.
«¿Se me recordará como a un buen rey? ¿Qué dirán de mí los nuevos escritos? No he batallado ni conquistado, ni sufrido una gran derrota. (…) Dudo que fuera una buena canción que cantar en banquetes dentro de 100 años, de 500».
Viserys Targaryen
Es el tipo de rey que pasa desapercibido en los libros de historia y, por tanto, un personaje sin gran interés en Fuego y Sangre. Pero La casa del dragón consigue que nos robe el corazón al retratar su lado más personal. ¡Vienen spoilers!
«Eres débil, Viserys»
Viserys vulnerable entre las espadas del Trono de Hierro
Viserys es presentado como un monarca afable y conciliador, con poca autoridad y menos carisma. No es él, sino su hermano Daemon, quien aparece por primera vez sentado en el Trono de Hierro. Al rey, de hecho, lo veremos poco allí, y siempre incómodo entre esas espadas que lo matan lentamente.
En los últimos minutos del primer episodio Viserys se sienta por fin en el trono para enfrentar a su hermano en una escena durísima. Daemon se ha estado burlando de la muerte del heredero del rey, que solo ha vivido un día. Pero ni con toda la rabia que provoca una traición tan atroz logra el monarca quedar por encima de su hermano. Viserys se ve pequeño y vulnerable en su trono. Sus planos son invadidos por el escorzo de Daemon, gigante en comparación, que mantiene el poderío a pesar de estar en desventaja. Las espadas del Trono de Hierro enmarcan al rey, amenazándolo, mientras él se aferra a la suya como si intentara encontrar ahí su fuerza. E incluso cuando dicta su sentencia, parece esconderse entre sus guardias como un niño tras las piernas de sus padres.
Viserys se esconde tras sus guardias y es pequeño frente a Daemon
«Eres débil, Viserys. Las sanguijuelas del Consejo lo saben y se aprovechan de ti».
Daemon Targaryen
En parte, Daemon tiene razón. Viserys se ha dejado engullir por las presiones de sus consejeros, asumiendo que su gran deber para con el reino es asegurar la sucesión con un hijo varón. La incansable búsqueda de su heredero desemboca en la peor decisión que le veremos tomar: condenar a su mujer a una muerte horrible. Nunca dejará de arrepentirse de haberle fallado a Aemma, y por eso nunca le fallará a su hija Rhaenyra, aunque eso signifique desoír al Consejo, hacer la vista gorda con sus faltas o dividir al reino al nombrarla heredera.
«Yo ocuparé hoy el trono»
La fidelidad y el amor hacia su hija lo llevan a su momento de mayor dignidad en El señor de las mareas (1x08). Rhaenyra carga con la responsabilidad que él puso sobre sus hombros: proteger al reino y velar por la profecía de Aegon, la Canción de hielo y fuego. Pero tiene en su contra al Consejo y a la reina Alicent, que se ocupan del gobierno mientras Viserys se apaga lentamente en su lecho. Así que cuando Rhaenyra le pide ayuda a su moribundo padre, él sabe que debe defenderla hasta su último aliento.
Aun torturado por el dolor, Viserys irrumpe en la audiencia y se sienta —por segunda y última vez en la serie— en el Trono de Hierro para asumir su deber como padre y como rey. En una acción tan ordinaria como cruzar la sala apoyado en un bastón, la puesta en escena y el montaje, ahora sí, nos hablan de un rey mucho más grande, poderoso y valiente que el que vimos en ese primer episodio. El tema musical del rey suena modificado para reflejar a la vez lo decadente y lo épico de los pasos de Viserys, que avanza tan agonizante como decidido ante las miradas atónitas de la corte.
El Trono de Hierro lo acepta y lo acoge por primera vez cuando Viserys, agotado, se deja caer en él con alivio. El propio Daemon lo corona con el respeto y la admiración que siempre le había negado. El rey es reconocido como rey al fin, y son sus valores familiares los que lo encumbran. La voluntad de proteger a Rhaenyra es también la voluntad de proteger al reino: Viserys es el padre de ambos y por eso es un buen rey.
Viserys demuestra que no es un rey débil
La muerte de Viserys
Viserys Targaryen muere en el octavo episodio, pero la temporada sigue siendo suya hasta el final, mientras dura su influencia sobre los movimientos de Alicent y Rhaenyra.
A pesar de que nada disuadiría a Alicent de apoyar la traición de los verdes y coronar a su hijo, sí rechaza la violencia ponzoñosa con la que su padre quiere tomar el reino y trata, en memoria del rey, de proteger la vida de Rhaenyra. Pero la sombra de Viserys pesa especialmente sobre su hija. Él agotó su vida defendiéndola, ella quiere pagar esa deuda escuchando los temores de su padre y tratando su legado (tanto el reino como la profecía) con cautela.
«Viserys me contaba historias de Valyria, las conozco bien. Cuando los dragones volaban a la guerra, todo ardía. No deseo gobernar un reino de cenizas y huesos».
Rhaenyra Targaryen
Rhaenyra intenta evitar la guerra
Sin embargo, el asesinato (accidental, otra mejora de la adaptación) de Lucerys a manos de Aemond acaba con toda esperanza de que la buena voluntad de Viserys y la prudencia de su hija puedan evitar el desastre. Aemond termina de matar al rey (su dragón, más bien, como ya adelantó Viserys: «la idea de que controlamos a los dragones es una ilusión»). La familia se rompe definitivamente, y con ella el reino. Todo lo que Viserys intentó evitar durante años sucede, y así se cierra su etapa y comienza la Danza de Dragones. Que los Antiguos Dioses nos asistan.
¿Dónde puedes verla?
La casa del dragón está disponible en HBO Max.
Dracarys