Nora no sabe muy bien qué hacer con su vida; sigue viviendo en su pueblo, teniendo trabajos sueltos y viéndose incapaz de dar con uno que le haga feliz. Todo esto cambia cuando muere su abuelo y decide viajar por la costa del País Vasco para llevar sus cenizas junto a las de su abuela. Hoy se estrena en cines Nora, el segundo largometraje de la directora y guionista Lara Izagirre, y para celebrarlo hablamos con ella y con Ane Pikaza, su protagonista.
Habladnos un poco de vosotras. ¿De dónde nace vuestro interés por contar historias? ¿Cómo empezáis en el cine?
Lara Izagirre: En mi caso te diría que la idea de hacer cine viene principalmente de mi amor por los libros, de la lectura, desde que aprendí a leer… Leía un cuento y luego lo contaba diferente, hacía una versión de cada cosa que había leído. Siempre ha habido en mí una necesidad de contar historias, y eso ya con los años se fue transformando en cosas diferentes. Y al final el cine llegó a mí a través de las películas que ponían en mi pueblo, donde iba con mis amigas, que pagábamos todavía con pesetas. Después hice Comunicación Audiovisual, ahí todavía no tenía claro si iba a ser el cine o la radio. Hasta que ya dije que el cine es lo mío y me empecé a formar un poquito, a especializarme en dirección… A partir de ahí ha sido todo como una rueda y de repente he hecho dos películas.
En las escuelas donde estudié nos tocaba hacerlo todo, así que me acostumbré a escribir y dirigir, que para mí va muy unido. Sí que creo que podría dirigir algo que no estuviese escrito por mí, lo que no creo es que pudiese escribir un buen guion para otra persona. Dentro de mis habilidades estoy en mejor forma dirigiendo que escribiendo, y hay guionistas maravillosas que no tienen necesidad de luego dirigir sus películas; en mi caso sí. Yo consigo que mis guiones sean buenos porque los ruedo.
Ane Pikaza: Yo de pequeña lo que quería era bailar, me encantaba disfrazarme. No tenía en mi entorno a nadie que hiciera teatro o artes escénicas… Vengo de una familia de médicos e ingenieros. Empecé Arquitectura, hice un año y lo dejé, y me metí en Bellas Artes de Teatro. A partir de ahí fui adentrándome cada vez más en el mundo de las artes escénicas, escenografía, cartelería de teatro… He ido navegando en ese universo. Creo que siempre he estado en la parte creativa de los proyectos desde puntos de vista distintos: he creado historias, no las he escrito. En este caso Lara me tendió la mano para revisar con ella parte del guion, que ya estaba escrito, y trabajamos sobre una idea para reformular cómo podía darse una mejora al personaje, una nueva mirada.
El actor siempre aporta al personaje y la historia. ¿Lo hablasteis mucho?
Ane: ¡Lo hablamos muchísimo!
Lara: El casting para Nora se realizó un año antes del rodaje, y las dos vivimos en Bilbao, por lo que aprovechamos el tiempo que teníamos y la cercanía para tener todas estas conversaciones. Yo le iba contando qué transformaciones tenía el guion, Ane me decía cómo se sentía frente a esos cambios…
Ane: Llegando a acuerdos todo el rato, al final era ver qué podía aportar yo a los cambios que hacía Lara, y muchas veces el confrontar ideas sirve para reforzarlas. Eso es un proceso creativo, todo va mutando y asumes la mutación. La pregunta era, ¿cómo podemos hacerlo mejor?
Lara: Y Ane estuvo en el casting de los demás actores, creo que eso fue importante. No era elegir y ver qué pasa; fue ver si tenían química, y si no la había, no la íbamos a inventar después. Son cosas que van más allá.
Ane: Era más fácil teniendo en cuenta que yo ya estaba dentro del proyecto, se veía más fácil el casting de los otros actores. No estaban todas las piezas oscilando; Lara ya había decidido que yo iba a hacer ese personaje, así que todo lo demás era ver cómo se generaba ese mundo.
Fotograma de Nora
¿Fue siempre la idea original hacer una roadtrip, o cambiaron cosas a lo largo del proceso de escritura? ¿Es el germen de la idea?
Lara: Hay tres cosas que no cambiaron de la idea principal: había una roadtrip en el primer guion e iba a haberlo siempre, por el País Vasco y con ese cruce de frontera. Había un personaje femenino potente que se llamaba Ane, que se convirtió en Nora. Y había, desde el inicio, esa relación con el abuelo. Y todo lo demás ha cambiado. Quitando esas tres cosas, todo lo demás está, pero diferente.
Ane: La esencia está; el primer cambio de guion fue muy gordo, y dentro de ese cambio se mantuvieron muchas cosas. Luego está el rodaje, que es cuando ocurren o no ocurren ciertas cosas. Y luego ya el montaje, que es como el otro proceso creativo más importante. De repente es como que cada uno de esos momentos hace que la idea vaya mutando. Yo no he participado en ese último proceso y cuando vi la película fue como “‘¡Wow!”. Te muestra otro punto de vista de esa misma realidad creativa.
Héctor Alterio y Lara Izagirre en el rodaje de Nora
Siempre se dice que el guion no termina hasta que no se termina de editar la película.
Lara: Yo diría que en mis películas eso es una verdad al quinientos mil por cien. Es una barbaridad. Hay otros guionistas que puedes leer el guion y seguirlo con la peli, pero en mi caso no. ¡El final de Nora me lo inventé en montaje! Pero creo que gracias a esa forma de rodar y a esa libertad ocurren cosas que son muy valiosas.
Tanto en Nora como en Un otoño sin Berlín, tu debut, seguimos la historia con muchos silencios y espacios para que respire. ¿Decides eso desde el principio como una cualidad tuya, o es que simplemente no sabes hacerlo de otra manera; es decir, es tu manera personal de hacerlo?
Lara: Básicamente, no sé hacerlo de otra manera. Va relacionado con mi tempo vital, y también con el de Ibai, el montador. Somos dos personas muy tranquilas, no en todos los sentidos, pero sí a la hora de entender las secuencias, que lo hacemos desde eso que compartimos. Probablemente ese tempo es honesto con nosotros.
Ane: Yo creo que hay algo que es decidido. Hay cosas de las que habéis huido, como una risa asegurada, un paisaje espectacular… Hay cosas que, teniéndolas, las habéis descartado… Y ahí hay una especie de intención. No es solo cómo lo sabes hacer… Hay una intención.
Lara: Sí, es una intención. Hay una elección. En montaje todo lo es, e Ibai siempre me dice que lo tengo clarísimo. La sensación es que no estoy eligiendo, porque lo tengo claro y él lo asume. No tenemos que decidir, lo vemos y decimos: “esto no”. Tenemos muy claro dónde se coloca la peli a nivel de comedia y dónde no. Y es fácil, porque sabemos qué nos funciona y dónde está el límite. En la película hay cosas que son como regalos; la escena del manguerazo es un regalo que Ibai y yo no haríamos así, porque hay tres manguerazos… Nosotros diríamos: “un manguerazo…” Pero es la película para que haya tres. El espectador y la espectadora lo merecen. Sabemos dónde está nuestro punto de estar a gusto, pero entendemos que dependiendo del momento no es eso lo más importante… Vamos a dejar que la gente se alivie con Nora en ese momento. Y es que nosotros somos los primeros espectadores, y si viéndolo hay risa, es que la hay. Lo mismo si no hay lagrimita. Las primeras reacciones nos pasan a nosotros.
Fotograma de Nora
No he podido evitar sentirme identificada con Nora y con ser una persona de 30 años buscando su lugar en el mundo. Solemos escribir de lo que sabemos… ¿Está inspirado el personaje en alguien de tu vida? Y Ane, ¿te basaste en alguien para el papel?
Lara: Yo me estoy dando cuenta de que sigo siendo Nora. Pensaba que Nora era Lara del pasado, pero no, estoy en pleno redescubrimiento. Soy una Nora constante.
Ane: Yo tuve mi súper momento Nora cuando dejé Arquitectura y empecé Bellas Artes. Tuve una conversación en el salón de mi casa con mi aita y mi ama, como Nora, y les dije que dejaba la carrera para embarcarme en las bellas artes… Y creo que luego lo hemos tenido todos, especialmente este año de pandemia. Inevitablemente, cada una de las personas que vean Nora han pasado por ese parar, analizar y preguntarse “¿estoy donde quiero estar? ¿Qué tengo y qué no tengo?”.
Fotograma de Nora
Ya que hablamos de familias, Lara, tienes un don especial para retratar familias reales. Son siempre estas, (o su extensión en amistades/parejas) el centro de tus historias. ¿Es un tema que te interesa especialmente?
Lara: Sí, soy muy familiar, y como todas, mi familia está llena de personajes maravillosos. A través de las películas me reconcilio con ciertas cosas. Me propongo solucionar un problema real a través de una película. Es brutal, porque pienso “he nacido de estas dos personas, o he sido adoptada…” Y no somos conscientes de lo que nos afecta. También he descubierto, y cómo no me daba cuenta, que eso de repetir patrones de tus padres es muy fuerte... Las familias son diversas, ¿quién tiene una normal?
AP: Es difícil. Las familias o personas allegadas en películas, como en Nora, ayudan a reflejar muy bien lo que es el propio personaje. Mostrar a la familia y qué mirada tienen ellos de ese personaje hace que la definan mejor. Si no, la percepción tiene que ser absoluta del público. Así, la familia da mucha información de por dónde respira.
En tu anterior película la protagonista vuelve a casa y se reencuentra con su pasado. Nora, sin embargo, parece que solo quiere despedirse de él y encontrar algo nuevo. ¿Qué perspectiva te gustó o te costó más escribir?
Lara: Cuando escribí Un otoño sin Berlín era mi momento de volver. Ahí volvía a mi pueblo después de muchos años viviendo fuera y tenía que escribir un regreso. Ahora llevo ya años en el País Vasco y estoy en el momento de huída natural, como Nora. Las películas han ido con mis momentos vitales. Por eso escribir ahora un regreso no tiene ningún sentido, porque ocurrió cuando hice Un otoño sin Berlín. La huida, sin embargo, tiene mucho sentido, porque llevo tiempo afincada en un sitio, y después de haber estado cambiando siempre de sitio, tengo que o aprender a vivir aquí o hacer un Nora. Yo creo que mis películas responden a mis momentos vitales. Por ejemplo, no sé qué será, pero mi tercera película es gente que es libre en Bilbao, que es algo diferente. Son tres mujeres, una familia de abuela, madre e hija que comparten piso, pero que son libres y que no necesitan huir. Creo que es un poco como la trilogía. Va conmigo, con lo que me esté pasando.
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Fotograma de Nora
Cuestionario MILANA: ¿Cuál sería la película/serie…
… que verías por enésima vez?
Lara: Lost in Translation (Sofia Coppola, 2003).
Ane: Years & Years (Russel T Davies, 2019) y Dirty Dancing (Emile Ardolino, 1987).
… para ver de resaca?
Lara: Damas de Hierro (Pamela Tola, 2020).
Ane: This Is Us (Dan Fogelman, 2016—).
… para ver cuando estás buscándote a ti mismo?
Lara: Nora.
Ane: Nora.
¿Dónde puedes ver estas películas?
Puedes ver Nora en cines desde hoy, y puedes ver Un otoño sin Berlín en Netflix.