El cine va más allá de la ficción, y los documentales dan buena cuenta de ello. Destilando la realidad con el filtro de la narrativa, ordenan relatos que plasman el pasado y nos permiten explorar las aristas de lo sucedido. El falso documental o mockumentary imita deliberadamente el cine documental y utiliza sus herramientas para desdibujar la línea entre realidad y ficción, comúnmente para ensalzar elementos de terror y comedia.
En 1938, Orson Welles realizó su famosa dramatización radiofónica de La guerra de los Mundos de H.G. Wells, causando pánico entre varios de sus oyentes al pensar que se trataba de un informativo real. Este fenómeno sentó las bases de lo que posteriormente sería el falso documental, y se ha repetido más veces de las que nos gustaría admitir. Por eso, hoy te traemos 5 mockumentaries que parecieron reales.
El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999)
Uno de los metrajes encontrados más famosos del cine, y combustible de pesadillas para los niños de los 90. En él, unos estudiantes de cine realizan un documental a modo de tesis sobre la leyenda de una bruja a la que se atribuyen varios sucesos paranormales.
El equipo tomó varias precauciones durante la producción de las películas: se utilizaron actores desconocidos que mantuvieron sus nombres reales, el guion fue lo más flexible posible para dar pie a la improvisación, se les asustaba constantemente durante el rodaje y se confirmó la muerte de los actores antes del estreno. ¿El resultado? Espectadores aterrorizados pensando que estaban viendo un metraje encontrado real, padres de los actores recibiendo cartas de pésame y un pequeño pueblo atestado de turistas molestos que buscaban a la bruja de Blair.
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Holocausto caníbal (Ruggero Deodato, 1980)
Estructurada también en forma de metraje encontrado, es la primera película de la historia en utilizar este recurso. Potente crítica a la crueldad de las sociedades contemporáneas. Está rodeada de controversia por sus escenas gore y, sobre todo, por el uso de animales reales para ser asesinados durante el rodaje, lo que llevó a mucha gente a pensar que el resto de las grabaciones también lo eran.
En la película, un grupo de jóvenes viaja a la selva amazónica colombiana para realizar un documental sobre las tribus caníbales de la zona. Los jóvenes jamás vuelven a casa, y el antropólogo al que mandan en su busca encuentra las cintas que contienen sus últimos días de vida. Mientras la cadena insiste en publicar el metraje para honrar su muerte, el antropólogo descubre revelaciones inesperadas en las grabaciones.
La cuarta fase (Olatunde Osunsanmi, 2009)
Podría parecer que en 2009 sería más difícil caer en engaños de falsos documentales que se hacen pasar por eventos reales, pero una estrategia de márketing apabullante y varias fake news publicadas por periódicos de Alaska volvieron a hacer magia.
La película abre con los actores afirmando que asistimos a una dramatización de hechos reales. En ella seguimos a una psicóloga afincada en Nome, Alaska, donde ha habido una gran cantidad de desapariciones. Tiene por costumbre grabar las sesiones con sus pacientes, que padecen de problemas para dormir. Pronto se descubre que estos problemas están relacionados con visitantes de otro planeta. Las dramatizaciones se contrarrestan con clips de las sesiones de terapia “reales”, aumentando considerablemente la paranoia colectiva.
I'm still here (Casey Affleck, 2010)
Si naciste antes de los 2000, probablemente recuerdes una época bastante surrealista en la que Joaquin Phoenix, tras el estreno de Two Lovers (James Gray, 2008), anunciaba que se retiraba de la actuación y se iba a entregar a su verdadera pasión: ser cantante de hiphop. Apariciones hurañas y escasas en los medios, un cambio físico drástico, consumo de drogas y publicación de imágenes íntimas nos confirmaron que al actor se le había ido la olla.
Tiempo después se estrenó este documental, en el que se mostraba la transición de la actuación a la industria musical por parte del actor. Más tarde, tanto Casey Affleck como Joaquin Phoenix reconocieron que se trataba de una obra de ficción hecha para explorar la relación entre los artistas, los medios de comunicación y la audiencia.
Operación Luna (William Karel, 2002)
¿Te suena eso de que la misión del Apolo 11 fue una farsa y que el hombre jamás ha pisado la luna? Si es así, seguro que también has escuchado que se grabó en un plató de Hollywood y que Stanley Kubrick dirigió el rodaje al estilo 2001, odisea en el espacio (1967). Quizá incluso creas en la conspiración. Pues siento decirte que todo esto es la trama de un falso documental hecho por las risas y estrenado el Día de los Inocentes.
La película cuenta con entrevistas a responsables del Gobierno, el entonces director de la CIA, astronautas y la mujer del fallecido Stanley Kubrick; con clips sacados de contexto. Su emisión en el canal ARTE, centrado en documentales, contribuyó bastante a extender el mito.
Que interesante.