Bastaría con ver cualquier escena de La noche más larga para saber que estamos ante la nueva apuesta de Netflix pensada a su medida, casi por y para el algoritmo. Victor Sierra y Xosé Moráis, que vienen de crear, entre otras, Néboa (2020) para Televisión Española, dan un salto de presupuesto y ambiciones con este thriller carcelario que quiere recordarle a los suscriptores de Netflix que su plataforma de high concept favorita sigue en pie.
Hace tiempo que Netflix parece actuar con miedo a quedarse atrás, tal vez con una estrategia no tan agresiva e implacable como antes, o tal vez ya alcanzada por sus competidores más directos. En una industria en la que todos se desesperan por dar el siguiente taquillazo —aunque esa palabra haya perdido el sentido—, y en la que los éxitos se solapan y se olvidan con abrumadora facilidad, Netflix lleva meses atravesando dificultades para mantener enganchada a su ya no tan larga lista de suscriptores. Pero en esta compleja e indescifrable estrategia, ¿qué papel juegan Victor Sierra y Xosé Moráis?
El papel de La noche más larga en el camino de Netflix
Creo que dificilmente se entendería este estreno al margen del último gran éxito de la plataforma, que le ha permitido coger una buena bocanada de aire y respirar tranquila: la nueva temporada de Stranger Things (Matt y Ross Duffer, 2016-). Y digo que están estrechamente relacionadas porque La noche más larga parece el producto ideal para agarrarnos del brazo tras acabar el último capítulo de Stranger Things y obligarnos a seguir frente a esa "N" roja, en lugar de cambiar de plataforma en nuestra Smart TV. Un high concept de manual, un cliffhanger tras otro, una cuenta atrás, el tiempo real para vivir y sufrir a la vez que los personajes, invitándonos a tragarnos la serie de maratón, y con tan solo un tenue descanso de 15 segundos entre el final de un episodio y la reproducción automática del siguiente… Por así decirlo, La noche más larga es de primero de Netflix.
Tal vez decir que una serie está hecha por y para el algoritmo sea como desacreditarla, pero nada más lejos de la realidad. Es más, que se haya escrito de esa manera —pensando o no desde el principio en la ventana final de exhibición, cosa que desconozco—, ha hecho de La noche más larga algo tremendamente atractivo e interesante. Un capítulo piloto que, poco a poco, añade ingredientes a la olla express para que nos resulte inevitable querer saber qué va a ocurrir y cómo demonios van a salir de ahí, si es que lo consiguen.
César Mateo, Luis Callejo y Xavier Deive en La noche más larga
Pero una serie escrita por y para la trama corre el gran riesgo de olvidarse de los personajes. No de sus arcos o de su profundidad —cosas que no veo necesarias para que la historia funcione—, sino de su propia lógica, obligándolos a hacer cosas que nunca harían en beneficio de la trama. Y es cierto que secundarios tan carismáticos, y que merecerían protagonizar su propio spin-off, parecen sucumbir ante un mar de giros, a veces más causales y a veces menos, que se atropellan unos a otros para que no dejemos de prestar atención. Una historia trepidante y adictiva, sí, pero que parece no conducir a ningún sitio y que solo huye hacia adelante, subiendo la apuesta hasta que el tremendo armatoste que han creado les estalla en las manos.
Aun así, la serie resulta bastante original, tiene fuerza, engancha y, desde luego, se queda en tu memoria, que es realmente el objetivo de cualquier ficción que podamos reproducir. Eso sí, no me voy sin hablar de la forma en la que, cuando algo se hace por y para Netflix, el autor de la obra desaparece, fundiéndose y cobrando la forma de esa "N" roja, como si esta tuviera vida propia y hubiese grabado la película ella sola. Casi da miedo ver lo que cuesta encontrar entrevistas con Victor Serra y Xosé Moráis, o su camuflada presencia en la promoción de la serie. No, La noche más larga no es “de Netflix", es suya.
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Puedes ver La noche más larga en Netflix.
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