La maravillosa Sra. Maisel, que ya arrasó en los Premios Emmy de 2018 con su primera temporada y se mantuvo muy digna con las dos siguientes, vuelve a estar nominada este año. Y es que esta joya de Amy Sherman-Palladino se merece todo lo bueno que le pueda pasar.
En el Nueva York de los 50, Midge es el estereotipo de esposa ideal de clase alta que, tras ser engañada y abandonada por su marido, se sube con su tragedia al escenario de un bar y la convierte en un fantástico monólogo cómico. De la mano de Susie, una buscavidas que se ofrece a ser su manager, inicia así una complicada carrera en el masculinizado mundo del stand-up.
Como los monólogos de la época, que perfilaron la comedia moderna, la serie está llena de diálogos rapidísimos y punzantes, de sofisticación, de inteligencia y denuncia, de personajes maltratados y carismáticos. Es difícil no caer rendida a los pies de la encantadora e incansable Midge, pero también lo es no hacer lo propio ante los complejos, divertidísimos y entrañables secundarios. Maravillosamente ambientada, narrada y rodada, la serie abraza el contraste entre la tradición y la modernidad, entre los días de la clase alta y las noches del espectáculo underground, y entre la risa y el llanto. Si aún no la has visto, deja de leer, tienes 34 capítulos magnéticos en Prime Video. Si estás al día, hablemos de la cuarta entrega.
Una cuarta temporada más oscura
Midge y Susie en La maravillosa Sra. Maisel
Tras las excéntricas vacaciones en los Catskills de la segunda temporada y los aires nuevos y triunfales de la gira junto a Shy Baldwin de la tercera, esta entrega se presentó más apagada, con más espacio para el drama. La sutil decadencia responde al momento más bajo, desde el piloto, de Midge y Susie. Cuando parecía que su carrera por fin despegaba, Shy despide a su telonera y las abandona, valga la redundancia, en la pista de despegue. Como ella misma apunta, una vez más un hombre se ha cruzado en su camino y le ha destrozado la vida. Y todo parece volver al principio.
Midge y Susie vuelven a los pequeños locales de micro abierto, a la fatigosa búsqueda de bolos y a hacer malabares con sus deudas y sus escasos ingresos. A estas dificultades se les suma la enfermiza persecución de una periodista, que pisotea la ya dañada reputación de la Sra. Maisel. Pero también la muerte marca y oscurece la temporada, con el fallecimiento de Jackie (en un conmovedor homenaje a Brian Tarantina, el actor que le daba vida), que cala hondo en Susie, y con la amenaza de llevarse también al ex suegro de Midge tras un infarto, lo que pone a toda la familia en jaque.
Pero pese a haber vuelto a la casilla de salida —y al piso que compartía con Joel—, esta no es la primera temporada de La maravillosa Sra. Maisel. Midge, como el resto de personajes, ha cambiado mucho desde entonces. Su frustración la lleva, no a la venganza (como prometía el monólogo que abrió el primer capítulo), sino a tomar las riendas de su carrera.
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Tomar las riendas
«[Las enfermeras] no firman gráficas, no les dan bolis, pero te sostienen cuando lloras. ¿Qué significa eso? ¿Son las mujeres más importantes que Dios? ¿Y si un día descubrimos que siempre hemos estado al mando? Solo que nadie nos avisó».
Midge Maisel
Que Joel la abandonara le supuso a Midge muchos dolores de cabeza, pero también le permitió tomar el mando de su vida. Ahora, el desengaño con Shy le ha dado el empujón que necesitaba para tomar también las riendas de su carrera. Midge ya es consciente de que el mundo del espectáculo no es nada amistoso, y la decepción y la ira le han dado ganas de independencia y de reivindicación. Ya no quiere seguir dando tumbos por la industria y esperar a ver qué oportunidades le llegan. Al margen de lo que opine su manager, Midge busca por encima de todo libertad creativa absoluta.
Y la encuentra en un local ilegal de striptease. Allí puede decir lo que quiera, porque a nadie parece importarle lo que ella haga mientras la sigan mujeres semidesnudas. Al menos, hasta que Midge logra que importe. Con todo en contra, se va haciendo con el control del negocio y consigue mejorar las condiciones laborales de sus compañeras, el servicio y el espectáculo, y sobre todo: hacerse fundamental en él.
Fotograma de La maravillosa Sra. Maisel
No es la única que toma las riendas de su carrera. Susie consigue un despacho y otros artistas a los que representar; su padre, Abe, empieza a escribir en un periódico en el que es feliz a pesar de su anecdótico sueldo; su madre, Rose, se hace fuerte en el negocio de las casamenteras; y Joel, por su parte, mantiene con éxito su nuevo bar y su nueva relación. Por eso, esta también es una temporada de inconformismo, de nuevos proyectos, de valentía y de independencia.
Pero estar al mando implica que puedes equivocarte, fallar. Y desde luego, no debe impedir aceptar consejos o ayuda. Esto no lo aprende Midge hasta el final del último capítulo, contemplando el Carnegie Hall vacío junto al gran Lenny Bruce. Pero lo aprende. Y recuerda su objetivo. Así que no podemos sino esperar a que en la quinta y última temporada la maravillosa Sra. Maisel conserve el control y la determinación que ha ganado en esta, pero se deje ayudar por los que la rodean para tomar mejores decisiones y llevar su voz y su talento más alto que nunca.
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¿Dónde puedes verla?
Las cuatro temporadas de La maravillosa Sra. Maisel están disponibles en Prime Video.