Hace ya casi un mes desde que Netflix comenzara a cambiar el streaming tal y como lo conocemos. Sí, claro que hablo de su ultimísima y polémica medida: solo las personas dentro de un mismo hogar pueden compartir una misma cuenta de la plataforma.
Las consecuencias de esta decisión aún están por revelarse. Los datos de suscriptores a la plataforma son, si cabe, más opacos y susceptibles de recelo que los de sus visionados, y la maniobra del gigante del streaming ha sido bastante menos inmediata de lo que se anunció en un principio. Sin embargo, ya ha pasado suficiente tiempo como para reflexionar con algo de distancia sobre cómo Netflix ha provocado un cambio en el marco de cómo percibimos este tipo de servicios, haciendo aflorar algunas preocupaciones entre sus potenciales clientes.
Aunque aún es pronto para hacer un exhaustivo análisis de mercado de las consecuencias de que Netflix guillotinara las cuentas compartidas, creemos que la distancia de estas semanas facilita imaginar hacia dónde podría dirigirse el streaming a partir de ahora, o por lo menos intentar formular las preguntas adecuadas.
Las relaciones públicas y el fin de las cuentas compartidas
Fotograma de Sense8
Poco nuevo se puede decir sobre este tema: el gigante del streaming que inició la revolución del contenido a nivel global tomó hace unas semanas la decisión más polémica de su historia desde que cancelara su celebérrima Sense8 (Lana y Lily Wachowski, Michael Straczynski, 2015-2018). El fin de las cuentas compartidas, sumado a su gusto por cancelar series que no fueran un éxito inmediato, provocó en el público de la plataforma un rechazo bastante fácil de entender.
Y es que, ¿cómo lidia un gigante multimillonario con una decisión así? La respuesta se antoja bastante evidente: barriendo bajo la alfombra, vendiendo esta decisión como la más lógica y pasando a lo siguiente. Aunque no es difícil imaginar un futuro en el que Netflix salga completamente indemne del cambio de sus políticas, creo que es importante señalar que desde su expansión, la plataforma se anunció a sí misma como una herramienta de acceso a contenido con la capacidad de ser compartida entre distintas personas.
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¿Qué opciones le quedan a Netflix para sacudirse rápido de encima esta mala fama que empieza a precederle? La plataforma nunca ha destacado por “contenidos gourmet”, como sí que lo ha hecho su competidora HBO Max (a la que también se le podrían señalar unas cuantas decisiones más que cuestionables), ni cuenta con un catálogo de clásicos extenso. La manía de Netflix por encontrar su “próximo Star Wars”, o el éxito que suceda a su estelar Stranger Things (Hermanos Duffer, 2016-) la han llevado a acumular más franquicias y series nuevas de las que podemos imaginar. ¿Pero será suficiente una producción incesante de nuevos aspirantes a éxito para mantener viva una base sólida de suscriptores?
El nuevo paradigma del streaming
Imagen promocional de Ultrasecretos, una de las cancelaciones más recientes (y dolorosas) de Netflix
Como decíamos al principio, es aún pronto para llevarse las manos a la cabeza y anunciar a viva voz que las plataformas de streaming no han resultado ser la revolución que creíamos. Aún hay mucho que analizar en el comportamiento futuro del resto de plataformas, que afortunadamente aún ofrecen servicios a precios asequibles y con posibilidad de compartir cuentas.
Sin embargo, cabe preguntarse si el camino tomado recientemente por Netflix va a significar un cambio de rumbo solo en su historia o si por el contrario veremos al resto de plataformas tomar esta dirección en el futuro. No creo que el concepto de “burbuja del streaming” le sea ajeno a nadie a estas alturas —hay quien afirma que ya ha explotado—, y si por algo se ha caracterizado Netflix a nivel de mercado ha sido por liderar el avance de las plataformas de streaming. Visto así, el temor a que las hermanas pequeñas de la N gigante sigan sus pasos parece más que justificado.
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Afortunadamente, las decisiones de Netflix han sido lo suficientemente polémicas como para que —de momento— el resto de plataformas se mantengan alejadas. Netflix ha tomado una decisión conservadora después de ser la punta de lanza del streaming global, pero eso no significa que el resto de opciones, que no son pocas, vayan a bailar a su son ciegamente. Entre esto, y el goteo casi constante de nuevas opciones de streaming, creo que aún le quedan varios años de buena salud a este tipo de servicios.
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