Ha vuelto la fiesta del cine y algunos de los estrenos más esperados de la temporada han aprovechado para hacer su carta de presentación frente a una sala llena de gente. Uno de estos estrenos es Objetos (Jorge Dorado, 2022), que el pasado 30 de septiembre nos trajo la historia de Mario, un funcionario de una oficina de objetos perdidos que se encuentra con un misterioso maletín.
Funcionario de objetos perdidos es una profesión difícil de ubicar en el cine, pero el jazz suave que suena de fondo en la radio mientras Mario hace su rutinario trabajo te da una pista de lo que va a pasar. Como norma, si estás en el cine y escuchas jazz solo puede significar dos cosas: o que va a aparecer Woody Allen haciendo bromas autoridiculizantes o, como en el caso de Objetos, estás ante una pieza de film noir.
Se habla mucho de géneros muertos cuando algún director de renombre trata de hincarle el diente a un western o a un musical. No es el caso del cine negro, que sigue atrayendo miradas muchas décadas después de su nacimiento.
Del noir al thriller moderno
El protagonista de Objetos es un funcionario que no se toma ni una sola pausa para el café
La Segunda Guerra Mundial en EE. UU. no tuvo las consecuencias devastadoras que sufrió el viejo continente, pero sus años posteriores sí trajeron una crisis de valores a la sociedad norteamericana. Inspirado por la estética del expresionismo alemán que llevaron los cineastas europeos que cruzaron el charco, el cine negro pone de manifiesto las luces y las sombras de una sociedad en decadencia, con protagonistas moralmente ambiguos destapando la podredumbre que los rodea. La empatía que genera el clásico detective noir es la de ser el tuerto en un mundo ciego ante la corrupción.
Por supuesto, el género ha evolucionado de forma distinta según el lugar del mapa en el que nos hallemos. Pero una cosa sigue constante, el cine negro vuelve siempre que hay una sociedad en crisis. Desde el nordic noir hasta el thriller español, que vivió su propio baby boom tras la crisis de 2008, los cinéfilos tenemos que agradecerle al capitalismo su empeño por colapsar cada vez más frecuentemente.
Ι Leer más: 5 claves del thriller español
Objetos continúa esta tradición y, lo quiera o no, es descendiente directo de los tumultuosos años que nos ha tocado vivir. Sin embargo, queda muy lejos del investigador con sombrero tipo fedora y la revelación final al estilo Poirot. Estamos ante una historia que, siendo un thriller, toma elementos del cine de acción y moderniza el arquetipo misógino de la femme fatale.
Pelazo y fachaleco es el nuevo sombrero y gabardina del cine negro
Aún así, Objetos se mantiene fiel a uno de los puntos mencionados anteriormente. El personaje de Mario, plagado de grises, es el único capaz de ver la oscuridad que le rodea. El espectador enseguida es capaz de averiguar por qué el personaje se involucra en la trama; Mario no es policía, tampoco un detective privado, puede echarse atrás y seguir con su vida en cualquier momento, pero no lo hace y a nadie en la sala le parece inverosímil. La cuestión dramática solo funciona si el personaje de Álvaro Morte es el protagonista.
El thriller y el género policiaco ya han demostrado ser un valor seguro en el panorama televisivo, y tal vez su éxito llegue a las salas para darle un empujón a la industria del cine en época de vacas flacas. Por aquí estamos seguros de que Objetos es el primero de muchos misterios que harán revivir el thriller español, porque no hay sueño eterno del que el noir no despierte.
Ι Leer más: Entrevista | Fran Araújo, 'Apagón': "Veo a personajes luchando en todos los capítulos"
Muy bueno. 😊