La identidad de los Javis es más que palpable en todo lo que hacen. Su estilo puede gustar más o menos dependiendo de la persona y la ocasión, pero en una época en la que el catálogo de la mayoría de las plataformas puede parecer gris y uniforme, es de agradecer algo de carácter propio. Quizá por esa idea que todos tenemos en la cabeza de en qué consiste una serie de los Javis, a muchos se nos vino a la mente una imagen muy concreta cuando se anunció la sinopsis de La mesías (2023). Una idea que, sin embargo, dista mucho de lo que ha acabado siendo su serie.
El nuevo hit de los Javis es una serie compleja, intrigante y hecha con un excepcional mimo y atención al detalle. No es ningún secreto que haya cosechado una gran cantidad de halagos, pero ahora que la temporada ha entrado en su tramo final, queremos aprovechar para recomendaros que la veáis si aún no le habéis dado una oportunidad. Os contamos los motivos a continuación, sin spoilers.
La mesías: mucho más de lo que imaginas
La mesías comienza cuando Enric, un técnico de cine, se topa con el vídeo musical de un grupo de pop religioso que se hace llamar Stella Maris. El videoclip, que se ha hecho increíblemente viral, despierta los traumas de Enric y le hace embarcarse en un viaje personal, y a nosotros a descubrir su pasado y el de su familia.
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Desde sus primeros minutos, La Mesías nos graba a fuego cuál va a ser el tono de la historia. Puede que aún nos falten piezas por ensamblar para comprender quiénes son los personajes y hacia dónde se dirigen, pero si algo queda claro es que el universo en el que ocurre la serie está muy alejado de aquel tragicómico y disparatado de Paquita Salas (Calvo y Ambrossi, 2016-2019) o del particular delirio glamuroso a lo Big Fish (Tim Burton, 2004) de Veneno (Calvo y Ambrossi, 2020). Los hilos que entretejen la historia de Montserrat y su hijos son oscuros, densos y, aunque en algunos momentos llenos de matices y abiertos a interpretaciones, siempre estremecedores.
Fotograma de La mesías | Imagen de Movistar+
Los personajes de La mesías, desde el reservado Enric hasta la histriónica Montserrat, albergan una gran cantidad de dolor en ellos. La mayor virtud de la serie es la de no juzgar a los personajes que presenta, y plantearlos al espectador con las luces y sombras que merecen. Los Javis han demostrado en sus producciones anteriores tener más que pillado este punto dulce a la hora de desarrollar personajes, pero es en una serie compleja como La mesías donde destaca más esta maestría dentro del guion.
En esta oscura maraña de secretos familiares, aislamiento y fanatismo religioso, casi resulta sorprendente decir que La mesías supone toda una alegría de principio a fin (al menos hasta donde se ha emitido). Las piezas encajan, el ritmo funciona y la historia es más que interesante. Si acaso hubiera que ponerle una pega, destacaría cierta escena donde hay bastante más uso de inteligencia artificial del deseable en una producción de esta magnitud, lo que como crítica ya pone en contexto el nivel de todos los demás apartados de la serie.
Fotograma de La mesías | Imagen de Movistar+
Sobre hechos reales y adaptaciones
No me gustaría dedicarle demasiado espacio a la siguiente cuestión, ya que creo que las virtudes y flaquezas de La mesías hablan por sí solas y en su conjunto hacen de la serie una producción más que disfrutable. Sin embargo, hay algo aquí, en la génesis misma de la serie, que toca ciertos puntos incómodos, rasca sobre la heridas de personas reales y llevan a que la serie se haga tristemente mediática por motivos ajenos a la historia que cuenta o su calidad como relato.
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Es un peligro que se corre al tomar como punto de partida historias de la vida de personas reales, claro. Ya hubo opiniones al respecto en la anterior serie de los Javis, Veneno, y hace no mucho una polémica parecida salpicó a la serie de Netflix El cuerpo en llamas (Laura Sarmiento, 2023). Aunque los Javis se han desmarcado de la comparación más obvia, hay detalles de la historia de La mesías que llevan a pensar en cierto grupo de pop cristiano muy similar al de Stella Maris. Esto no hace peor ni menos disfrutable el visionado de la serie, por supuesto, pero no puedo evitar preguntarme si hay límites dentro de la adaptación de ciertos casos, y si los hay, qué responsabilidad tenemos como creadores y espectadores.
Fotograma de La mesías | Imagen de Movistar+